lunes, 31 de agosto de 2015

Lunes: Cosas que no pueden ser sacudidas (Hebreos 12.25-29)

Cosas que no pueden ser sacudidas

25 Mirad que no desechéis al que habla. Porque si no escaparon aquellos que desecharon al que los amonestaba en la tierra, mucho menos nosotros, si desecháremos al que amonesta desde los cielos. 
26 La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo.
27 Y esta frase: Aún una vez, indica la remoción de las cosas movibles, como cosas hechas, para que queden las inconmovibles. 
28 Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia; 
29 porque nuestro Dios es fuego consumidor.

Lunes 31 de agosto de 2015
Las noticias de televisión están, con frecuencia, llenas de entrevistas  e imágenes de personas que han sufrido una tragedia inimaginable. Un día nos muestran a los sobrevivientes de un tornado cuyas viviendas fueron destruidas. Otro día, podemos ver inundaciones impresionantes que barren a una comunidad. De vez en cuando, podemos, incluso, ver casas que son tragadas por completo por un terrible terremoto. Las expresiones en los rostros de quienes han sufrido pérdidas pueden ser angustiantes.
Pérdidas como éstas siempre llaman nuestra atención hacia la fragilidad de las cosas que más apreciamos, como nuestros hogares, nuestras familias y nuestros trabajos.
Pero, en un mundo que parece muchas veces estar sacudiéndose y desmoronándose, los creyentes en Jesucristo tenemos el privilegio de anunciar que existe algo estable, algo que es completamente seguro. Hay una roca sobre la que podemos mantenernos, y que no puede ser sacudida. Ese fundamento inconmovible es, por supuesto, el Dios todopoderoso.
El Señor nos da también otras verdades seguras. Podemos confiar en que la Sagrada Escritura es su verdad inmutable y relevante para todos los tiempos. Podemos depender para siempre de una relación eterna con Él por medio de su Hijo. Y podemos tener la seguridad de que quienes ponen su fe en Jesucristo les espera un hogar eterno en el cielo. Podemos tener estabilidad, aun en este mundo inestable.
¿Tiene usted alguien en su vida que necesita conocer esta buena noticia —alguien desesperado? No espere; dígale esta buena noticia hoy mismo.


viernes, 28 de agosto de 2015

Viernes: Concepto correcto del arrepentimiento (Hechos 2.37-39)

Concepto correcto del arrepentimiento

37 Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? 
38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo. 
39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare.

Viernes 28 de agosto de 2015
Al predicar la verdad sobre Jesucristo en Hechos 2, Pedro dejó a miles de oyentes haciéndose la misma pregunta: “¿Qué haremos ahora?”
La respuesta del apóstol es sencilla: “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados” (v. 38). Como resultado, 3.000 personas fueron añadidas a la nueva iglesia ese día (v. 41).
¿Es este el mensaje de la mayoría de las iglesias de hoy en día? ¿Parece extraño que Pedro dijera “arrepentíos” en vez de “creed”? En realidad, la Biblia utiliza a menudo estos conceptos de manera semejante. Es que el arrepentimiento y la fe son dos caras de la misma moneda: ambos son esenciales para la salvación, y cada uno depende del otro.
En efecto, en términos de la salvación, no se pueden separar la fe y el arrepentimiento. Para ser salvo, usted debe poner su fe en Cristo para el perdón de los pecados. Esa decisión de fe requiere arrepentirse de su manera de vivir. Ambas cosas suceden simultáneamente.
Sin embargo, muchas personas creen erróneamente que deben cambiar antes de poder entregar su vida a Cristo. El arrepentimiento no significa que debamos cambiar y “limpiarnos” para poder recibir a Cristo como Señor. La verdad es que no debiera haber ninguna demora o separación entre el momento del arrepentimiento y la fe.
Si usted está posponiendo una decisión por Cristo hasta que crea que está “listo”, o que es “digno”, está esperando en vano. Jesús está listo para recibirle ahora mismo. ¡Amén!

jueves, 27 de agosto de 2015

Jueves: Bloqueadores del éxito (Isaías 41.10, 11)

Bloqueadores del éxito

10 No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia. 
11 He aquí que todos los que se enojan contra ti serán avergonzados y confundidos; serán como nada y perecerán los que contienden contigo.

