martes, 31 de mayo de 2016

Martes: LA PRESENCIA DEL ESPÍRITU SANTO (Hechos 2.1-4)

LA PRESENCIA DEL ESPÍRITU SANTO
Hechos 2.1-4
1 Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.
2 Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados;
3 y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos.
4 Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.

El Espíritu Santo no hizo su primera aparición en Pentecostés. Al estudiar la Biblia lo encontramos mencionado aun en el relato de la creación ("Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.", Gn 1.2). También es conocido por haber hecho la obra del Padre a lo largo del Antiguo Testamento y en los Evangelios.

En el Antiguo Testamento, el Espíritu Santo investía de poder a las personas para que realizaran ciertas tareas específicas. Por ejemplo, la inteligencia y habilidades que Dios dio a Bezalel lo capacitaron para ser el principal constructor del Tabernáculo (Éx 31.1-5). También leemos que el Espíritu venía sobre los líderes que necesitaban ayuda en trabajo de dirección (Nm 11.16, 17); sobre guerreros que enfrentaban tareas formidables ("Entonces el Espíritu de Jehová vino sobre Gedeón, y cuando éste tocó el cuerno, los abiezeritas se reunieron con él.", Jue 6.34; "Y Samuel tomó el cuerno del aceite, y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá.", 1 S 16.13); y sobre los hombres llamados a proclamar la Palabra de Dios ("El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel;", Is 61.1; Ez 2.1-4). Cuando el Señor quería que se realizara algo, escogía a alguien para que lo hiciera. Luego el Espíritu Santo lo preparaba para la tarea. Daba poder solo a ciertas personas, y no permanecía en ellas por mucho tiempo.

Para indicar que la relación del Espíritu con los creyentes sería diferente que antes, Jesús dijo a sus discípulos: “Mora con vosotros, y estará en vosotros” (Jn 14.17). El Espíritu Santo de Dios había estado al lado de los discípulos durante su tiempo con Cristo, pero después que el Señor terminó su obra en la tierra, moraría dentro de ellos de manera permanente.

Desde Pentecostés, todo creyente ha recibido al Espíritu Santo. Si Jesús es la vid, y nosotros los pámpanos, entonces el Espíritu es la ​savia​ que nos prepara para la vida cristiana.

Éx 31.1-5
1 Habló Jehová a Moisés, diciendo:
2 Mira, yo he llamado por nombre a Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá;
3 y lo he llenado del Espíritu de Dios, en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte,
4 para inventar diseños, para trabajar en oro, en plata y en bronce,
5 y en artificio de piedras para engastarlas, y en artificio de madera; para trabajar en toda clase de labor.

Nm 11.16, 17
16 Entonces Jehová dijo a Moisés: Reúneme setenta varones de los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus principales; y tráelos a la puerta del tabernáculo de reunión, y esperen allí contigo.
17 Y yo descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú solo.

Ez 2.1-4
1 Me dijo: Hijo de hombre, ponte sobre tus pies, y hablaré contigo.
2 Y luego que me habló, entró el Espíritu en mí y me afirmó sobre mis pies, y oí al que me hablaba.
3 Y me dijo: Hijo de hombre, yo te envío a los hijos de Israel, a gentes rebeldes que se rebelaron contra mí; ellos y sus padres se han rebelado contra mí hasta este mismo día.
4 Yo, pues, te envío a hijos de duro rostro y de empedernido corazón; y les dirás: Así ha dicho Jehová el Señor.

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Ps. C. Stanley 

lunes, 30 de mayo de 2016

Lunes: LAS AFLICCIONES DE PABLO (2 Corintios 1.8-11)

LAS AFLICCIONES DE PABLO

2 Corintios 1.8-11
8 Porque hermanos, no queremos que ignoréis acerca de nuestra tribulación que nos sobrevino en Asia; pues fuimos abrumados sobremanera más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que aun perdimos la esperanza de conservar la vida.
9 Pero tuvimos en nosotros mismos sentencia de muerte, para que no confiásemos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos;
10 el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte;
11 cooperando también vosotros a favor nuestro con la oración, para que por muchas personas sean dadas gracias a favor nuestro por el don concedido a nosotros por medio de muchos.

Es fácil creer que los problemas en los tiempos bíblicos eran diferentes a los que enfrentamos hoy. Por eso, uno podría preguntarse qué puede enseñarnos un misionero del siglo I en cuanto al triunfo sobre la adversidad.

Aunque el entorno de Pablo era muy diferente al nuestro, algunas cosas siguen siendo las mismas, como la tentación, las dificultades, la persecución y el pecado. Satanás tampoco cambia. Por tanto, cuando el apóstol escribió que estuvo abrumado más allá de sus fuerzas, sus palabras estaban respaldadas por la experiencia.

Pablo dice: “Perdimos la esperanza de conservar la vida” (1 Co 1.8), pero confiaba en un Dios que resucita a los muertos. Es decir, creyó que el Señor le sostendría durante las luchas. Él había aprendido a confiar en el Señor en la aflicción; como a nosotros le sobrevenían situaciones increíbles, muy difíciles, pero el Señor le daba la victoria. Entendemos el poder de Dios cuando llegamos al límite de nuestras fuerzas y sentimos su presencia sobrenatural.

El poder divino es más que suficiente para superar las dificultades del mundo, las tentaciones de Satanás y las consecuencias del pecado. Eso no significa que los creyentes estemos exentos de tristezas y sufrimientos, sino que tenemos la promesa de que Dios suplirá nuestras necesidades en cada prueba y congoja ("Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.", Fil 4.19). Nuestra fe se fortalece cuando confiamos en Él.

El poder del Señor está al alcance de los creyentes que confiesan su debilidad e insuficiencia. Abracémonos al Señor, y tengamos confianza en que cumplirá su promesa.

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Ps. C. Stanley 

domingo, 29 de mayo de 2016

Domingo: LA ACTITUD DE UN VERDADERO CREYENTE (1 Corintios 15.9-11)

LA ACTITUD DE UN VERDADERO CREYENTE

1 Corintios 15.9-11
9 Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios.
10 Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.
11 Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído.

El apóstol Pablo tenía cierta mentalidad que los cristianos harían bien en imitar ("Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.", 1 Co 11.1). En su actitud había:

Humildad. El orgullo no puede ocultarse en el corazón de un creyente que entiende la misericordia divina. Pablo difundió el evangelio porque sabía que la gracia que fue suficiente para salvar a un pecador como él, era suficiente para todos.

Un sentido de gratitud. El apóstol nunca olvidó hasta dónde lo había llevado la gracia de Dios. Recordaba a menudo a los creyentes el papel que había tenido en la persecución de la iglesia ("habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.", 1 Ti 1.13). La gratitud de Pablo por la salvación de su vida anterior nunca menguó. El libro de Hechos registra la ansiedad constante y el sufrimiento en sus viajes, pero seguía alabando al Señor por el privilegio de servirle.

Un sentido de dependencia. Para referirse a la fuente de su fortaleza, Pablo utilizó estas palabras: “Por la gracia de Dios soy lo que soy” (1 Co 15.10). Él sabía lo que era depender de la bondad propia humana, y esforzarse por ser buen religioso —y no quería saber nada de eso. Pablo deseaba más de Cristo, y nada de sí mismo ("Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo,", Fil 3.8).

Un espíritu de absoluta confianza. Al final de su vida, Pablo estaba más seguro que nunca, de que Dios era real, que tenía el control, y de que era digno de toda honra, gloria y alabanza (2 Ti 4.6-8).
2 Ti 4.6-8
6 Porque yo ya estoy para ser sacrificado, y el tiempo de mi partida está cercano.
7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
8 Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.

