miércoles, 18 de mayo de 2016

Miércoles: EL ANDAR POR FE (Hebreos 11.23-28)

EL ANDAR POR FE

Hebreos 11.23-28
23 Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey.
24 Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón,
25 escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado,
26 teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón.
27 Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible.
28 Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos.

Moisés, un pastor de ovejas, se paró delante de Faraón y le ordenó al poderoso gobernante que liberara al pueblo de Israel de la esclavitud. La confrontación debe haber parecido un espectáculo ridículo, incluso para los esclavos a quienes Moisés había sido enviado a libertar. Pero, después de diez plagas y muchas presentaciones ante el gobernante egipcio, Moisés puso al país de rodillas con un cayado de pastor y su fe en Dios.

Andar por fe en vez de guiarse por sentimientos, emociones y lógica humana, a menudo significa ser malinterpretado. Nuestras acciones pueden parecer absurdas, pero ¿qué podría ser más razonable que permitir que nuestro omnipotente Padre celestial nos guíe? Cuando nosotros, como Moisés, consideremos que nuestras destrezas y capacidades no están a la altura de la tarea por delante, el poder de Dios realizará por medio de nosotros lo que Él desea que hagamos ("Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.", 2 Co 12.9). El Señor no siempre es “razonable” tal como nosotros conceptuamos la razón, sino que se ocupa de nuestras circunstancias por medio de nuestra obediencia.

Vivir por fe exige dejar lo que consideramos mejor, para confiar totalmente en Dios; implica obedecer cuando el Señor nos dice que debemos hablar o actuar. Dios quiere que confiemos en que Él tiene un plan para nuestra vida y que está dirigiendo siempre las circunstancias y manejando a las personas según su propósito.

Sea cual sea el desafío, usted puede tener éxito si decide depender totalmente del Padre celestial. Él le pondrá de pie frente a su Egipto personal y le dará la victoria.

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Ps. C. Stanley

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