lunes, 29 de febrero de 2016

Lunes: IMAGINEMOS SU REGRESO (Hechos 1.9-11)

IMAGINEMOS SU REGRESO

Hechos 1.9-11
9 Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos.
10 Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas,
11 los cuales también les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo.

Las películas pueden ser tan fascinantes que somos fácilmente “transportados”, hasta que los créditos al final de ellas nos traen de nuevo a la vida real. Pero más maravilloso que cualquier película será lo que los cristianos experimentaremos cuando el Señor Jesús regrese.

Lo que escucharemos: El Señor Jesús “con voz de mando descenderá del cielo” (1 Ts 4.16). Quizás dirá algo parecido a las palabras que pronunció cuando resucitó a Lázaro: “¡Ven fuera!” (Jn 11.43). También se escuchará la voz del arcángel Miguel —el líder de las huestes celestiales— y el sonido de una trompeta celestial, llamando a los santos a congregarse.

Lo que veremos: El Señor descenderá del cielo para ser recibido en el aire por los creyentes muertos que resucitarán, y luego, poco después, por los cristianos que estén vivos (Hch 1.11).

Lo que sentiremos: Aunque es imposible saber exactamente cómo será la experiencia, podemos estar seguros de que será grandiosa. Físicamente, seremos transformados: a diferencia de nuestro cuerpo actual, nuestra nueva condición no será susceptible al dolor, pecado, enfermedad o muerte. En un instante, estaremos ante la presencia de nuestro Padre celestial para permanecer con Él por toda la eternidad.

No es difícil desanimarse por el materialismo, egoísmo y desmoralización de este mundo. Pero podemos tomar ánimo recordándonos unos a otros —y a nosotros mismos— el regreso del Señor ("Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.", 1 Ts 4.18). Por tanto, cuando las dificultades le agobien, piense en este maravilloso acontecimiento que habrá en su futuro. ¡Lo mejor está por llegar!

domingo, 28 de febrero de 2016

Domingo: LA ESPERANZA DEL REGRESO DE JESÚS (1 Tesalonicenses 4.13-18)

LA ESPERANZA DEL REGRESO DE JESÚS

1 Tesalonicenses 4.13-18
13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza.
14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él.
15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron.
16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero.
17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor.
18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

A lo largo de la historia, la gente ha debatido qué sucederá después de la muerte. Este tema sigue siendo un misterio, pues los que mueren no pueden contar sus experiencias.

Pero la Palabra de Dios dice muchas realidades sobre la vida después de la muerte. En el pasaje de hoy, Pablo explica lo que les sucederá, después del regreso de Cristo, a los creyentes muertos y a los que estén viviendo todavía. Primero, Jesús descenderá del cielo de una manera muy parecida a su ascensión (Hch 1.11). Luego, Dios resucitará los cuerpos de los creyentes que hayan muerto. (Por supuesto, sabemos por 2 Corintios 5.8 que sus espíritus habrán estado con Jesús desde el momento de su muerte física). Luego, los cristianos que sigan estando vivos serán transformados; ascenderán para recibir a Cristo en el aire, y morarán con Él para siempre.

Aunque debemos esforzarnos por glorificar a Dios cada día, mientras estemos vivos es importante estar conscientes de los acontecimientos futuros. La razón está en 1 Tesalonicenses 4.13: “Para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza”. En efecto, según el v. 18, debemos alentarnos unos a otros sabiendo lo que sucederá cuando el Señor Jesús regrese. Por saber lo que se sufre en esta vida por las tragedias, muertes y enfermedades, Dios nos da un atisbo del maravilloso futuro que nos tiene reservado.

¡Qué Dios tan amoroso tenemos! Él comprende nuestros dolores y nos da esperanza, consuelo y fortaleza para soportar las aflicciones de la vida. Lea de nuevo el pasaje, pero esta vez cambiando las palabras “de los que mueren” por el nombre de un creyente que esté muerto y al que usted haya amado, y deléitese en la esperanza que Dios nos ha dado.


sábado, 27 de febrero de 2016

Sábado: CÓMO ESCUCHAR EL LLAMADO (Hechos 6.4)

CÓMO ESCUCHAR EL LLAMADO

Hechos 6.4
4 Y nosotros persistiremos en la oración y en el ministerio de la palabra.

Moisés escuchó la voz de Dios desde una zarza ardiente (Éx 3). Isaías tuvo una visión del trono celestial (Is 6). Sin embargo, la mayoría de quienes obedecen al Señor para ir al campo misionero reconocen su llamado constante. Es un susurro en su espíritu que les dice: “¿Cómo oirán sin haber quien les predique?” (Ro 10.14).

Es mejor si el Señor no tiene que utilizar un recurso severo para captar nuestra atención. Piense en el obstinado Saulo, quien necesitó que el Señor lo cegara temporalmente para ponerlo en el campo misionero (Hch 9.3-9; 26.13-18). ¡Prefiero escuchar el silbo apacible y delicado del Señor! (1 R 19.12).