Jueves 27 de agosto de 2015
Ayer vimos que Dios desea que alcancemos las metas que Él tiene para nuestra vida. Pero tenemos también un enemigo, a quien le encantaría impedir nuestro bien.
La Biblia identifica factores que pueden impedir el éxito, entre los que están el temor, la duda, las excusas, la indecisión y la negligencia. Si sabemos cuáles son los obstáculos, resultará más fácil vencerlos.
• Primero, cuando tenemos temor, ya sea de fracasar, de ser criticados o rechazados, o de alguna otra cosa, nuestro punto de atención cambia de Jesús a lo que queremos evitar. Ese temor puede convertirse en una atadura. El antídoto es volver a enfocarnos en el Señor. 
• Segundo, la duda es la falta de seguridad de que Dios nos ayudará a vencer. Las derrotas del pasado, las influencias negativas y la ignorancia acerca de su Palabra, pueden hacernos fracasar. 
• Tercero, las excusas es el intento por hacer a la desobediencia más aceptable. No tuve las oportunidades que tuvieron otrosmis padres no me enseñaron bien, y estoy demasiado ocupado, son justificaciones falsas, como fue el intento de Adán de culpar a Eva por su mala decisión. 
• Cuarto, postergar una acción también impide el éxito. Y relacionada con ella, hay un quinto obstáculo: la negligencia. Esta desagradable conducta puede, por razones obvias, impedir que alcancemos el propósito de Dios. 
Las personas sabias observan sus actitudes para identificar cualquier cosa que les impida seguir a Cristo totalmente. Si algunos de los estorbos mencionados antes están impidiendo su éxito, rechácelos. Pídale a Dios una vida llena de libertad y propósito, de la manera que Él la ha planeado.
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Jueves: Bloqueadores del éxito (Isaías 41.10, 11)

miércoles, 26 de agosto de 2015

Miercoles: El éxito a la manera de Dios (Proverbios 3.5, 6)

El éxito a la manera de Dios

Fíate de Jehová de todo tu corazón,
Y no te apoyes en tu propia prudencia. 
Reconócelo en todos tus caminos,
Y él enderezará tus veredas.
Miércoles 26 de agosto de 2015
¿Qué hace que algunas personas fracasen, y que otras logren sus metas? Quizás los principales ingredientes sean, como algunos suponen, los antecendentes familiares, la educación y las habilidades. Pero ¿por qué, entonces, hay personas que triunfan a pesar de tener un pasado difícil, falta de habilidades o poca capacitación? Sin duda, hay algo más que influye en el logro de nuestras metas.
Contrariamente a la definición de la sociedad, que usualmente involucra fama, fortuna o poder, el verdadero éxito significa convertirse en las personas que Dios quiere que seamos, y lograr las metas que Él ha fijado para cada uno. Hebreos 12.1 ofrece la perspectiva del Señor en cuanto a esto: “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante”.
Aquí vemos las claves del éxito. Primero, es importante encontrar estímulo en las vidas de otros creyentes que han visto la fidelidad de Cristo, y que han seguido su dirección. Luego, debemos deshacernos de todo lo que nos impida obedecer a Dios. Por último, debemos perseverar, aun en los tiempos de dificultad y desánimo. Este pasaje responde nuestra pregunta original: lo que nos permite alcanzar el éxito es confiar en la dirección y en el poder de Jesús.
Dios tiene un plan maravilloso para bendecirle y darle una vida plena, y parte de ese plan es que viva con propósito y perseverancia. La dirección del Padre celestial se le hará más clara a medida que lea su Palabra, que ore pidiendo orientación, y que busque el consejo piadoso. ¿Sabe usted cuáles son las metas que Dios tiene para su vida?
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martes, 25 de agosto de 2015

Martes: Un estilo de vida perdonador (Efesios 4.29-32)

