viernes, 12 de agosto de 2016

Viernes: CÓMO BUSCAR A DIOS (Lucas 12.29-34)

CÓMO BUSCAR A DIOS

Lucas 12.29-34
29 Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud.
30 Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas.
31 Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas.
32 No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.
33 Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye.
34 Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

Buscar a Dios por medio de su Hijo Jesucristo debe ser nuestro principal objetivo. Eso requiere una actitud de entrega, diligencia, perseverancia, confianza y humildad. Para buscar al Señor, ¿qué acciones podemos tomar?

Primero, tenemos que estudiar la Biblia. El examen metódico y constante de ella hará crecer nuestra fe y nos dará lo que necesitamos para vivir en santidad (" Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia,", 2 P 1.3). Luego, debemos mantener una vida de oración. Orar consiste en tener una conversación con Dios que incluye tanto hablar como escuchar. Tercero, debemos meditar, lo cual implica pensar en lo que leímos en la Palabra. Esto significa asimilar cada pasaje de la Biblia, versículo por versículo, y preguntar al Señor qué significa. Mediante la dirección del Espíritu Santo llegaremos a comprender cómo aplicar su enseñanza a nuestra vida. Este proceso nos ayuda a absorber sus verdades para guiarnos por ellas.

A medida que asimilamos los principios bíblicos, adquirimos sabiduría. Se nos hace más fácil identificar donde está trabajando el Señor, evaluar nuestras circunstancias a la luz de su naturaleza y su plan, y saber cuándo actuar. Al escuchar los mensajes basados en la Palabra de Dios, crecemos en el Señor. Escuchar implica actuar, en respuesta a lo escuchado, sin desviar nuestra atención. Por último, debemos observar cómo está Dios obrando en la vida de otras personas, lo que sirve también como estímulo para nosotros.

Dios promete recompensar nuestra búsqueda de Él. Algunas veces seremos bendecidos con un mayor entendimiento espiritual, y otras con un gozo inexplicable. Pero lo mejor de todo es que buscar al Señor de corazón siempre nos permitirá encontrarlo ("y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.", Jer 29.13).

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Ps. C. Stanley

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