Podemos tratar de ignorar el impulso en el corazón, evadir la pregunta con actividades o satisfacerlo dando dinero, en vez de aceptar la invitación. Algunos la rechazan, pero el llamado sigue allí. La voluntad de Dios es definitiva y su plan es firme. A pesar de que podemos correr, no podemos escapar de su llamado a obedecer (Jon 1.1; 3.1).

El sendero de la obediencia se caracterizará, sin duda, por los desafíos. Pero las dificultades son parte de la vida: en el hogar o en el extranjero, en el trabajo misionero o en el trabajo secular. Por fortuna, las recompensas son mayores que cualquier dificultad. Recuerde que Cristo le prometió a Pedro un rendimiento centuplicado por su inversión en el reino (Mr 10.28-30).

Llevar el evangelio es una gran oportunidad de servir a Dios. ¿Qué mejor manera de darle las gracias por salvarnos y por escribir nuestro nombre en el libro de la vida? Si el silbo apacible y delicado del Señor le está llamando, acéptelo, y vea qué obra tan maravillosa podrá Él hacer por medio de usted.


viernes, 26 de febrero de 2016

Viernes: EL LLAMADO MISIONERO (Mateo 4.18-22)

EL LLAMADO MISIONERO

Mateo 4.18-22
18 Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores.
19 Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres.
20 Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron.
21 Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó.
22 Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.

Se han escuchado todas las excusas que se puede imaginar para evitar el servicio misionero. “No he estudiado en el seminario”. “No sé predicar”. “Mi familia no me apoyará”. “Soy muy viejo”. La lista es interminable. Hay miles de misioneros activos que también pensaron que Dios no podría usarlos y a la verdad, hay que escuchar sus historias de cómo el Señor convirtió su resistencia en entusiasmo.

Podemos tener un montón de excusas de por qué Dios no debe llamarnos a llevar el evangelio. Pero su llamado no es para que lo discutamos; Él espera una respuesta de obediencia y entrega.

Nuestra única responsabilidad es aceptar el llamado de Dios. La responsabilidad del Señor es equiparnos para la obra que nos ha asignado. A la vida de cada cristiano le ha sido trazado un plan personal, y Dios provee la personalidad y el temperamento adecuados. Luego añade las aptitudes que pueden ser desarrolladas y los dones espirituales necesarios para realizar la misión dada por Él.

Dios hace su llamado con sabiduría y discernimiento. Él sabe por qué le creó y lo que usted puede hacer por medio de Él ("Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.", Ef 2.10). Rechazar la invitación de Dios es una insensatez, pues servir al Señor trae bendición y gozo.

El trabajo misionero puede hacerse cerca o lejos. Usted puede servir: desde su casa, escribiendo a los encarcelados; en la calle, sirviendo comida en un albergue; al otro lado del país, dando ayuda en caso de inundaciones; o en un país extranjero traduciendo el evangelio. En resumen, un llamado misionero es cualquier cosa que Dios le diga que haga.

jueves, 25 de febrero de 2016

Jueves: LA PREGUNTA MISIONERA (Romanos 10.11-15)

LA PREGUNTA MISIONERA

Romanos 10.11-15
11 Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.
12 Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan;
13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y cómo oirán sin haber quien les predique?
15 ¿Y cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!

“Estoy a tu disposición, Señor. Iré a otras tierras si me lo pides”. Pero hasta que Él me diga que haga las maletas, debería seguir apoyando a otros para que trabajen entre los no creyentes en los lugares más remotos.

El apóstol Pablo hace una serie de preguntas retóricas en Romanos 10, que puede resumirse así: ¿Cómo escuchará el mundo de Cristo si uno no hace nada? Dios nos usa para que difundamos el mensaje de que su plan de salvación está disponible para todos. Él nos puso en familias, comunidades y naciones para que nos mezclemos y compartamos lo que sabemos. Pero algunos creyentes son llamados a llevar el evangelio más lejos que otros. Quienes se quedan atrás deben orar por quienes viajan, y apoyarlos con sus recursos.

Si usted piensa, “mi corazón no está en el trabajo misionero”, sepa que cada creyente está llamado a hacer labor misionera, ya sea yendo o enviando. Ese llamado viene de una manera dramática a algunos; pero, para la mayoría de nosotros es simplemente un precepto bíblico que hay que obedecer ("Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;", Mt 28.19). Lo que les falta, a quienes no tienen un “corazón” para esta labor, es pasión. Los cristianos que comparten, van y envían, son aquellos a quienes les entusiasma que el mensaje de Dios llegue a los no creyentes.

Le reto a preguntarle a Dios: “¿Estoy dispuesto a ir donde me envíes?” Nuestras raíces en una comunidad deben tener solo la profundidad que el Señor quiera que tengan. Si usted no tiene el llamado de ir, elija entonces ser alguien que envía a otros. Ore, ofrende y haga lo que sea necesario para poner a otros en el campo misionero.

miércoles, 24 de febrero de 2016

Miércoles: NUESTRA TAREA MISIONERA (Hechos 13.1-4)

NUESTRA TAREA MISIONERA

Hechos 13.1-4
1 Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo.
2 Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.
3 Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron.
4 Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre.

Pablo y Bernabé fijaron el patrón para el trabajo misionero de la iglesia cuando obedecieron el llamado de Dios de lanzarse a la tarea. El cuerpo local de creyentes —los que se quedaron para predicar de Cristo a sus vecinos y amigos— equiparon a estos hombres para su viaje. Lo hicieron por las mismas razones que se aplican hoy día:

La condición espiritual de la humanidad. Romanos 1.21-32 (1) describe a este mundo pecador. El pecado sin freno conduce a las personas a una pendiente resbaladiza que los lleva a tener una conciencia depravada y, al final, una mente incapaz de discernir lo correcto.

La provisión espiritual de Dios. El Padre celestial respondió a la condición de la humanidad con su gracia al enviar a su único Hijo para salvarnos. Cristo llevó en la cruz el pecado de todos nosotros: los vivos, los que ya no viven y los que nacerán. La oferta de salvación es para todos; la gracia de Dios no tiene en cuenta raza, religión y color ("Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos los que le invocan;", Ro 10.12). Quienes creen en Cristo han sido perdonados de su pecado, y pasarán la eternidad con Él.

La comisión dada por Jesucristo. Hechos 1.8 dice que recibimos el Espíritu Santo para que podamos dar testimonio eficaz a quienes necesitan salvación. Notemos que no debemos ir solo al lugar donde vivimos y trabajamos, sino a todo el mundo, donde hay personas esperando escuchar las buenas nuevas.
Hechos 1.8 
8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

El propósito de la iglesia es adorar y testificar. Algunos irán, y otros enviarán, pero todos estamos llamados a la tarea de difundir el evangelio. No se trata de una sugerencia; es una orden ("Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;", Mt 28.19). Los creyentes debemos involucrarnos en la tarea misionera.

(1) = Romanos 1.21-32
21 Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.
22 Profesando ser sabios, se hicieron necios,
23 y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles.
24 Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos,
25 ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.
26 Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza,
27 y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.
28 Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen;
29 estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades;
30 murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres,
31 necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia;
32 quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.

martes, 23 de febrero de 2016

Martes: EL AMOR BÍBLICO (1 Corintios 13.1-8)

EL AMOR BÍBLICO 

1 Corintios 13.1-8
1 Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.
2 Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy.
3 Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.
4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;
6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
8 El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.

En este pasaje, el apóstol Pablo habla acerca del amor y su preeminencia sobre las lenguas, el conocimiento, la generosidad y el sacrificio (vv. 1-3). Describe la naturaleza del amor que es sufrido, benigno, humilde y lento para irritarse (vv. 4-7).

Sin embargo, muchas veces batallamos al tratar de poner en práctica este modelo de amor abnegado. Una razón es porque la piadosa expresión del amor no es algo natural para nosotros. El amor perfecto pone los intereses de la otra persona antes que los propios, aunque nuestra inclinación sea poner primero el yo (v. 5).

Otro problema es la tentación de no manifestar amor hasta que los demás se disculpen o cambien su conducta. Recordamos sus ofensas mucho después de haberse producido. Eso no fue lo que hizo nuestro Señor; Él nos amó cuando todavía éramos pecadores, y nos perdonó todo ("Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.", Ro 5.8; "Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes.", Lc 23.34).

Por otra parte, es más fácil señalar la falta de amabilidad de los demás, que ver dónde hemos fallado. Quizás un amigo nos habló bruscamente, y respondimos con palabras de enojo. ¡Con qué facilidad podemos usar la Biblia para señalar su error, pero qué difícil es reconocer el nuestro!

Somos llamados a amar a Dios, y también a quienes nos rodean (Mr 12.30, 31). Hemos recibido el Espíritu Santo, quien nos ayudará a aprender cómo amar de verdad a los demás.
Mr 12.30, 31
31 Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos.
32 Entonces el escriba le dijo: Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios, y no hay otro fuera de él;

Experimentar el amor de Dios y demostrarlo a los demás, deben ser dos de nuestros mayores gozos. Aparte tiempo para memorizar los atributos del amor bíblico, y busque las maneras de ponerlos en práctica. En momentos de estrés, piense en la lista, y permita que el poder del amor cambie su sentir.

lunes, 22 de febrero de 2016

Lunes: NO HAY AMOR MÁS GRANDE (Juan 15.12-14)

NO HAY AMOR MÁS GRANDE 

Juan 15.12-14
12 Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.
13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.

Una de las expresiones más intensas del amor es el instinto protector de los padres para con sus hijos. Es poco lo que la mayoría de las madres o los padres no harían por su bebé. Si un camión estuviera a punto de arrollarlo, no nos sorprendería que saltaran frente al vehículo en movimiento sin pensarlo dos veces.

¿No le gustaría a usted ser amado con la misma intensidad? De hecho, el amor del Señor para con usted es mucho más profundo y más seguro, incluso que el de los padres por sus hijos. La prueba es lo que Dios hizo por nosotros. Romanos 5.8 dice que, aunque vivíamos en desobediencia, Él envió a su único Hijo a morir en la cruz por nosotros.

Piense en un padre que sacrifica a su hijo por personas que decidieron rebelarse contra él. La muerte de Cristo tomó el lugar del castigo que nosotros merecíamos. Si aceptamos este regalo y decidimos obedecer a Dios, dejamos de ser vistos como culpables. Más bien, el Señor nos hace justos, y cambia nuestro destino final; en vez de enfrentar la separación eterna de Él, disfrutaremos de su presencia para siempre. Es más, el Dios todopoderoso nos adopta como hijos suyos por la eternidad. Nuestro Padre celestial nos guía, protege y dirige a lo largo de la vida, y nos promete que estaremos seguros en Él para siempre.

¡Qué increíble que el Creador del universo nos ame de esta manera! ¿Conoce y experimenta la seguridad y la dulzura de su amor? La gratitud y la alabanza deben, entonces, fluir de su corazón. Y también amar a los demás profundamente en gratitud por el amor recibido.

domingo, 21 de febrero de 2016

Domingo: EL LLAMADO A SERVIR (Filipenses 2.7-9)

EL LLAMADO A SERVIR

Filipenses 2.7-9
7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres;
8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
9 Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre,

Cuando se trata de servir en la iglesia, las personas rara vez piden cargos donde pasarán desapercibidos. Generalmente, piden que los involucren en posiciones de liderazgo. No tiene nada de malo presidir un comité, pero Dios nos llama a tener el corazón de un siervo: desea que nuestra motivación sea glorificarlo.

El Pastor Stanley (Ministerios En Contacto) cuenta que a través de los años se ha encontrado con jóvenes que estudian teología que innumerables veces han expresado el deseo de estar al frente de una iglesia grande. Y quienes son llamados por una congregación pequeña luchan con frecuencia con el sentimiento de que no son importantes.

Mi palabra de ánimo para ellos es la siguiente: Dios nos pone donde Él quiere que sirvamos pues nos ama; y en cada tarea que realicemos debemos darnos por completo, ya sea una sola persona o una multitud la que nos escuche. En última instancia servimos a Jesús, y a Él no le preocupa el reconocimiento que recibamos. Él desea nuestra obediencia y nuestro mejor esfuerzo. Y esto es cierto no solo para los pastores, sino también para todos los creyentes.

Son muchas las razones por las que el Señor nos llama a servir. Primero, nos libra de la soberbia y la egolatría para que nos enfoquemos en Él. Segundo, proclamamos nuestro amor a Cristo por medio de nuestro interés por los demás. Tercero, Dios prueba y purifica nuestros corazones por medio del servicio.

¿Cómo define usted el éxito? Una respuesta común es “el logro de objetivos predeterminados”. Pero la definición de la Biblia es diferente. El Señor desea que descubramos su plan, le obedezcamos y lleguemos a ser todo lo que Él se ha propuesto que seamos.


sábado, 20 de febrero de 2016

Sábado: UN VERDADERO SIERVO (Juan 13.1-15)

UN VERDADERO SIERVO

Juan 13.1-15
1 Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
2 Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase,
3 sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba,
4 se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó.
5 Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.

¿Equipara usted el éxito con riqueza, prestigio y poder? Si lo hace, entonces Jesús, quien fue rechazado y que ni siquiera tuvo casa propia, sería un fracasado. Pero, por supuesto, sabemos que ese no fue el caso. De manera que Dios debe usar algo distinto para definir el éxito. En efecto, la Biblia es precisa cuando dice que Jesucristo es nuestro ejemplo; debemos esforzarnos por ser como Él.

Entonces, ¿cuál fue exactamente la misión de nuestro Salvador? En el pasaje de hoy, vemos la respuesta por sus acciones: Él vino a servir. Los discípulos, que querían tener reconocimiento y recompensas, discutían sobre quién sería el más grande en el cielo. En cambio, Jesús se quitó su manto e hizo el trabajo del siervo más humilde: lavó los pies sucios de sus seguidores. Al día siguiente, el Dios Todopoderoso fue crucificado por su propia creación. Al permitir esto, ofreció la salvación a todos, incluso a quienes lo clavaron en una cruz.

Jesús merecía la gloria, pero eligió el sacrificio y el dolor. Y nos pide que sigamos su ejemplo de servicio. Con la excepción de Judas, todos sus discípulos obedecieron. De hecho, todos enfrentaron grandes dificultades y la mayoría de ellos sufrió una muerte brutal por su fe. Pero aceptaron gustosamente la senda de la humildad por lo que el Señor les había enseñado: “Los primeros serán postreros, y los postreros, primeros” (Mt 20.16).

¿Cómo invierte usted sus recursos y su tiempo? ¿Qué temas dominan sus pensamientos y su conversación? Estos son indicadores de sus objetivos. Es posible que anhele el reconocimiento del mundo, pero Dios tiene un llamado superior para sus hijos. Pídale que le dé una actitud de siervo en su corazón.


viernes, 19 de febrero de 2016

Viernes: EL IMPACTO DE LA ORACIÓN (Mateo 7.7-11)

EL IMPACTO DE LA ORACIÓN

Mateo 7.7-11
7 Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
8 Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
9 ¿Qué hombre hay de vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra?
10 ¿O si le pide un pescado, le dará una serpiente?
11 Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan?

Quienes pidan, recibirán. Quienes busquen, encontrarán; y quienes toquen puertas, se les abrirá. De modo que hay que pedir, buscar y tocar.

