lunes, 15 de agosto de 2016

Lunes: EL DESARROLLÓ DE LA PACIENCIA (Colosenses 3.12-14)

EL DESARROLLÓ DE LA PACIENCIA

Colosenses 3.12-14
12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia;
13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.
14 Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.

En un día cualquiera, podemos encontrar personas y situaciones frustrantes, como un conductor lento, un niño revoltoso, o un compañero de trabajo poco colaborador. Podemos sentir la tentación de estallar de ira, pero Dios quiere que mantengamos la calma y seamos pacientes con todos ("También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos.", 1 Ts 5.14). Y de hecho, existe un buen número de razones por las cuales debemos ser pacientes:

Nuestro llamamiento. Aunque una vez estuvimos alejados del Señor, hemos sido hechos parte de su familia por medio de la sangre de Cristo. Como hijos de Dios, estamos llamados a tener una vida digna de Él, caracterizada por humildad, mansedumbre y paciencia (Ef 4.1-3).
Ef 4.1-3
1 Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,
2 con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor,
3 solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz;

La enseñanza de la Biblia. Ella nos dice que seamos tolerantes unos con otros, que llevemos mutuamente nuestras cargas y que respondamos con benignidad (Gá 6.1, 2).
Gá 6.1, 2
1 Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.
2 Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.

El ejemplo de Cristo. Él demostró paciencia ante las acciones de Pedro, las exigencias de las multitudes y las falsas acusaciones de los líderes.

Las buenas relaciones. Nuestra impaciencia puede herir a otros y bloquear el diálogo. Responder con calma da lugar a que la otra persona confiese su falta, explique su actitud y haga cambios.

La aprobación de Dios. Debemos tener presente que cuando soportamos calladamente nuestro sufrimiento, ganamos la benevolencia del Señor ("Pues ¿qué gloria es, si pecando sois abofeteados, y lo soportáis? Mas si haciendo lo bueno sufrís, y lo soportáis, esto ciertamente es aprobado delante de Dios.", 1 P 2.20).

El Espíritu Santo nos está conformando a la imagen de Cristo. Si cooperamos con Él, desarrollará en nosotros la paciencia cuando esperemos o seamos provocados. Una actitud calmada en tiempos de adversidad puede ser un testimonio poderoso de la obra transformadora de Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario