CUANDO DIOS PERMITE QUE SUS HIJOS SE FRUSTREN
Isaías 14.27
27 Porque Jehová de los ejércitos lo ha determinado, ¿y quién lo impedirá? Y su mano extendida, ¿quién la hará retroceder?
Puede parecerle extraño, pero ciertos períodos de frustración pueden ser emocionantes. Cuando siento cierto desasosiego seguido de insatisfacción, cuya causa no puede ser identificado, sabemos que Dios quiere captar nuestra atención. Las experiencias del pasado nos dicen que una vez que haga lo que Él desea, nuestra frustración cesará y podremos estar en armonía con su plan para nuestra vida.
La frustración es considerada un sentimiento negativo. Sin embargo, cuando Dios nos inquieta, su propósito siempre es bueno. A veces, Él utiliza nuestra sensación de insatisfacción, así como nuestros obstáculos espirituales y físicos, para darnos nuevas percepciones. Por ejemplo, como cuando despertamos un domingo por la mañana sintiéndonos muy inquietos; sin poder hacer nada, ni siquiera relajarnos y no saber el porqué. Entonces nos ponemos a orar y le pedimos al Señor que nos revele su voluntad puestos de rodillas para pronto descubrir que los planes que hemos hecho por un tiempo no eran sus planes. Si hubiera ignorado ese sentimiento habríamos perdido el llamamiento que realmente Dios tenía para ti.
En un mundo de tanto ajetreo, nos resulta fácil no hacerle caso al desasosiego. Pero la frustración que Dios nos manda tiene el propósito de captar nuestra atención. Él quiere que le preguntemos: “¿Qué me estás diciendo, Señor?”, y también: “¿Quieres que haga o piense algo diferente?” Tan pronto como expresemos nuestra disposición a enfrentar cualquier cosa que el Señor nos traiga a la mente, Él comenzará a revelarnos lo que necesitamos hacer.