El Señor quiere que oremos, no solo porque eso le honra, sino también porque nos ayuda a crecer más profundamente en nuestra relación con Él. Además, la oración nos permite participar de su obra en el mundo. En todo momento podemos orar por alguien en cualquier lugar del mundo, y confiar en que el Señor de todo el universo nos escuchará y responderá de la manera más efectiva.

Por esta razón, la oración es una de las mejores maneras de involucrarse en el trabajo de Dios. ¡Qué maravilloso privilegio es poder participar en la expansión del reino de Dios, pidiendo al Señor que ayude a sus hijos a influir poderosamente en su creación!

Otra razón por la que el Señor nos enseña a orar es para edificar nuestra fe en Él. Aun el hombre pecador da regalos a sus hijos. ¡Cuánto más nuestro Dios santo se goza en dar cosas buenas a quienes le pidan! (Mt 7.11). Él se complace en ayudarnos a crecer en la fe, a medida que aprendemos de su Palabra, estamos conscientes de su presencia y permitimos que sus pensamientos y caminos sean los nuestros. El Señor también se deleita en responder nuestras oraciones y en ver cómo nos volvemos más audaces en nuestro andar y testimonio.

La Palabra de Dios nos dice que Él es fiel, porque el Señor no puede negarse a sí mismo ("Si fuéremos infieles, él permanece fiel; El no puede negarse a sí mismo. Un obrero aprobado", 2 Ti 2.13). Asegúrese de apartar tiempo cada día para hablar con el Señor y escucharle, y así aprender la verdad acerca de Él.


jueves, 18 de febrero de 2016

Jueves: LA ORACIÓN EN LA VIDA DEL CREYENTE (Isaías 57.15)

LA ORACIÓN EN LA VIDA DEL CREYENTE

Isaías 57.15
15 Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados.

Las dos disciplinas más importantes en la vida de un creyente son el estudio de la Biblia y la oración. Es imposible crecer continuamente en Cristo sin la práctica de ambas.

La oración es el medio principal para hablar con Dios, y también una de las maneras que tiene para enseñarnos. Cuando oramos, estamos pidiendo al Señor y confiando en su respuesta. De este modo, aprendemos a escucharle y a esperar su contestación. A Él le encanta que le honremos por medio del acto espiritual de adoración llamado oración.

En verdad, la oración es una de las mejores maneras de honrar a Dios. Cuando oramos a nuestro Padre celestial, estamos reconociendo que Él es Dios, que es verdaderamente “el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es Santo” (Is 57.15). Solamente Dios merece gloria, y que le honremos al orar sin cesar ("Orad sin cesar.", 1 Ts 5.17). Es decir, debemos mantener una actitud centrada en Dios a lo largo del día, pidiéndole continuamente que gobierne cada detalle de nuestra vida.

El pasaje de hoy dice que nuestro Padre celestial habita en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu. Esto significa que nuestra motivación y la condición de nuestro corazón son muy importantes en la oración. Simplemente recibir “lo que queremos” no es el espíritu de oración que honra a Dios. Además, no genera oraciones que Él responderá.

El Padre celestial anhela tener una relación estrecha con sus hijos. El tiempo dedicado a la comunicación con Dios es la mejor manera de crecer en intimidad con Él.



miércoles, 17 de febrero de 2016

Miércoles: EL COSTO DE NUESTRA SALVACIÓN (Filipenses 2.5, 8)

EL COSTO DE NUESTRA SALVACIÓN

Filipenses 2.5, 8
5 Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,
8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

En nuestro mundo de la banca electrónica y de las tarjetas de crédito es fácil ignorar lo que cuestan las cosas. Igual sucede con el pecado. Nuestra cultura disfruta de los placeres temporales, sin tener en cuenta el costo del pecado ("Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.", Ro 6.23).

La Biblia nos dice lo que tuvo que pagar el Señor por nuestro pecado. Por amor a nosotros, sufrió . . .

Dolor físico. En las horas previas a su crucifixión, Jesús fue ridiculizado, golpeado y humillado. En su debilitado estado, fue obligado a llevar el instrumento de su muerte —la cruz. Después fue clavado en ella y levantado para sufrir una muerte atroz.

Pecado del hombre. Jesús vivió una vida libre de pecado, nunca conoció su vergüenza o la amargura del remordimiento. Pero en la cruz, el Padre puso todos los pecados de la humanidad en el Salvador ("Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.", 2 Co 5.21). Allí, Cristo experimentó la plenitud de nuestras transgresiones, y de nuestra culpa y vergüenza.

Abandono. En sus horas finales, Jesús fue separado de su Padre ("Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo: Eloi, Eloi, ¿lama sabactani? que traducido es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?", Mr 15.34); la comunión que habían tenido desde la eternidad fue rota por primera y única vez. Nuestro pecado se convirtió en la barrera que nos había mantenido separados de Dios, hasta que Cristo consumó su obra expiatoria ("Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.", Jn 19.30).

Castigo divino. La ira de Dios se derramó sobre nuestro Señor a causa del pecado del hombre. Cristo experimentó la condena que nosotros merecíamos (Is 53.5, 6; "Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira.", Ro 5.9).
Is 53.5, 6
5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.
6 Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.