¿Ve estas actitudes en usted? Siga el ejemplo del apóstol Pablo. Alabe al Señor por todo lo que ha hecho por usted, y luego dedíquese a trabajar para su reino. No permita que su gracia se derrame en vano sobre su vida (1 Co 15.10).

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Ps. C. Stanley 

sábado, 28 de mayo de 2016

Sábado: LOS DIAS DE LA VIDA COMO CRISTIANO (Salmos 90:12)

LOS DIAS DE LA VIDA COMO CRISTIANO

Salmos 90:12
12 Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría.

Dice una famosa canción popular que no debemos agregarle años a la vida, sino más bien, vida a los años. La Biblia define la nueva vida del creyente en Cristo como algo dinámico y no como algo estático. Pablo nos dice en 1 Co 3,18 que: “[…] somos transformados de gloria en gloria, en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”. Adviertan que la expresión: “transformados de gloria en gloria” implica cambios profundos, progreso gradual, renovación interior, es decir, una completa metamorfosis. De la misma forma que una oruga se convierte en una hermosa y colorida mariposa, asimismo el creyente experimenta una transformación espiritual continua que lo hace cada vez más parecido a su Señor.

Esa fue la anhelante petición del salmista que hallamos en la perla de hoy: “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría”. Amado, si al cabo de los años no has podido avanzar en tus luchas espirituales, y sigues siendo el mismo creyente  débil y enclenque que se deja derrotar por los mismos pecados del pasado, es porque en el transcurrir del tiempo no has crecido en sabiduría ni has madurado espiritualmente. El calendario simplemente te ha pasado por arriba sin que hayas podido sacar los beneficios que se supone se derivan con el paso del tiempo. Tu tiempo se ha diluido en cosas vanas y superficiales, y puede que no te hayas ocupado seriamente en cultivar una correcta actitud cristiana, de manera tal que hoy puedas decir: definitivamente soy una persona diferente, más consagrada y más comprometida con las cosas del Señor.

¡Qué lástima es ver cómo a muchos creyentes el tiempo les ha pasado en balde sin haber podido extraer de él ni una pizca de sabiduría! Vivimos en un mundo bizarro que se encuentra patas para arriba, en el que los valores se hallan totalmente invertidos.Hemos conquistado el espacio exterior, pero no el interior. El hombre construye cosas cada vez más grandes, pero no necesariamente mejores. Se lucha por la des-contaminación ambiental, pero no por la del alma. Hemos aprendido a dividir el átomo, pero seguimos divididos por nuestros prejuicios sociales; vivimos en una sociedad súper vigilada, pero seguimos sumidos en una creciente inseguridad.

Hemos aumentando nuestros capitales, pero hemos reducido nuestros valores morales. Gastamos más, pero disfrutamos menos. Tenemos casas más grandes, pero familias más pequeñas. Gozamos de muchas comodidades, pero cada vez de menos tiempo. Somos muy volcado hacia lo material y lo exterior, pero poco volcado hacia Dios y nuestro hombre interior. Poseemos más tecnología, pero menos calidad humana. Tenemos más bodas presuntuosas, pero también hay más divorcios. Inventamos computadores de mayor capacidad, pero hemos perdido la capacidad de comunicarnos efectivamente. En fin, disponemos de mucho conocimiento al alcance de todos, pero de muy poca sabiduría. Eso no es vivir la vida sabiamente, y eso no es contar los años de modo que traigamos al corazón sabiduría. Amén 

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R.Pérez
Ad majorem Dei Gloriam

viernes, 27 de mayo de 2016

Viernes: BIEN VALIÓ LA ESPERA (Isaías 57.10)

BIEN VALIÓ LA ESPERA

Isaías 57.10
10 En la multitud de tus caminos te cansaste, pero no dijiste: No hay remedio; hallaste nuevo vigor en tu mano, por tanto, no te desalentaste.

Ayer vimos que Abraham no esperó que Dios le diera un hijo, sino que tomó las cosas en sus manos. Su decisión de no esperar el tiempo y el método de Dios revelan varias cosas acerca de él.

Primero, fue impaciente. Segundo, dudó. Aunque creía que Dios le daría un hijo, al pasar el tiempo sintió que se le estaba yendo la oportunidad. Tercero, fue orgulloso. Abraham quería que las cosas se hicieran a su manera, y creyó que la de él era muy buena. Por último, fue egocéntrico. Al actuar sin la dirección del Señor, Abraham mostró que esperaba que la voluntad de Dios girara alrededor de él. En realidad, estaba saliéndose del plan del Padre celestial.

Cuando decidimos manipular las circunstancias o el tiempo de Dios, vemos estas mismas cosas en nosotros. Lo que debemos hacer es esperar en el Señor, quien tiene un plan y un método, que fluyen de su amor y su sabiduría. Dios sabe qué es lo mejor, y nuestra tarea es buscar su dirección y depender de Él.

A veces, sabemos lo que Dios va a hacer, pero no estamos seguros de que actuará. Otras veces, no estamos seguros del resultado. Sin embargo, podemos tener la confianza de que Dios nos ama y que Él es todopoderoso. Si entendemos de verdad quien es el Señor, podremos confiar en Él; y si lo hacemos, podremos esperar por su tiempo perfecto.

Dios hace una promesa, la fe la cree, la esperanza la aguarda. y la paciencia espera tranquilamente su cumplimiento. ¿Tiene usted suficiente confianza en el Señor para esperar con paciencia su tiempo y su voluntad?

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Ps. C. Stanley

jueves, 26 de mayo de 2016

Jueves: ESPERAR EN DIOS (Salmo 27.14)

ESPERAR EN DIOS

Salmo 27.14
14 Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová.

Nuestra cultura es una sociedad de “lo inmediato”. Gracias a inventos como la computadora y el microondas, estamos acostumbrados a los resultados rápidos. Un ritmo acelerado no es necesariamente malo, pero debemos evitar buscar siempre la realización inmediata de las cosas, sin esperar el tiempo de Dios.

Este problema es muy anterior a la era de la computación. En Génesis 15.4, 5, Dios le dice a Abraham que, aunque él y su esposa Sara eran demasiado viejos para tener hijos, de él nacería una gran nación. Abraham le creyó a Dios, pero pronto decidió tomar el asunto en sus manos. Se llegó a Agar, la sierva de Sara, para que ella pudiera tener el hijo prometido (Gn 16).

Es probable que Abraham justificara su decisión, al pensar que el Señor quería que tuviera un hijo. ¡Puesto que era imposible tenerlo de otra manera, eso era seguramente lo que Dios quería que hiciera! Pero no era así. Abraham tuvo que cargar con las consecuencias de sus acciones: celos, resentimientos y hostilidad entre Sara y Agar. Estos problemas, a su vez, crearon después más dificultades, tanto a corto plazo como a lo largo de la historia.

Pero el Señor fue fiel, y catorce años después Sara tuvo un hijo. Pero las consecuencias de la decisión de Abraham de ignorar el plan de Dios están todavía con nosotros. Los dos muchachos llegaron a ser padres de dos naciones que siguen en conflicto hasta el día de hoy.

Como Abraham, nosotros debemos creer las promesas de Dios, pero preferimos los resultados inmediatos. O que las cosas sean a nuestra manera. Pídale al Señor que le dirija, y espere en Él. Lo que Él haga quizás no sea lo que usted quiere, pero será siempre lo mejor.

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Ps. C. Stanley 

miércoles, 25 de mayo de 2016

Miércoles: EL PODER DE CRISTO (Filipenses 4.11-13)

EL PODER DE CRISTO

Filipenses 4.11-13
11 No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.
12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.
13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.

El “éxito” es, a menudo, difícil de definir. Nuestros ojos humanos lo ven en las ganancias de un empresario, en la fama de una estrella de cine y en la excepcional habilidad de un deportista. En cualquier campo asociamos, por lo general, el éxito con fama, dinero y poder.

Si estas fueran, verdaderamente, las maneras de medir el éxito, entonces no podríamos llamar “exitoso” al apóstol Pablo. ¿Fue él famoso? Su vida, en realidad, fue tristemente célebre. Era un notorio alborotador para los judíos y los estrictos gobernantes romanos.

¿Fue rico? Como un líder entre los judíos, probablemente lo fue. Sin embargo, cuando Jesucristo lo llamó para sembrar el evangelio en el mundo, su situación económica cambió rápidamente.

¿Fue poderoso? A los ojos del mundo era simplemente un predicador extraño e impetuoso de una nueva religión. Estuvo preso muchas veces, no tenía una presencia admirable y era víctima de un padecimiento que desconocemos ("Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera;", 2 Co 12.7).

Pero ¿no fue poderoso? Por sus propias fuerzas, Pablo era tan débil como cualquier otro hombre. Él dijo de sí: “Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago.” (Ro 7.19). Sin embargo, Pablo tenía acceso al poder más asombroso que el mundo había conocido: el poder en Jesucristo. Frente a la debilidad, exclamó: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Fil 4.13).

Ese mismo poder está disponible para usted hoy. Alabe a Dios por hacerle triunfador mediante su Hijo Jesucristo.

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Ps. C. Stanley 

martes, 24 de mayo de 2016

Martes: PROGRESO MEDIANTE ADVERSIDAD (2 Corintios 12.7-10)

PROGRESO MEDIANTE ADVERSIDAD

2 Corintios 12.7-10
7 Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca sobremanera;
8 respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí.
9 Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
10 Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

Lo más probable es que a usted le desagraden sus áreas de debilidad. La mayoría de nosotros tendemos a ser solucionadores de problemas; con frecuencia, cuando identificamos una falla en nuestra vida, no nos detenemos ante nada para corregirla.

Nuestra propensión a ser los mejores —o, por lo menos, “normales”— generalmente nos lleva de cabeza por la senda de la autosuficiencia. Después de todo, ¿no quiere el Señor que resolvamos los problemas que enfrentamos?

Aunque es cierto que, con Dios, pueden ocurrir cambios dramáticos en la vida de sus hijos, no nos toca a nosotros atribuirnos el mérito por el poder para cambiar. Nuestro poder es débil y deficiente. Juan 15.5 dice: “Yo soy la vid, y vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto, porque separados de mí nada podéis hacer”. El poder de Dios es ilimitado ("Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.", Fil 4.13). Pablo capta perfectamente esta imagen en 2 Corintios 4.7, cuando dice: “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros”.

Podemos confiar en esta declaración por los méritos del apóstol Pablo en las adversidades, pues había sido encarcelado, golpeado y, además, había sufrido naufragios y persecuciones. Además, había luchado siempre con un padecimiento al que él llamaba su “aguijón en la carne” (2 Co 12.7).

Dios usó estas cosas en la vida de Pablo para mantenerlo centrado en el poder divino, no en el suyo. El orgullo nos hace enemigos del Señor. ¿Qué debilidades puede Dios estar usando para que usted mantenga su mirada en Él? Alábele hoy por esas cosas que le llevan a depender de Él solamente.

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Ps. C. Stanley 

lunes, 23 de mayo de 2016

Lunes: EN BUSCA DE DIRECCIÓN (Mateo 7.7, 8)

EN BUSCA DE DIRECCIÓN

Mateo 7.7, 8
7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.

Como hemos visto, hay un patrón para buscar la dirección de Dios. El primer paso —la limpieza— es realmente importante en todo el proceso. De hecho, casi todos los pasos restantes no tienen ningún orden en particular, y pueden articularse en muchos aspectos.

La excepción es la entrega. El Señor no puede compartir sus planes para nuestra vida hasta que nos comprometamos a seguirle, pase lo que pase. Él sabe si estamos buscando su dirección para obedecer, o simplemente para pensar en lo que Él dice.

Por tanto, la entrega antecede al momento de pedir. Primera de Juan 5.14, 15 dice que el Señor nos escucha y concede nuestras peticiones cuando pedimos conforme a su voluntad. Es posible hacer peticiones que no son de Dios, pero los creyentes que se rinden a Él sabrán cómo pedir correctamente, por lo que recibirán la mejor respuesta posible.

La mayoría de las veces, Dios guía a los creyentes a una respuesta por medio de su Palabra; por esta razón animo a las personas a meditar en ella ("Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino.", Sal 119.105). Nuestra lectura puede llevarnos al pasaje que trata nuestra situación, o revelarnos un principio aplicable. A veces, Dios da un mensaje clarísimo al corazón de una persona, que nadie más encontraría en ese pasaje específico. La clave es creer que el Señor le guiará, y tener esa fe ("Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá.", Mr 11.24).

El proceso de buscar dirección suele ser lento, por lo que debemos esperar. Adelantarse y manipular las circunstancias puede ser un error costoso. El omnisciente Soberano del universo actúa a favor de quienes esperan en Él ("Ni nunca oyeron, ni oídos percibieron, ni ojo ha visto a Dios fuera de ti, que hiciese por el que en él espera.", Is 64.4). Si usted busca su dirección, la recibirá.

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Ps. C. Stanley 

domingo, 22 de mayo de 2016

Domingo: PARA EXPERIMENTAR EL AMOR DE DIOS (Efesios 3.14-19)

PARA EXPERIMENTAR EL AMOR DE DIOS
Efesios 3.14-19

14 Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo,
15 de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra,
16 para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu;
17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor,
18 seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura,
19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.

La Biblia dice que Dios nos ama, y la cruz es prueba de ello. Por desgracia, esta es una verdad intelectual, no experimental para muchos creyentes. El problema no es con el Señor, sino con la incapacidad de las personas de reconocer ese amor.

Un obstáculo puede ser la inclinación a medir el amor divino por las circunstancias de la vida. Cuando el Señor permite el dolor y las tragedias, algunos piensan que es insensible. La antigua pregunta se convierte entonces en muy personal: “¿Cómo puede un Dios de amor dejar que yo o las personas que amo suframos?” Nunca entenderemos plenamente sus caminos, pero sí podemos saber que su compasión y su cuidado son más grandes que todo el sufrimiento del mundo, y que en el cumplimiento del tiempo lo arreglará todo.

Un sentimiento de desmerecimiento personal puede también impedir la aceptación del amor de Dios. El concentrarse en pecados del pasado y en los fracasos morales, o compararse con otros, producirá sentimientos de culpa y desaliento. Satanás se especializa en fomentar estos pensamientos y sentimientos autocondenatorios. El Señor nunca dice: “Límpiate primero, y después te amaré”. Recuerde que el amor divino está basado en el carácter de Dios, no en nuestros méritos. El origen de todos los obstáculos para experimentar el amor de Dios es la incredulidad. Cuando negamos su interés y preocupación por nosotros, dudamos de la verdad de la Biblia.

El Señor quiere que cada uno de nosotros experimente su gran amor. Cuando surjan las dudas, confíe en la verdad de la Palabra de Dios. Él le ama.

