LA PRESENCIA DEL ESPÍRITU SANTO
Hechos 2.1-4
1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.
2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;
3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.
4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
El Espíritu Santo no hizo su primera aparición en Pentecostés. Al estudiar la Biblia lo encontramos mencionado aun en el relato de la creación ("Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.", Gn 1.2). También es conocido por haber hecho la obra del Padre a lo largo del Antiguo Testamento y en los Evangelios.
En el Antiguo Testamento, el Espíritu Santo investía de poder a las personas para que realizaran ciertas tareas específicas. Por ejemplo, la inteligencia y habilidades que Dios dio a Bezalel lo capacitaron para ser el principal constructor del Tabernáculo (Éx 31.1-5). También leemos que el Espíritu venía sobre los líderes que necesitaban ayuda en trabajo de dirección (Nm 11.16, 17); sobre guerreros que enfrentaban tareas formidables ("Entonces el Espíritu de Jehová vino sobre Gedeón, y cuando éste tocó el cuerno, los abiezeritas se reunieron con él.", Jue 6.34; "Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá.", 1 S 16.13); y sobre los hombres llamados a proclamar la Palabra de Dios ("El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;", Is 61.1; Ez 2.1-4). Cuando el Señor quería que se realizara algo, escogía a alguien para que lo hiciera. Luego el Espíritu Santo lo preparaba para la tarea. Daba poder solo a ciertas personas, y no permanecía en ellas por mucho tiempo.
Para indicar que la relación del Espíritu con los creyentes sería diferente que antes, Jesús dijo a sus discípulos: “Mora con vosotros, y estará en vosotros” (Jn 14.17). El Espíritu Santo de Dios había estado al lado de los discípulos durante su tiempo con Cristo, pero después que el Señor terminó su obra en la tierra, moraría dentro de ellos de manera permanente.
Desde Pentecostés, todo creyente ha recibido al Espíritu Santo. Si Jesús es la vid, y nosotros los pámpanos, entonces el Espíritu es la savia que nos prepara para la vida cristiana.
Éx 31.1-5
1 Habló Jehová a Moisés, diciendo:
2 Mira, yo he llamado por nombre a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá;
3 y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte,
4 para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce,
5 y en artificio de piedras para engastarlas, y en artificio de madera; para trabajar en toda clase de labor.
Nm 11.16, 17
16 Entonces Jehová dijo a Moisés: Reúneme setenta varones de los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus principales; y tráelos a la puerta del tabernáculo de reunión, y esperen allí contigo.
17 Y yo descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú solo.
Ez 2.1-4
1 Me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablaré contigo.
2 Y luego que me habló, entró el Espíritu en mí y me afirmó sobre mis pies, y oí al que me hablaba.
3 Y me dijo: Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, a gentes rebeldes que se rebelaron contra mí; ellos y sus padres se han rebelado contra mí hasta este mismo día.
4 Yo, pues, te envío a hijos de duro rostro y de empedernido corazón; y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor.
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Ps. C. Stanley