Nuestro Salvador sufrió en extremo por nosotros. Dio su vida para que pudiéramos ser parte de la familia de Dios ("Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios;", Jn 1.12). Él nos llama a una vida de servicio abnegado —haciendo la obra del Padre.


martes, 16 de febrero de 2016

Martes: LOS PASOS DE LA FE (Deuteronomio 10.12, 13)

LOS PASOS DE LA FE

Deuteronomio 10.12, 13
12 Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma;
13 que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?

La Biblia describe a la vida cristiana como un andar. Habla de andar en el Espíritu, en los caminos del Señor, en amor, y en verdad. Nuestra vida, entonces, debe ser cada vez más como la del Señor Jesús. La Biblia llama a esto “santificación”.

Pero, ¿y si usted siente que está retrocediendo en vez de avanzar? ¿Sabe cómo dar un giro? Solamente por fe en Cristo podemos movernos en la dirección correcta. He aquí la manera de cambiar de rumbo:
  • Primero, tenga la seguridad de que Dios cumple cada promesa. La Biblia contiene un increíble número de ellas, incluyendo la de darnos sabiduría, compañía constante de Dios y paz, cuando nos enfocamos en Él.
  • Segundo, espere con ilusión la respuesta del Padre. En otras palabras, tenga la gozosa seguridad en sus promesas, que resultarán en bendiciones para su vida.
  • Tercero, esté consciente cada día de la actividad de Dios en su vida. Al dedicar tiempo a la Palabra, a la oración y a la meditación, usted se volverá más sensible a lo que Él está haciendo.
  • Cuarto, ore con audacia, porque usted es hijo de Dios ("Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.", He 4.16; "pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús;", Gá 3.26). Acercarse así al Padre no es arrogancia, sino una expresión de su fe en Él.
  • Por último, obedezca la guía del Espíritu. Esta es la verdadera prueba de su fe; de hecho, la Biblia dice que sin acción, la fe está muerta ("Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.", Stg 2.17).
¿Siente que su vida está creciendo y madurando a imagen de Cristo? ¿O que las circunstancias y su carácter parecen haberla detenido? Dios promete seguir embelleciendo la vida de sus hijos. Usted puede resistirse, o cooperar con su obra de gracia en usted.

lunes, 15 de febrero de 2016

Lunes: ANDAR POR FE (2 Corintios 5.6-8)

ANDAR POR FE

2 Corintios 5.6-8
6 Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor
7 (porque por fe andamos, no por vista);
8 pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.

En la comunidad cristiana, a menudo escuchamos hablar de la palabra fe. Sin embargo, cuando esa palabra se utiliza con frecuencia y de manera trivial, puede volverse familiar y perder así su profundo significado para nuestra vida. Hoy hablaremos de lo que implica en realidad la fe.

La fe es común a todas las personas. Por ejemplo, hace falta una medida de confianza para sentarse en una silla de lona sin probar primero su resistencia. Pero la confianza en el hecho de que esa silla soportará nuestro peso es muy diferente a confiarle a Dios nuestra vida. Un juicio equivocado en cuanto a lo primero puede resultar en una lesión física, mientras que lo segundo no solo determinará nuestro éxito en esta vida, sino también nuestro destino eterno.

¿Cuál es entonces la definición bíblica de fe? Hebreos 11.1 nos dice que es “la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve”. Y sabemos que sin fe es imposible agradar a Dios (11.6). En realidad, no hay nada que podamos hacer para ganar la salvación; el único camino al cielo es tener confianza plena en la muerte expiatoria del Señor Jesús en la cruz, que pagó la deuda que debíamos por nuestro pecado. Además, la fe no es nada que podamos crear dentro de nosotros, la Biblia es clara en Efesios 2.8 cuando dice que la fe es un regalo de Dios.

¿Ha aceptado usted el regalo de fe del Padre celestial y emprendido el maravilloso viaje que le invita a tener con Él? Dios responde a los corazones que le buscan. Si usted no tiene claro si ha puesto su fe en Cristo, pídale que le guíe y le revele la verdad.



domingo, 14 de febrero de 2016

Domingo: LA CLAVE PARA SOBREVIVIR EN TIEMPOS DIFÍCILES (Hebreos 11.23-29)

LA CLAVE PARA SOBREVIVIR EN TIEMPOS DIFÍCILES

Hebreos 11.23-29
23 Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el decreto del rey.
24 Por la fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón,
25 escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado,
26 teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón.
27 Por la fe dejó a Egipto, no temiendo la ira del rey; porque se sostuvo como viendo al Invisible.
28 Por la fe celebró la pascua y la aspersión de la sangre, para que el que destruía a los primogénitos no los tocase a ellos.
29 Por la fe pasaron el Mar Rojo como por tierra seca; e intentando los egipcios hacer lo mismo, fueron ahogados.

En el pasaje de hoy, leemos cómo Moisés soportó tiempos difíciles: por medio de la fe. Todo creyente enfrentará tiempos de dificultades. Lo que hay que recordar es que los tiempos difíciles son . . .