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Ps. C. Stanley

sábado, 21 de mayo de 2016

Sábado: LOS DESEOS DE SU CORAZÓN (Salmo 37.1-5)

LOS DESEOS DE SU CORAZÓN

Salmo 37.1-5
1 No te impacientes a causa de los malignos, Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.
2 Porque como hierba serán pronto cortados, Y como la hierba verde se secarán.
3 Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad.
4 Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón.
5 Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará.

Cuando las personas hablan de sus necesidades y sus deseos, citan a menudo Salmo 37.1-5, a pesar de tener poca comprensión del pasaje. Nos encanta la idea de que el Padre nos dará los deseos de nuestro corazón. Lamentablemente, cuando nos enfocamos solo en recibir cosas buenas, desaprovechamos el contexto del salmo, que es una promesa divina con obligaciones humanas.

Lo que más le interesa a Dios es darnos más de sí. Las oraciones autocomplacientes pasan por alto el primer requisito para el cumplimiento de la promesa: deleitarnos en el Señor. Tenemos que regocijarnos por el tiempo que pasamos con Él y por servirle. Al leer la Palabra de Dios y orar experimentaremos su obra en nuestra vida, y nuestra fe en Él se profundizará.

Con el tiempo, nuestra creciente confianza en el Señor significa que empezamos a apropiarnos de su manera de pensar. El segundo requisito es encomendar nuestros planes a Él y ajustar los deseos de nuestro corazón hasta que parezcan lo que Él prefiere para nuestra vida. Aun así, a veces lo que Dios da puede parecer muy distinto a lo que habíamos pedido. Pero cuando Él escucha nuestras peticiones imprudentes, responde según su conocimiento infinito y su gran amor por nosotros. En vez de darnos lo que pensamos que necesitamos, nos da la respuesta perfecta a nuestra oración.



A Dios le encanta concedernos nuestras peticiones, pero su mayor gozo es oírnos expresar nuestro sincero deseo de conocerle más. El subproducto de deleitarse en Dios y encomendar nuestros planes a Él es recibir los deseos de nuestro corazón. Nuestra mayor recompensa es la relación que tenemos con el amoroso Dios que ofrece darse a la humanidad.

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Ps. C. Stanley 

viernes, 20 de mayo de 2016

Viernes: CÓMO MANEJAR LA SOLEDAD (Salmo 102.1-7)

CÓMO MANEJAR LA SOLEDAD

Salmo 102.1-7
1 Jehová, escucha mi oración, Y llegue a ti mi clamor.
2 No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; Inclina a mí tu oído; Apresúrate a responderme el día que te invocare.
3 Porque mis días se han consumido como humo, Y mis huesos cual tizón están quemados.
4 Mi corazón está herido, y seco como la hierba, Por lo cual me olvido de comer mi pan.
5 Por la voz de mi gemido Mis huesos se han pegado a mi carne.
6 Soy semejante al pelícano del desierto; Soy como el buho de las soledades;
7 Velo, y soy Como el pájaro solitario sobre el tejado.

La soledad puede ser un problema para toda la vida, o algo que dure poco tiempo. La duración la determina, muchas veces, la manera como la manejemos. Volvernos al Señor puede ayudarnos a encontrar la manera de superarla.

Admita sus sentimientos de soledad. Ser creyentes no nos impide experimentar la sensación de soledad. De hecho, muchos salmos de David hablan de su anhelo de tener compañerismo. Si le expresamos nuestros sentimientos al Padre celestial y clamamos por su toque, Él nos responderá ("No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día,", Sal 91.15). Yo le digo a Dios con frecuencia que necesito su abrazo. Y su respuesta es tan real, como si un ser humano me estrechara entre sus brazos.

Cultive amistad con personas que aman a Dios. Debemos pedir a Dios que nos dé personas que nos dirijan a Él en los buenos y en los malos momentos. Son esos amigos que ven nuestras faltas y nos siguen queriendo. Por ejemplo, cuando uno de nuestros amigos más queridos dice a menudo en son de broma, refiriéndose a mí: “Fulano nunca espera que lo entiendan, simplemente que lo amen”.

Ancle su vida a las Sagradas Escrituras. Si nos aferramos a la Palabra de Dios en nuestros momentos de soledad, terminaremos teniendo un mejor conocimiento del Señor. Antes de predicar el primer sermón de mi vida, mi madre me compartió Josué 1.9 ("Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.") para que recordara que debía esforzarme y ser valiente, porque Dios estaría conmigo siempre. Este sigue siendo el versículo que busco cuando necesito ayuda.

Si usted está luchando con sentimientos de soledad, clame a Dios por ayuda. Él estará con usted para acompañarle.

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Ps. C. Stanley 

jueves, 19 de mayo de 2016

Jueves: CUANDO NOS SINTAMOS SOLOS (Hebreos 4.14-16)

CUANDO NOS SINTAMOS SOLOS

Hebreos 4.14-16
14 Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión.
15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.
16 Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

A pesar de que la tecnología nos permite mantenernos conectados, no hemos resuelto el problema de la soledad. Muchas personas se sienten aisladas de quienes las rodean. La verdadera solución para sanar el profundo dolor de la soledad es una relación íntima con Dios.

Cuando Dios iba a crear a Adán, dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza” (Gn 1.26). Un punto de semejanza con el Señor es el deseo y la capacidad de relacionarnos con otros. Además, fuimos creados para tener comunión con Dios.

Adán y Eva tenían una estrecha relación con el Señor, quien pasaba tiempo con ellos en el huerto del Edén. Pero la desobediencia de la pareja creó un distanciamiento en la relación, porque Dios es santo. Él no puede permitir nada pecaminoso en su presencia. Después que el pecado entró en el mundo por medio de la primera pareja, toda persona está manchada por él y, por tanto, separada del Señor. Por esa razón, Dios hizo un puente para salvar la brecha que había entre Él y la humanidad.

Jesucristo tomó sobre sí nuestras transgresiones y murió en la cruz, lavando así la mancha del pecado. Todo el que confía en su sacrificio para perdón de pecados cruza ese puente formado por la cruz. Todo nuevo creyente es reconciliado, es decir, restaurado de inmediato a una correcta relación con Dios.

Tener una relación con el Señor significa que nunca estamos solos ("Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará.", Dt 31.6). Es posible que, en ocasiones, sintamos un poco de soledad, pero siempre tendremos un amigo con quien podemos hablar.

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Ps. C. Stanley 

miércoles, 18 de mayo de 2016

Miércoles: EL ANDAR POR FE (Hebreos 11.23-28)

EL ANDAR POR FE

Hebreos 11.23-28
23 Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey.
24 Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón,
25 escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado,
26 teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón.
27 Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible.
28 Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos.

Moisés, un pastor de ovejas, se paró delante de Faraón y le ordenó al poderoso gobernante que liberara al pueblo de Israel de la esclavitud. La confrontación debe haber parecido un espectáculo ridículo, incluso para los esclavos a quienes Moisés había sido enviado a libertar. Pero, después de diez plagas y muchas presentaciones ante el gobernante egipcio, Moisés puso al país de rodillas con un cayado de pastor y su fe en Dios.

Andar por fe en vez de guiarse por sentimientos, emociones y lógica humana, a menudo significa ser malinterpretado. Nuestras acciones pueden parecer absurdas, pero ¿qué podría ser más razonable que permitir que nuestro omnipotente Padre celestial nos guíe? Cuando nosotros, como Moisés, consideremos que nuestras destrezas y capacidades no están a la altura de la tarea por delante, el poder de Dios realizará por medio de nosotros lo que Él desea que hagamos ("Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.", 2 Co 12.9). El Señor no siempre es “razonable” tal como nosotros conceptuamos la razón, sino que se ocupa de nuestras circunstancias por medio de nuestra obediencia.

