LA REALIDAD DEL AMOR DE DIOS
2 Corintios 11.23-33
23 ¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles más; en peligros de muerte muchas veces.
24 De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno.
25 Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar;
26 en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos;
27 en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez;
28 y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias.
29 ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no me indigno?
30 Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad.
31 El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien es bendito por los siglos, sabe que no miento.
32 En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme;
33 y fui descolgado del muro en un canasto por una ventana, y escapé de sus manos.
¿Hay Algo que le impide tener la seguridad de que Dios le ama? Quizás ha concluido que algún pecado de su pasado está bloqueando el amor de Dios. En ese caso, piense en Pablo. Él persiguió violentamente a los cristianos antes de convertirse al Señor. Si tal hombre sabía que Dios le amaba, ¿le ayudará eso a entender que el Señor le ama también a usted?
No importa cuáles hayan sido sus experiencias, Pablo probablemente encontró algo con lo cual usted puede identificarse. Por eso, se mantuvo anunciando su mensaje de esperanza: Dios nos ama y envió a su Hijo a morir en la cruz por nuestros pecados.
Tal vez se pregunte cómo puede un Dios amoroso permitir que usted sea víctima de heridas o abusos. O, posiblemente, que permita que se sienta solo y que nadie le quiera. Pablo soportó golpizas y cárceles por predicar el evangelio, sus amigos lo abandonaron y hasta sufrió naufragios. Pero si él fue capaz de tener fe en que Dios le amaba, ¿no cree que Dios le ame a usted, también?
Si su situación es injusta, dolorosa o humillante, el hecho de que haya sucedido no significa que Dios ha dejado de amarle. A veces, enfrentamos dificultades porque Él está moldeándonos a su imagen. Otras veces, los sufrimientos instigados por Satanás son permitidos por la voluntad permisiva de Dios. En cualquier caso, Dios está actuando para que todo sea para nuestro bien, conforme a su propósito particular para cada creyente ("Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.", Ro 8.28).
La clave para la aceptación del amor divino es enfocarse en Dios y no en las circunstancias. Si usted está aprendiendo, hablando y compartiendo su vida con Él, las dudas y el temor serán sustituidos por la fe y la confianza.
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Ps. C. Stanley
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