Un estilo de vida perdonador

29 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. 
30 Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. 
31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 
32 Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
Martes 25 de agosto de 2015
Mostrar misericordia a quienes nos lastiman no es propio de la naturaleza humana; es más fácil enojarse y seguir así. Justificamos nuestra falta de perdón señalando la injusticia que hubo, o el daño hecho. Pero Dios nos manda a ser misericordiosos ("Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.", Lc 6.36). Quienes hemos probado la misericordia divina, debemos practicar un estilo de vida perdonador.
¿Por qué, entonces, no obedecemos? Porque, a veces, nuestro orgullo nos lo impide. Nos enojamos cuando somos tratados con irrespeto, subestimados cuando surge una oportunidad de ascenso en el trabajo, o pasados por alto a pesar de nuestro desempeño. Otras veces, pensamos solo en la falta de disposición para cambiar de otras personas, y no perdonamos hasta que mejoren su proceder. O algunas veces hemos sido muy lastimados o tratados injustamente. Tenemos la mente tan llena de dolor, que nos quedamos atascados en el pasado. No vemos que sea posible perdonar.
Una actitud rencorosa puede tener todo tipo de consecuencias no deseadas, entre ellas relaciones rotas, esclavitud emocional, e indiferencia para con el Señor. Cuanto más nos aferremos a nuestro enojo, más afectada se verá nuestra comunión con otras personas y con nuestro Padre celestial. Con el tiempo, podemos volvernos amargados y hostiles, lo que desde luego no corresponde con lo que somos en Cristo.
Es difícil perdonar a quienes nos calumnian, tratan mal, o hieren a nuestros seres queridos. Pero el comportamiento de ellos para con nosotros no es una razón para negarles la misericordia. Dios nos llama a perdonar, así como Él nos perdonó; con su ayuda, podemos hacerlo.



lunes, 24 de agosto de 2015

Lunes: El regalo divino del perdón (Colosenses 3.12-14)

El regalo divino del perdón 

12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 
13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.
14 Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.
Lunes 24 de agosto de 2015
Motivado por el amor, Dios proveyó la manera de que nuestros pecados fueran perdonados. Envió a Jesús para ser nuestro Salvador; cuando confiamos en su sacrificio expiatorio a favor nuestro, recibimos su perdón.
Antes de poner la fe en Cristo, estábamos muertos en nuestros pecados y éramos objetos de la ira divina (Ef 2.1-3). Pero nuestro misericordioso Padre celestial envió a su Hijo Jesús para redimirnos. En la cruz, el Salvador tomó sobre sí nuestros pecados y experimentó la furia de Dios por amor a nosotros. Su muerte nos aseguró el perdón —no había nada que pudiéramos hacer para lograr la aceptación de Dios. Somos salvos por gracia mediante la fe en Cristo y en lo que Él realizó (Ef 2.8, 9). Nuestra salvación es un regalo del Padre celestial.
Efesios 2:1-3
1  Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, 
en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, 
entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.
Efesios 2:8, 9
Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 
no por obras, para que nadie se gloríe.
La voluntad de Dios es que, como personas perdonadas, mostremos misericordia a quienes nos agravian, hasta la medida en que Él nos perdonó. Pero la inclinación humana es imponer condiciones cuando se trata de tener misericordia. Pensamos: Te perdonaré solo si te disculpas como debe ser, o antes de que se me quite el enojo, debes arreglar el problema; e incluso, espero que pagues por el daño hecho, antes de que te perdone. Eso no es lo que nuestro Salvador hizo. Romanos 5.8 lo expresa así: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”.
Dependiendo de cuánto daño hayamos experimentado, es posible que necesitemos tiempo y sanidad antes de poder perdonar  de verdad. Pero debemos recordar que la voluntad de Dios es que mostremos misericordia. Estamos llamados a perdonar a quienes nos hayan herido.



viernes, 21 de agosto de 2015

Viernes: La perseverancia en la oración (Romanos 12.10-13)

La perseverancia en la oración

10 Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. 
11 En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor; 
12 gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación; constantes en la oración; 
13 compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad.

Viernes 21 de agosto de 2015
Como pastor, hablo con muchas personas sobre su vida espiritual. Por estas conversaciones, sé que la mayoría no están satisfechas con su vida de oración. Les falta esperanza y fe, y el tiempo con Dios les parece vacío. Esta es la razón por la que muchos cristianos oran tan poco y tan desapasionadamente.
Ayer comenzamos a ver los obstáculos para una vida vigorosa de oración. Veamos hoy un obstáculo más que bloquea la comunicación vibrante entre Dios y nosotros: La impaciencia.
La mayoría de nosotros hemos traído, en algún momento, nuestras súplicas al Señor Jesús con intensidad, pero no hemos visto los resultados deseados. Lamentablemente, los seres humanos somos, por naturaleza, de poco ánimo. Nos cansa pedir cuando lo único que percibimos es silencio. Recordemos, sin embargo, que Dios no es nuestro sirviente; Él no actúa en el instante preciso que lo llamamos. De hecho, si pudiéramos ver el panorama completo tal como Él lo ve, esperaríamos con gusto su plan y su momento.
En realidad, creo que somos bendecidos al no recibir todo lo que pedimos. Si estamos totalmente satisfechos con la presencia del Señor, nuestra relación con Él florece, aunque no recibamos todo lo que pidamos.
Si clamamos a Dios con empeño y nada cambia, es posible que con el tiempo se creen barreras; pero siga orando. Más allá de esta “pared”, usted sentirá la presencia de Dios, donde encontrará paz, gozo y destellos maravillosos de su gloria, independientemente de la respuesta que reciba.