Vivir por fe exige dejar lo que consideramos mejor, para confiar totalmente en Dios; implica obedecer cuando el Señor nos dice que debemos hablar o actuar. Dios quiere que confiemos en que Él tiene un plan para nuestra vida y que está dirigiendo siempre las circunstancias y manejando a las personas según su propósito.

Sea cual sea el desafío, usted puede tener éxito si decide depender totalmente del Padre celestial. Él le pondrá de pie frente a su Egipto personal y le dará la victoria.

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Ps. C. Stanley

martes, 17 de mayo de 2016

Martes: JOSÉ: ADELANTE POR FE (Génesis 39)

JOSÉ: ADELANTE POR FE

Génesis 39
1 Llevado, pues, José a Egipto, Potifar oficial de Faraón, capitán de la guardia, varón egipcio, lo compró de los ismaelitas que lo habían llevado allá.
2 Mas Jehová estaba con José, y fue varón próspero; y estaba en la casa de su amo el egipcio.
3 Y vio su amo que Jehová estaba con él, y que todo lo que él hacía, Jehová lo hacía prosperar en su mano.
4 Así halló José gracia en sus ojos, y le servía; y él le hizo mayordomo de su casa y entregó en su poder todo lo que tenía.
5 Y aconteció que desde cuando le dio el encargo de su casa y de todo lo que tenía, Jehová bendijo la casa del egipcio a causa de José, y la bendición de Jehová estaba sobre todo lo que tenía, así en casa como en el campo.
6 Y dejó todo lo que tenía en mano de José, y con él no se preocupaba de cosa alguna sino del pan que comía. Y era José de hermoso semblante y bella presencia.
7 Aconteció después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo.
8 Y él no quiso, y dijo a la mujer de su amo: He aquí que mi señor no se preocupa conmigo de lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene.
9 No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?
10 Hablando ella a José cada día, y no escuchándola él para acostarse al lado de ella, para estar con ella,
11 aconteció que entró él un día en casa para hacer su oficio, y no había nadie de los de casa allí.
12 Y ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió.
13 Cuando vio ella que le había dejado su ropa en sus manos, y había huido fuera,
14 llamó a los de casa, y les habló diciendo: Mirad, nos ha traído un hebreo para que hiciese burla de nosotros. Vino él a mí para dormir conmigo, y yo di grandes voces;
15 y viendo que yo alzaba la voz y gritaba, dejó junto a mí su ropa, y huyó y salió.
16 Y ella puso junto a sí la ropa de José, hasta que vino su señor a su casa.
17 Entonces le habló ella las mismas palabras, diciendo: El siervo hebreo que nos trajiste, vino a mí para deshonrarme.
18 Y cuando yo alcé mi voz y grité, él dejó su ropa junto a mí y huyó fuera.
19 Y sucedió que cuando oyó el amo de José las palabras que su mujer le hablaba, diciendo: Así me ha tratado tu siervo, se encendió su furor.
20 Y tomó su amo a José, y lo puso en la cárcel, donde estaban los presos del rey, y estuvo allí en la cárcel.
21 Pero Jehová estaba con José y le extendió su misericordia, y le dio gracia en los ojos del jefe de la cárcel.
22 Y el jefe de la cárcel entregó en mano de José el cuidado de todos los presos que había en aquella prisión; todo lo que se hacía allí, él lo hacía.
23 No necesitaba atender el jefe de la cárcel cosa alguna de las que estaban al cuidado de José, porque Jehová estaba con José, y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba.

Como creyentes, todos fallaremos de vez en cuando en nuestra fe. Cuando eso suceda, ¿cómo podremos controlar nuestras dudas? La clave es seguir enfocados en el Padre celestial para poder seguir adelante haciendo su voluntad.

Piense en José, un héroe del Antiguo Testamento, quien confió en Dios en todas las terribles pruebas de sus primeros años. La fe lo sostuvo frente a la traición, la esclavitud y la prisión. Apoyado en su confianza en el Padre celestial, José no permitió que sus circunstancias, el entorno o las opiniones de otros lo desviaran de actuar conforme a la voluntad de Dios. José creía que cada situación de su vida era por voluntad de Dios.

La reacción de la mayoría de las personas a las pruebas es quejarse de que su situación es injusta e inmerecida. Están tan enfocadas en sus circunstancias adversas, que pierden la oportunidad de servir a Dios.

José eligió un enfoque diferente. Este joven, que había sido vendido como esclavo por sus hermanos, decidió hacer su trabajo con excelencia. Sus tareas en la casa de Potifar probablemente eran de baja categoría, pero las realizaba como si trabajara para el Señor. Esta clase de compromiso le ganó a José la atención y el respeto de su amo, y el esclavo hebreo fue recompensado con mayores responsabilidades. Génesis 39.23 dice: “y lo que él hacía, Jehová lo prosperaba.”.

José pasó de una dificultad a otra, pero se mantuvo centrado en el Señor, quien le había prometido elevarlo a una posición de liderazgo ("Y lo contó a su padre y a sus hermanos; y su padre le reprendió, y le dijo: ¿Qué sueño es este que soñaste? ¿Acaso vendremos yo y tu madre y tus hermanos a postrarnos en tierra ante ti?", Gn 37.10). Tenía un enfoque práctico frente a sus desventuras: se mantenía pensando en Dios y sirviéndole sin detenerse en sus pruebas.

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Ps. C. Stanley

lunes, 16 de mayo de 2016

Lunes: LAS MADRES SON DIGNAS DE HONRA (Levítico 19.1-3)

Ahora puedes ver este devocional en http://devocionaltemprano.blogspot.com/ todos los días tempranito.
Ver: Domingo: EL LEGADO DE UNA FE PRECIOSA (2 Timoteo 1.3-5)
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LAS MADRES SON DIGNAS DE HONRA

Levítico 19.1-3
1 Habló Jehová a Moisés, diciendo:
2 Habla a toda la congregación de los hijos de Israel, y diles: Santos seréis, porque santo soy yo Jehová vuestro Dios.
3 Cada uno temerá a su madre y a su padre, y mis días de reposo guardaréis. Yo Jehová vuestro Dios.

Dios espera grandes cosas de los hijos y de los padres. En el pasaje de hoy, Él enlaza la santidad —entre otras cosas— con la honra al padre y a la madre. De hecho, el Antiguo Testamento contiene severas advertencias en contra de la falta de respeto y la desobediencia a los padres ("El que hiriere a su padre o a su madre, morirá.", Éx 21.15; Dt 21.18-21).
Dt 21.18-21
18 Si alguno tuviere un hijo contumaz y rebelde, que no obedeciere a la voz de su padre ni a la voz de su madre, y habiéndole castigado, no les obedeciere;
19 entonces lo tomarán su padre y su madre, y lo sacarán ante los ancianos de su ciudad, y a la puerta del lugar donde viva;
20 y dirán a los ancianos de la ciudad: Este nuestro hijo es contumaz y rebelde, no obedece a nuestra voz; es glotón y borracho.
21 Entonces todos los hombres de su ciudad lo apedrearán, y morirá; así quitarás el mal de en medio de ti, y todo Israel oirá, y temerá.