Inevitables“Pero como las chispas se levantan para volar por el aire, Así el hombre nace para la aflicción.” (Job 5.7). Todos experimentaremos tiempos difíciles. Tendremos presiones económicas, problemas familiares y de salud, dificultades laborales, oposición dentro de la iglesia —la lista de problemas que podríamos enfrentar es interminable. Por tanto, es esencial que aprendamos a reaccionar de la manera que Dios desea.

Capaces de destruirnos o de hacernos crecer. ¿Alguna vez ha notado usted cómo algunas personas reaccionan de manera diferente frente a las mismas situaciones? Algunas se vuelven más reflexivas, mientras que otras se desmoronan o incluso son destruidas por la prueba. Nuestra reacción dependerá de la perspectiva que tengamos.

Superables. La clave está en aprender a caminar conscientes de la presencia de Dios. Moisés fue una demostración de esto al buscar liberar al pueblo de Israel de la esclavitud egipcia. Había aprendido a “ver” al Dios invisible caminando a su lado, y a estar consciente de su presencia. Moisés no puso su atención en los egipcios, en el poder de Faraón, ni en los hijos de Israel. Su atención estuvo puesta en Dios.

¿Qué tan consciente está usted de la presencia del Señor? ¿Cree en su protección y suficiencia? Moisés no siempre tuvo tal conciencia; tuvo que desarrollarla. Nosotros, también, la tendremos si buscamos al Señor.


sábado, 13 de febrero de 2016

Sábado: LA EFICACIA DE LA VOLUNTAD DE DIOS (Éxodo 3.1-22)

LA EFICACIA DE LA VOLUNTAD DE DIOS

Éxodo 3.1-22
1 Apacentando Moisés las ovejas de Jetro su suegro, sacerdote de Madián, llevó las ovejas a través del desierto, y llegó hasta Horeb, monte de Dios.
2 Y se le apareció el Angel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía.
3 Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema.
4 Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí.
5 Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.
6 Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios.
7 Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias,
8 y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel, a los lugares del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo.
9 El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen.
10 Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.
11 Entonces Moisés respondió a Dios: ¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y saque de Egipto a los hijos de Israel?
12 Y él respondió: Ve, porque yo estaré contigo; y esto te será por señal de que yo te he enviado: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, serviréis a Dios sobre este monte.
13 Dijo Moisés a Dios: He aquí que llego yo a los hijos de Israel, y les digo: El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros. Si ellos me preguntaren: ¿Cuál es su nombre?, ¿qué les responderé?
14 Y respondió Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y dijo: Así dirás a los hijos de Israel: YO SOY me envió a vosotros.
15 Además dijo Dios a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es mi nombre para siempre; con él se me recordará por todos los siglos.
16 Ve, y reúne a los ancianos de Israel, y diles: Jehová, el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, me apareció diciendo: En verdad os he visitado, y he visto lo que se os hace en Egipto;
17 y he dicho: Yo os sacaré de la aflicción de Egipto a la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del ferezeo, del heveo y del jebuseo, a una tierra que fluye leche y miel.
18 Y oirán tu voz; e irás tú, y los ancianos de Israel, al rey de Egipto, y le diréis: Jehová el Dios de los hebreos nos ha encontrado; por tanto, nosotros iremos ahora camino de tres días por el desierto, para que ofrezcamos sacrificios a Jehová nuestro Dios.
19 Mas yo sé que el rey de Egipto no os dejará ir sino por mano fuerte.
20 Pero yo extenderé mi mano, y heriré a Egipto con todas mis maravillas que haré en él, y entonces os dejará ir.
21 Y yo daré a este pueblo gracia en los ojos de los egipcios, para que cuando salgáis, no vayáis con las manos vacías;
22 sino que pedirá cada mujer a su vecina y a su huéspeda alhajas de plata, alhajas de oro, y vestidos, los cuales pondréis sobre vuestros hijos y vuestras hijas; y despojaréis a Egipto.

Ayer vimos el fracaso de Moisés al tratar de liberar a su pueblo de la esclavitud en Egipto, pero hoy vemos que le fue dada una segunda oportunidad para hacer las cosas a la manera de Dios. Si podemos aprender las lecciones que aprendió Moisés en cuanto al peligro de confiar en uno mismo, y la importancia de depender del Señor, nos ahorraremos muchas dificultades.

Si decidimos someternos al plan de Dios, Él hará cosas grandiosas en y por medio de nosotros. A pesar del fracaso de Moisés, el Señor lo usó para llevar a cabo su plan divino, pero solo después de librarlo de su autosuficiencia. Observe lo que Dios logró cuando Moisés lo obedeció:
  • Le mostró las grandes cosas que podía hacer por medio de una persona que depende de Él.
  • Hizo más cosas en menos tiempo, y con menos recursos, sin necesidad de ninguna insurrección ni guerra prolongada.
  • Demostró su superioridad en cuanto a la manera de hacer las cosas, librando a más de dos millones de personas sin la pérdida de una sola vida hebrea.
  • Los esclavos se marcharon libres y con las riquezas de sus captores (Éx 3.21, 22). 
  • Demostró tanto a israelitas como a egipcios que solo Él es el Dios de los cielos y de la tierra
Nuestros fracasos en el pasado nunca son un obstáculo para que Dios quiera o pueda usarnos. De hecho, nuestra debilidad es una gran oportunidad para que Él muestre su gloria.