jueves, 20 de agosto de 2015

Jueves: Estorbos para la oración (Efesios 3.14-21)

Estorbos para la oración 

14 Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 
15 de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, 
16 para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; 
17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, 
18 seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, 
19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. 
20 Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, 
21 a él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén.
Jueves 20 de agosto de 2015
Cuando usted ora, ¿tiene la seguridad de que Dios le escucha? Consideremos algunos de los estorbos para la oración. Primero, la poca concentración inhibe nuestra comunicación con Dios. La mente humana tiene la propensión a distraerse, y es común que nuestros pensamientos se deslicen de la oración a otros temas. Un antídoto para esto es darse cuenta de con quién estamos hablando. Cuanto más comprendamos el poder, amor, omnisciencia y santidad de Dios, más fácil nos será mantenernos enfocados.
Segundo, podemos sentirnos indignos de hablar con el Dios de toda la creación. El sentimiento de culpa por el pecado puede hacernos evitar pasar tiempo a solas con Él, pero el Señor quiere que traigamos nuestros pecados a su luz. Por nuestros propios méritos nunca seremos dignos de estar en su presencia. Pero la muerte y resurrección de Jesús nos dieron perdón y aceptación, y por eso podemos venir a Él sin temor o vergüenza.
Tercero, el temor puede ser un obstáculo en nuestro camino. Algunas personas se inquietan, y piensan: ¿Y si no oro correctamente? La verdad es que nadie sabe cómo orar de una manera digna de un Dios santo. Es por eso que el Espíritu Santo intercede por nosotros. El Señor desea nuestros corazones, no las palabras perfectas.
El Señor se ha hecho accesible a nosotros mediante la oración, el recurso más poderoso de la vida cristiana. Podemos venir ante el Dios Todopoderoso en oración. Nuestro Padre celestial está esperando para escuchar nuestra alabanza, confesión y petición.

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miércoles, 19 de agosto de 2015

Miércoles: Nuestro Ayudador en la oración (Juan 14.16, 17)

Nuestro Ayudador en la oración

16 Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: 
17 el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros.
Miércoles 19 de agosto de 2015
Uno de los sentimientos más dolorosos es la soledad. Por supuesto, hay momentos en la vida cuando la soledad es inevitable. Pero, puesto que Dios ha enviado a su Espíritu para morar en nosotros, nunca estamos realmente solos. Él está con nosotros y es accesible cada segundo de cada día. Jesús se refirió al Espíritu Santo como nuestro Consolador o “Ayudador”.
Pensemos en las maneras que el Espíritu Santo nos ayuda en la vida de oración. Primero, nos pone la carga de orar. ¿Alguna vez sintió una fuerte sensación de que necesitaba pasar tiempo con el Señor? Quizás no estaba seguro de por qué razón. Era el Espíritu tocándole. Él tiene muchas razones para hacerlo; por ejemplo, porque sabe que usted necesitará fuerzas para enfrentar una crisis inminente. O a veces nos anima a confesar un pecado para que nuestra comunión con el Padre no se vea obstaculizada.
Segundo, el Espíritu de Dios intercede por nosotros. Hay veces que no sabemos cómo orar, cuando la tristeza o impotencia nos abruman hasta el punto de que las palabras no nos salen. Lo único que podemos hacer es llorar. Si embargo, el Espíritu suplicará en representación nuestra, porque Él comprende la profundidad de nuestros pensamientos, sentimientos y necesidades, y los traduce en súplica efectiva de acuerdo con la voluntad del Padre.
Nuestro Salvador le ama profundamente, lo suficiente como para morir en su lugar y enviar a un Ayudador para morar en usted. ¡Qué privilegio tan grande! ¿Reconoce usted su poder y su amor a lo largo del día? Él anhela consolarle, darle fuerzas y guiarle en todo momento.




martes, 18 de agosto de 2015

Martes: Soberano sobre el pecado (Isaías 14.24-27)

Soberano sobre el pecado

24 Jehová de los ejércitos juró diciendo: Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y será confirmado como lo he determinado; 
25 que quebrantaré al asirio en mi tierra, y en mis montes lo hollaré; y su yugo será apartado de ellos, y su carga será quitada de su hombro. 
26 Este es el consejo que está acordado sobre toda la tierra, y esta, la mano extendida sobre todas las naciones. 
27 Porque Jehová de los ejércitos lo ha determinado, ¿y quién lo impedirá? Y su mano extendida, ¿quién la hará retroceder?