El Señor sabía que los hijos rebeldes que escapan de la disciplina por sus malas acciones podían llevar a una sociedad al caos. Basta con mirar a nuestro alrededor. Lamentablemente, no es muy difícil encontrar adultos que no toman en cuenta la ley de Dios, que no les importa la disciplina y que no enseñan a sus hijos principios espirituales, morales ni éticos. Cuando permitimos que los hijos se salgan con la suya por desobedientes, estamos eludiendo la responsabilidad que Dios nos ha dado como padres.

Cuando los padres son firmes de manera amorosa y disciplinan a sus hijos, se colocan en una posición de recta autoridad. Pasar por alto la desobediencia o la falta de respeto es restar importancia a la Palabra de Dios. Un hijo que no respeta a sus padres ha desobedecido las Sagradas Escrituras ("Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.", Éx 20.12). Pero no solamente el hijo ha pecado, sino también el padre que ha permitido la falta. Además, se ha abierto la puerta para que el hijo cuestione el resto de la ley de Dios: Si esa norma no es importante, puede ser que las otras tampoco lo sean.

Honre a su madre, y si usted es una madre, sea digna de la estima de sus hijos. Espere obediencia y respeto de ellos, ya sean pequeños, adolescentes o adultos. Dios le ha hecho a usted responsable de sus hijos, por tanto, honre al Señor dándoles un buen ejemplo.

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Ps. C. Stanley

domingo, 15 de mayo de 2016

Domingo: EL LEGADO DE UNA FE PRECIOSA (2 Timoteo 1.3-5)

EL LEGADO DE UNA FE PRECIOSA

2 Timoteo 1.3-5
3 Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día;
4 deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo;
5 trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.

El mejor legado que podemos dejar a los hijos es nuestra fe —la convicción de que Dios es quien dice ser y de que hará todo lo que ha prometido. La gran relación de Timoteo con Cristo no se materializó de la nada, se desarrolló como resultado del ejemplo de su madre y su abuela.

He aquí algunas maneras de cómo podemos dejar un rico legado:

Enseñar principios bíblicos prácticos. Los niños necesitan saber qué piensa Dios sobre la riqueza ("De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan.", Sal 24.1), cómo suple nuestras necesidades ("Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.", Fil 4.19) y cómo nos dirige en la vida (Pr 3.5, 6).
Pr 3.5, 6
5 Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia.
6 Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.

Modelar el carácter por medio del estilo de vida. La manera como vivimos, ya sea con transparencia y tranquilidad; o con temor, ansiedad y autosuficiencia, comunican lo que creemos acerca de Dios.

Servir a Dios sirviendo a los demás. Las acciones muestran que nuestra fe es real ("Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.", Stg 2.26). Si queremos que nuestros hijos no desarrollen un modo de pensar egocéntrico, el servicio a los demás es vital.

Interceder por ellos. Nunca olvidarán cuando orábamos por ellos regularmente.

Comunicarles amor. Ellos necesitan saber que los amamos, así como Dios nos ama. Las palabras dichas con amor comunican vida a sus corazones.

Como padres, debemos guiar e inspirar a nuestros hijos a seguir a Cristo. Incluso, quienes no tienen hijos, pueden dejar un legado. El ejemplo a seguir es Pablo: aunque no se casó ni tuvo hijos biológicos, fue padre espiritual para muchos (1 Co 4.14-16).
1 Co 4.14-16
14 No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados.
15 Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio.
16 Por tanto, os ruego que me imitéis.

sábado, 14 de mayo de 2016

Sábado: LA EQUIVOCACIÓN EN CUANTO A LA SALVACIÓN (Mateo 5.14, 15)

LA EQUIVOCACIÓN EN CUANTO A LA SALVACIÓN

Mateo 5.14, 15
14 Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
15 Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.

Cada domingo, innumerables personas en todo el mundo van a las iglesias con un falso sentido de seguridad. Asumen que su moralidad, su membresía, o el bautismo les merecerán un lugar en el cielo. Aunque muchas de estas personas desean sinceramente agradar a Dios, están equivocadas en cuanto a qué es la vida cristiana. Piensan en términos de hacer en vez de ser. Por tanto, imitan las acciones de los buenos cristianos: asisten a un servicio semanal, oran, leen la Biblia y tratan de ser personas decentes.

Sin embargo, la salvación no es el producto de las buenas obras. Venimos al mundo con una naturaleza corrupta, y toda maldad proviene de un corazón apartado del Señor. Pecamos porque somos pecadores. Es así de simple. La buena noticia es que en la experiencia de la salvación se nos da una nueva naturaleza ("De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.", 2 Co 5.17). Nuestro pecado es borrado porque Jesucristo sacrificó su vida por nosotros. Desde el momento en que pusimos nuestra fe en Él, el Espíritu Santo mora en nuestro corazón para que podamos vivir rectamente.

El mundo valora la acción, pero Dios da prioridad a la relación, específicamente a una buena relación con Él. Las personas que van por allí haciendo alarde de religiosidad están desaprovechando la relación profundamente satisfactoria y gozosa que hay entre un creyente y el Señor.

Podemos ayudar a corregir la equivocación de las personas explicándoles la razón de nuestra esperanza (cp. "sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;", 1 P 3.15). Dígales que la relación personal con Cristo es posible, cuando la persona reconoce su necesidad y pone su fe en Él como su Salvador. Si la luz de usted brilla, ella se reflejará bien en la iglesia.

viernes, 13 de mayo de 2016

Viernes: CÓMO SERVIR A LA IGLESIA (1 Corintios 12.18-26)

CÓMO SERVIR A LA IGLESIA

1 Corintios 12.18-26
18 Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso.
19 Porque si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?
20 Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo.
21 Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros.
22 Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios;
23 y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro.
24 Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba,
25 para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros.
26 De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan.

Cuando hablo de servir a la iglesia con los talentos y los dones que Dios nos ha dado, la gente piensa a menudo en términos muy pequeños. Imaginan a la cantante del coro o al maestro de la escuela dominical. Pero si resulta que las personas no tienen esos dones, pierden todo interés.

Es hora de que dejemos de pensar en términos del “domingo solamente”. La iglesia no es un lugar ni un tiempo; es un cuerpo de creyentes, cada uno con dones especiales dados por Dios para guiar, ayudar, desafiar y apoyar al resto. En realidad, la mayor parte del servicio al Señor no tiene lugar dentro del edificio de la iglesia, sino afuera en el mundo, donde hacemos todas las cosas que la Biblia ordena.

La mayoría de los creyentes no está en condiciones de influir en muchas personas. Cuando actuamos o hablamos, solo los más cercanos a nosotros lo notan, pero se produce una reacción en cadena que afecta a toda una comunidad. La metáfora de Pablo en cuanto a las partes del cuerpo trabajando juntas en armonía es una descripción útil de cómo una pequeña acción puede tener un gran impacto. Piense en cómo la tensión en el dedo gordo del pie mantiene estable a todo el pie, y eso estabiliza a todo el cuerpo. De la misma manera, una amable amonestación, un oído atento, o una acción amorosa, benefician a la iglesia al fortalecer a un hermano.

Estamos en este mundo para servir al reino de Dios y a su iglesia. Y lo hacemos, sirviéndonos unos a otros en cosas pequeñas. Al hablar de ese servicio, le reto a que encuentre una necesidad en su iglesia o comunidad que Dios pueda satisfacer por medio de usted.

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Ps. C. Stanley 

jueves, 12 de mayo de 2016

Jueves: UNA IGLESIA COMPASIVA (Lucas 10.25-37)

UNA IGLESIA COMPASIVA

Lucas 10.25-37
25 Y he aquí un intérprete de la ley se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?
26 El le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?
27 Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.
28 Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás.
29 Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?
30 Respondiendo Jesús, dijo: Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron; e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto.
31 Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo.
32 Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo.
33 Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia;
34 y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él.
35 Otro día al partir, sacó dos denarios, y los dio al mesonero, y le dijo: Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.
36 ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones?
37 El dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo.

¿Entiende usted que los creyentes no deben mirar más allá del cuerpo de Cristo para encontrar respuestas a sus necesidades? Fuimos hechos para ser un cuerpo que se vale por sí mismo. Después de varias décadas en el ministerio, he encontrado solo una manera para que la iglesia funcione como debe: los creyentes deben comprometerse a ser de bendición para los demás.

Por ejemplo, un hombre decide orar y luchar al lado de un hermano que sufre, hasta que la gravosa situación se resuelva. O una mujer se ofrece a responder las preguntas que tiene una creyente nueva sobre el mensaje del domingo. Hay muchas otras formas de servir a otros, puede ser transportando a una persona anciana a la iglesia, enseñando una clase de la escuela dominical, o visitando a una agotada madre soltera para escuchar sus preocupaciones.

Antes de que las necesidades que hay en su iglesia le agobien, permítame recordarle que el amor a los hermanos es un esfuerzo de toda la iglesia. Una sola persona no puede satisfacer todas las necesidades. Así que, si usted se compromete a servir a un pequeño grupo de personas que Dios ha traído a su vida, y renuncia a sus preferencias personales en cuanto a tiempo y recursos, el Señor le bendecirá con más gozo y más contentamiento de los que usted jamás haya conocido.

Servir a los demás antes de servirse a uno mismo es practicar el cristianismo auténtico. Estoy seguro de que si nos comprometemos a dar respuesta a las necesidades que el Señor nos presente, nuestras iglesias serán transformadas en un verdadero cuerpo de creyentes que funcionan juntos para la gloria de Dios.

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Ps. C. Stanley 

miércoles, 11 de mayo de 2016

Miércoles: ¿PREOCUPADO? ¡INTENTE ALABAR A DIOS! (Salmo 34)

¿PREOCUPADO? ¡INTENTE ALABAR A DIOS!

Salmo 34
1 Bendeciré a Jehová en todo tiempo; Su alabanza estará de continuo en mi boca.
2 En Jehová se gloriará mi alma; Lo oirán los mansos, y se alegrarán.
3 Engrandeced a Jehová conmigo, Y exaltemos a una su nombre.
4 Busqué a Jehová, y él me oyó, Y me libró de todos mis temores.
5 Los que miraron a él fueron alumbrados, Y sus rostros no fueron avergonzados.
6 Este pobre clamó, y le oyó Jehová, Y lo libró de todas sus angustias.
7 El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, Y los defiende.
8 Gustad, y ved que es bueno Jehová; Dichoso el hombre que confía en él.
9 Temed a Jehová, vosotros sus santos, Pues nada falta a los que le temen.
10 Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.
11 Venid, hijos, oídme; El temor de Jehová os enseñaré.
12 ¿Quién es el hombre que desea vida, Que desea muchos días para ver el bien?
13 Guarda tu lengua del mal, Y tus labios de hablar engaño.
14 Apártate del mal, y haz el bien; Busca la paz, y síguela.
15 Los ojos de Jehová están sobre los justos, Y atentos sus oídos al clamor de ellos.
16 La ira de Jehová contra los que hacen mal, Para cortar de la tierra la memoria de ellos.
17 Claman los justos, y Jehová oye, Y los libra de todas sus angustias.
18 Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; Y salva a los contritos de espíritu.
19 Muchas son las aflicciones del justo, Pero de todas ellas le librará Jehová.
20 El guarda todos sus huesos; Ni uno de ellos será quebrantado.
21 Matará al malo la maldad, Y los que aborrecen al justo serán condenados.
22 Jehová redime el alma de sus siervos, Y no serán condenados cuantos en él confían.

Muchas emociones negativas acompañan las dificultades: frustración, desesperación, temores y dudas. Las personas dominadas por esos sentimientos suelen tomar malas decisiones. Es por eso que recomiendo que elijamos enfrentar los momentos de dificultad de la misma manera que lo hizo el pueblo de Israel: con alabanza. Aun en las horas más oscuras, adorar a Dios llena de gozo el corazón, y de paz la mente. Un creyente lleno de esa manera puede mantener su promesa de obedecer al Señor, pase lo que pase.

Adorar al Señor ensancha nuestra visión. Al hacerlo, comenzamos a ver su actividad en el mundo de maneras nuevas. Más concretamente, vemos lo que Dios está haciendo en nuestra situación, y notamos las áreas donde Él exige nuestra obediencia. Nuestra tendencia humana es buscar siempre la solución más fácil, pero al conformarnos con ello dejamos de crecer espiritualmente; además, de perder bendiciones por no seguir el plan del Señor.

Hacer una pausa para alabar al Señor puede apartar nuestra mente del camino fácil, y dirigirnos al camino correcto; es decir, al camino de la voluntad de Dios. Dar un paso adelante por fe puede ser aterrador, pero los creyentes podemos arriesgar confiadamente nuestro futuro a la fidelidad del Señor. ¡Él nunca ha defraudado a nadie!

Es difícil desesperarnos mientras alabamos al Señor por su amor y su poder. Podemos disipar las dudas recordando su fidelidad en el pasado y aliviar nuestra frustración encomendando en sus manos nuestros planes para el futuro. La alabanza no es la reacción obvia a las dificultades, sino la respuesta más acertada.

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Ps. C. Stanley 

martes, 10 de mayo de 2016

Martes: PAZ EN LAS DIFICULTADES (2 Crónicas 20.1-25)

PAZ EN LAS DIFICULTADES

2 Crónicas 20.1-25
1 Pasadas estas cosas, aconteció que los hijos de Moab y de Amón, y con ellos otros de los amonitas, vinieron contra Josafat a la guerra.
2 Y acudieron algunos y dieron aviso a Josafat, diciendo: Contra ti viene una gran multitud del otro lado del mar, y de Siria; y he aquí están en Hazezon-tamar, que es En-gadi.
3 Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá.
4 Y se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová: y también de todas las ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda a Jehová.
5 Entonces Josafat se puso en pie en la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la casa de Jehová, delante del atrio nuevo;
6 Y dijo: Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y te tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿no está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista?
7 Dios nuestro, ¿no echaste tú los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la descendencia de Abraham tu amigo para siempre?
8 Y ellos han habitado en ella, y te han edificado en ella santuario a tu nombre, diciendo:
9 Si mal viniere sobre nosotros, o espada de castigo, o pestilencia, o hambre, nos presentaremos delante de esta casa, y delante de ti, (porque tu nombre está en esta casa,) y a causa de nuestras tribulaciones clamaremos a ti, y tú nos oirás y salvarás.
10 Ahora, pues, he aquí los hijos de Amón y de Moab, y los del monte de Seir, a cuya tierra no quisiste que pasase Israel cuando venía de la tierra de Egipto, sino que se apartase de ellos, y no los destruyese;
11 He aquí ellos nos dan el pago viniendo a arrojarnos de la heredad que tú nos diste en poseción.
12 ¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros: no sabemos que hacer, y a ti volvemos nuestros ojos.
13 Y todo Judá estaba en pie delante de Jehová, con sus niños y sus mujeres, y sus hijos.
14 Y estaba allí Jahaziel hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el espíritu de Jehová en medio de la reunión;
15 Y dijo: Oid, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande; porque no es vuestra la guerra, sino de Dios.
16 Mañana descenderéis contra ellos; he aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis, y los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel.
17 No habrá para qué peleéis vosotros en este caso: paraos, estad quedos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, que Jehová estará con vosotros.
18 Entonces Josafat se inclinó rostro a tierra, y asimismo todo Judá y los moradores de Jerusalén se postraron delante de Jehová, y adoraron a Jehová.
19 Y se levantaron los levitas de los hijos de Coat y de los hijos de Coré, para alabar a Jehová el Dios de Israel con fuerte y alta voz.
20 Y cuando se levantaron por la mañana, salieron por el desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat estando en pie, dijo: Oidme, Judá y moradores de Jerusalén . Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados.
21 Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre.
22 Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab, y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros:
23 Porque los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir, para matarlos y destruirlos; y cuando hubieron acabado con los del monte de Seir, cada cual ayudó a la destrucción de su compañero.
24 Y luego que vino Judá a la torre del desierto, miraron hacia la multitud; y he aquí yacían ellos en tierra muertos, pues ninguno había escapado.
25 Viniendo entonces Josafat y su pueblo a despojarlos, hallaron entre los cadáveres muchas riquezas, así vestidos como alhajas preciosas, que tomaron para sí, tantos, que no los podían llevar: tres días estuvieron recogiendo el botín, porque era mucho.