Martes 18 de agosto de 2015
Dios es soberano. Esto significa que Él es la autoridad suprema sobre todas las cosas, incluyendo el pecado y sus consecuencias. Sin embargo, Él no hace que alguien peque —hacerlo violaría su naturaleza justa y santa. Sin embargo, el Señor sí permite que la tentación toque nuestra vida. Y puesto que tenemos libre albedrío y el Espíritu Santo, podemos decidir cómo responder, y estamos totalmente equipados para resistir. Afortunadamente, Él mantiene el control final y entreteje las consecuencias de nuestras acciones de acuerdo con sus propósitos.
A veces, Dios permite que nuestro pecado siga su curso. Por ejemplo, cuando los israelitas se negaron a apartarse de su desobediencia, Él “los [abandonó] a su obstinada voluntad, para que actuaran como mejor les pareciera” (Sal 81.12 NVI). Sin la protección divina, la nación sucumbió a las influencias de la corrupción, y al final fue tomada. El Señor pudo haberlos protegido de ese resultado, pero esas mismas consecuencias llevaron a los israelitas al arrepentimiento, lo cual era su plan original.
Y a la inversa, Dios a veces obstaculizará el pecado. Tal fue el caso cuando el rey Abimelec tomó para sí a la esposa de Abraham. El rey había sido engañado, y no sabía que estaba a punto de cometer un pecado. Pero el Señor conocía el engaño, e intervino (Gn 20.1-6).
Génesis 20:1-6
 De allí partió Abraham a la tierra del Neguev, y acampó entre Cades y Shur, y habitó como forastero en Gerar. 
Y dijo Abraham de Sara su mujer: Es mi hermana. Y Abimelec rey de Gerar envió y tomó a Sara. 
Pero Dios vino a Abimelec en sueños de noche, y le dijo: He aquí, muerto eres, a causa de la mujer que has tomado, la cual es casada con marido. 
Mas Abimelec no se había llegado a ella, y dijo: Señor, ¿matarás también al inocente? 
¿No me dijo él: Mi hermana es; y ella también dijo: Es mi hermano? Con sencillez de mi corazón y con limpieza de mis manos he hecho esto. 
Y le dijo Dios en sueños: Yo también sé que con integridad de tu corazón has hecho esto; y yo también te detuve de pecar contra mí, y así no te permití que la tocases.
El plan más sabio, por supuesto, es obedecer a Dios. La tentación es inevitable, pero el pecado no. La soberanía del Señor sobre nuestra vida significa que cualquier tentación debe pasar primero por su voluntad. De esta manera, se asegura de que sus hijos no se sientan tentados más allá de lo que puedan resistir (1 Co 10.13).

lunes, 17 de agosto de 2015

Lunes: Dios está en control (1 Corintios 13.12)

Dios está en control

12 Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.
Lunes 17 de agosto de 2015
Si bien Es cierto que Dios es bueno, y que está en control, también es cierto que nos pasan cosas malas. Aunque está dentro del poder del Señor dar a todos una existencia perfecta, eso no sería lo mejor para nosotros. Las pruebas y sufrimientos nos conducen, a menudo, al Padre celestial. Y para aquellos que ya somos sus seguidores, Dios usa circunstancias adversas para hacer madurar nuestra fe y conformarnos a la imagen de su Hijo.
En su omnisciencia y sabiduría, Dios permitirá que desastres y males toquen nuestra vida para que podamos aprender de la experiencia. El crecimiento, ya sea de compasión, confianza o entendimiento, es bueno. Si pudiéramos dar un vistazo a cada escena de nuestra vida, veríamos al Señor actuando soberanamente para llevar a cabo su gran propósito para nosotros.
Romanos 8.28 dice: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Algunas veces, vemos resultados inmediatos de las pruebas. Pero otras, tenemos que esperar meses o años (o hasta que lleguemos al cielo) para entender plenamente lo que Dios estuvo haciendo por medio de esas circunstancias.
El sufrimiento y el mal son partes inevitables de un mundo caído. Pero tenemos la seguridad de que Dios está en control del universo, incluyendo el diminuto rincón que ocupamos. Cuando Él permite que sucedan cosas malas, podemos estar seguros de que seguirá dándonos guía y consolación, al mismo tiempo que nos moldeará para convertirnos en las personas que Él quiere que seamos.