Enfrentado a la caída segura de su nación, el rey Josafat respondió con adoración. Lea su oración en el pasaje de hoy, y verá que es difícil separar la petición de la alabanza. Más allá de las expresiones de “aleluya” y “alabado sea el Señor”, su oración alaba la naturaleza de Dios y sus virtudes.

Además, el rey encabezó a la nación en la glorificación a Dios por su salvación en el pasado. Cuando los israelitas se enfocaron en el Señor (no en los ejércitos que venían) el pueblo recordó cómo Él había intervenido en el pasado. Esto fue exactamente lo que Dios les había dicho a los israelitas que hicieran: que instruyeran a sus hijos en sus caminos para que pudieran honrarlo cada día ("y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.", Dt 6.7). Esto genera valentía y fortalece la fe.

La alabanza del pueblo preparó el camino para su total dependencia de Él. Las probabilidades de que el pequeño ejército israelita venciera a las fuerzas de tres enemigos eran escasas. Sin embargo, gracias a la disposición del pueblo a adorar pudieron reconocer su debilidad y esperar la intervención divina. Dios les dio una solución muy particular: no hacer nada; pero Israel estaba espiritualmente preparado para ir en contra de la razón humana y obedecer. A Dios le encanta que nos sujetemos a su misericordia, porque así su poder puede liberarse en toda su plenitud.         

Dios también está dispuesto a darnos la victoria en tiempos de dificultad. La historia de los israelitas está escrita en su Palabra para que todos los creyentes puedan aplicar sus principios. Incline su corazón y su mente al Señor, y Dios ampliará su visión de quién es Él y de lo que puede hacer por usted.

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Ps. C. Stanley 

lunes, 9 de mayo de 2016

Lunes: EL FUNDAMENTO DE LA ESPERANZA (1 Pedro 1.3-9)

EL FUNDAMENTO DE LA ESPERANZA

1 Pedro 1.3-9
3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos,
4 para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros,
5 que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.
6 En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas,
7 para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,
8 a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso;
9 obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.

Se puede definir a la esperanza como el deseo de algo bueno y la expectativa de recibirlo. Jesucristo es el único fundamento verdadero de esperanza, porque solo Él sabe lo que es mejor, y tiene la autoridad y el poder para asegurar su cumplimiento.

Todos tenemos expectativas en cuanto al futuro, pero ellas solo atañen a esta vida terrenal. Cristo nos promete la “esperanza viva” de una herencia imperecedera en el cielo. Los deseos se marchitarán, pero nuestro hogar en el cielo será eterno. Esta es nuestra verdadera seguridad y nuestra ancla cuando las tormentas de la vida sean severas.

Pero, ¿cómo podemos soportar los tiempos de prueba ahora mismo? El cielo puede parecer muy distante cuando el dolor se presenta. Una manera es por medio de la esperanza, la cual nos permite aguardar que las cosas mejoren. 
¿Y qué de las ocasiones cuando nuestra situación no mejora? Pedro nos dice que Dios está purificando nuestra fe, que resultará en gloria y alabanza cuando Cristo vuelva. Hay algo más valioso para nosotros que el oro, e incluso que el alivio. ¡Qué paradoja! Las dificultades que nos hacen perder la esperanza son las herramientas que el Señor utiliza para aumentar nuestra fe y esperanza en Él.

Cristo nos promete esperanza, no solo para la eternidad, sino también para esta vida. En esas ocasiones, cuando Dios no nos libra de las dificultades, podemos estar seguros de que Él está haciendo una obra mayor dentro de nosotros. Cuando finalmente lleguemos a nuestro hogar eterno, nos daremos cuenta del inmenso valor de la fe que el Señor produjo en nosotros mientras mantuvimos nuestra esperanza en Él.

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Ps. C. Stanley 

domingo, 8 de mayo de 2016

Domingo: MEGÁFONOS DE CRISTO (1 Tesalonicenses 1.1-10)

MEGÁFONOS DE CRISTO

1 Tesalonicenses 1.1-10
1 Pablo, Silvano y Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el Señor Jesucristo: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
2 Damos siempre gracias a Dios por todos vosotros, haciendo memoria de vosotros en nuestras oraciones,
3 acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo.
4 Porque conocemos, hermanos amados de Dios, vuestra elección;
5 pues nuestro evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre, como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros.
6 Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo,
7 de tal manera que habéis sido ejemplo a todos los de Macedonia y de Acaya que han creído.
8 Porque partiendo de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también en todo lugar vuestra fe en Dios se ha extendido, de modo que nosotros no tenemos necesidad de hablar nada;
9 porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero,
10 y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera.

¿Ha asistido alguna vez a un evento deportivo de nivel profesional? ¡Es una experiencia surrealista! Uno está junto a decenas de miles de personas que animan y gritan lo más alto que pueden, como si sus gritos sirvieran para llevar a sus equipos a lograr la victoria.

¿Cuántos cristianos conoce que tengan una fe tan intensa o tan apasionada? ¿Con qué frecuencia proclama usted la fe salvadora de Jesucristo de la manera tan ruidosa que proclaman los fanáticos del fútbol su fervor? En su carta a la iglesia en Tesalónica, Pablo se regocija por la pasión de la joven congregación por hablarle a todo el mundo de Cristo. Por ser una activa ciudad portuaria, el apóstol sabía que la iglesia podía hacerse escuchar desde allí por todo el mundo. Los viajeros podían escuchar el evangelio y luego llevarlo a sus comunidades.

Al decir que la palabra del Señor se había “divulgado” desde la iglesia, Pablo ofrece una imagen excelente (1 Ts 1.8). Mucho antes de que hubiera micrófonos y altoparlantes, se utilizaba un instrumento largo y curvado para amplificar la voz de los oradores públicos. ¡Pablo estaba alabando a los tesalonicenses por ser megáfonos vivientes que proclamaban a Cristo!

Si usted es un “fanático” de Jesús, tiene entonces la responsabilidad de compartir con el mundo lo que Él es y lo que ha hecho. ¡Grítelo desde las azoteas! ¡Llene la totalidad de los estadios con el estruendo de su alabanza! Asegúrese de que todos los que le rodean sepan quién es su Salvador.