viernes, 14 de agosto de 2015

Viernes: La gracia y la santidad de Dios (Tito 2.11, 12)

La gracia y la santidad de Dios

Leer | Tito 2.11, 12
11 Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, 
12 enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente,
Viernes 14 de agosto de 2015
Una de las expresiones más grandes del evangelio  se encuentra en Tito 2.11, donde Pablo nos dice: “La gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres”. ¿Cómo puede haber una noticia mejor que ésta? Lo que no fue visible por muchos siglos, y lo que una vez no estuvo disponible, está ahora a la vista. Además, esta gracia se ha manifestado no sólo para el beneficio de unos pocos elegidos, sino para “todos los hombres”. Es lo que el apóstol llama en otro lugar el “poder de Dios para salvación” (Ro 1.16).
Romanos 1:16
16 Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. 
Con tal poder a nuestra disposición, a veces nos sentimos decepcionados cuando encontramos que hay varios capítulos dolorosos en el libro de la gracia. Para la mayoría de las personas, la palabra “poder” da a entender transformación instantánea y logro fácil. Muchas veces olvidamos que la gracia es un maestro de escuela que ha aparecido con instrucciones muy específicas.
En Tito 2.12 descubrimos esta enseñanza. Este maestro ha aparecido para “[enseñarnos] que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente”. Podemos aprender a decir no al pecado y a los deseos mundanos. Podemos aprender en qué consiste la santidad, y también encontrar maneras acertadas de adquirirla y demostrarla. Además, podemos hacer esto aquí y ahora, aunque nuestro entorno parezca poco receptivo. Y es sólo por medio de la gracia de Dios que podemos tratar de tener una vida recta.
Este aprendizaje puede tomar tiempo, pero el progreso en esta escuela es tanto un tributo a la gracia de Dios, como son los cambios inmediatos que a veces se producen en una persona después de ser salva.




jueves, 13 de agosto de 2015

Jueves: Una invitación especial (Génesis 12.1-8)


Una invitación especial
 Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.
Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. 
Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.
Y se fue Abram, como Jehová le dijo; y Lot fue con él. Y era Abram de edad de setenta y cinco años cuando salió de Harán. 
Tomó, pues, Abram a Sarai su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron. 
Y pasó Abram por aquella tierra hasta el lugar de Siquem, hasta el encino de More; y el cananeo estaba entonces en la tierra. 
Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido. 
Luego se pasó de allí a un monte al oriente de Bet-el, y plantó su tienda, teniendo a Bet-el al occidente y Hai al oriente; y edificó allí altar a Jehová, e invocó el nombre de Jehová.
Jueves: 13 de agosto de 2015
Dios, el Creador del universo, nos elige. Y lo hace, no solo para salvarnos de la eternidad en el infierno. Su amor va más allá de eso. Él quiere tener una relación estrecha con nosotros. Lo cual requiere:
Compromiso. Dios prometió que haría de Abraham una nación grande. Le pidió al futuro patriarca que le demostrara su acatamiento obedeciendo la orden de dejar su tierra para ir a una tierra desconocida. El compromiso del Señor para con nosotros es claro. Nos rescató del pecado por medio de su Hijo Jesús, envió el Espíritu Santo para morar en nosotros, y nos prometió vida eterna. Nuestro compromiso es la obediencia, tanto en actitud interior como en acciones exteriores.
Comunicación clara. Para desarrollar una relación cercana, dos personas se expresarán pensamientos y sentimientos profundos, y se escucharán mutuamente con atención. Dios nos habla de sí y de sus planes por medio de las Sagradas Escrituras, y Él también está dispuesto a escuchar (Sal 10.17). El tiempo que pasamos orando y meditando en su Palabra revela nuestro compromiso con la comunicación, que incluye escuchar, hablar y entender.
Salmos 10:17
17 El deseo de los humildes oíste, oh Jehová; Tú dispones su corazón, y haces atento tu oído,
Franqueza. Dios nos habla sinceramente de lo que somos, de la condición del mundo, y de la única solución: Jesucristo. Nos dice claramente las verdades difíciles sobre nosotros, pero también nos alienta y nos ayuda en nuestros esfuerzos por obedecerle. Nuestra parte consiste en ser francos con Él en cuanto a nuestros pensamientos, acciones y emociones.
La salvación es apenas el primer paso de la vida en Cristo (Jn 3.16). ¿Ha aceptado usted la invitación de relacionarse con Dios?
Juan 3:16
16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.