viernes, 12 de febrero de 2016

Viernes: A NUESTRA MANERA, O A LA MANERA DE DIOS (Éxodo 2.11-25)

A NUESTRA MANERA, O A LA MANERA DE DIOS

Éxodo 2.11-25
11 En aquellos días sucedió que crecido ya Moisés, salió a sus hermanos, y los vio en sus duras tareas, y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos.
12 Entonces miró a todas partes, y viendo que no parecía nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena.
13 Al día siguiente salió y vio a dos hebreos que reñían; entonces dijo al que maltrataba al otro: ¿Por qué golpeas a tu prójimo?
14 Y él respondió: ¿Quién te ha puesto a ti por príncipe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio? Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo: Ciertamente esto ha sido descubierto.
15 Oyendo Faraón acerca de este hecho, procuró matar a Moisés; pero Moisés huyó de delante de Faraón, y habitó en la tierra de Madián.
16 Y estando sentado junto al pozo, siete hijas que tenía el sacerdote de Madián vinieron a sacar agua para llenar las pilas y dar de beber a las ovejas de su padre.
17 Mas los pastores vinieron y las echaron de allí; entonces Moisés se levantó y las defendió, y dio de beber a sus ovejas.
18 Y volviendo ellas a Reuel su padre, él les dijo: ¿Por qué habéis venido hoy tan pronto?
19 Ellas respondieron: Un varón egipcio nos defendió de mano de los pastores, y también nos sacó el agua, y dio de beber a las ovejas.
20 Y dijo a sus hijas: ¿Dónde está? ¿Por qué habéis dejado a ese hombre? Llamadle para que coma.
21 Y Moisés convino en morar con aquel varón; y él dio su hija Séfora por mujer a Moisés.
22 Y ella le dio a luz un hijo; y él le puso por nombre Gersón, porque dijo: Forastero soy en tierra ajena.
23 Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre.
24 Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob.
25 Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios.

Cada vez que se presentan problemas, tenemos dos maneras diferentes de actuar: a la manera de Dios, o a la nuestra. Moisés es ejemplo de un hombre que, en ocasiones, probó ambas opciones. En el pasaje de hoy, vemos lo que sucedió cuando tomó un asunto en sus manos. Aunque su deseo era aliviar el sufrimiento de su pueblo, utilizó las vías incorrectas. Moisés cometió tres errores:
  1. Se centró en la dificultad, no en el Señor. ¿Cuántas veces hemos hecho lo mismo? La injusticia o dolor de una situación se apodera de nuestra atención, y en la búsqueda de solución nos olvidamos de nuestro Dios todopoderoso.
  2. Confió en sus propias fuerzas y entendimiento. Cuando surge un problema, la reacción más natural es hacer lo que esté en nuestro poder para solucionarlo.
  3. Actuó impulsivamente en vez de esperar en el Señor. Si una situación nos parece urgente, es probable que nuestra prioridad sea solucionar el problema lo más rápido posible.
La manera nuestra puede parecer lógica en el momento, pero pensemos en qué tan eficiente fue Moisés en el logro de su objetivo. Un egipcio fue asesinado, pero el pueblo hebreo no reaccionó favorablemente. Cuando Faraón se enteró de lo sucedido, lo buscó para matarlo, y Moisés tuvo que huir de Egipto.

Todos hemos seguido el ejemplo de Moisés en algún momento, y sufrido las consecuencias. Sin embargo, Dios no rechazó a Moisés ni anuló los planes que tenía para él. En vez de eso, depuró su carácter por medio de pruebas, y le dio otra oportunidad. ¿Acaso no hará Dios lo mismo con nosotros?




jueves, 11 de febrero de 2016

Jueves: EL LLAMADO A TENER VALENTÍA (Josué 3.1-17)

EL LLAMADO A TENER VALENTÍA

Josué 3.1-17
1 Josué se levantó de mañana, y él y todos los hijos de Israel partieron de Sitim y vinieron hasta el Jordán, y reposaron allí antes de pasarlo.
2 Y después de tres días, los oficiales recorrieron el campamento,
3 y mandaron al pueblo, diciendo: Cuando veáis el arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y los levitas sacerdotes que la llevan, vosotros saldréis de vuestro lugar y marcharéis en pos de ella,
4 a fin de que sepáis el camino por donde habéis de ir; por cuanto vosotros no habéis pasado antes de ahora por este camino. Pero entre vosotros y ella haya distancia como de dos mil codos; no os acercaréis a ella.
5 Y Josué dijo al pueblo: Santificaos, porque Jehová hará mañana maravillas entre vosotros.
6 Y habló Josué a los sacerdotes, diciendo: Tomad el arca del pacto, y pasad delante del pueblo. Y ellos tomaron el arca del pacto y fueron delante del pueblo.
7 Entonces Jehová dijo a Josué: Desde este día comenzaré a engrandecerte delante de los ojos de todo Israel, para que entiendan que como estuve con Moisés, así estaré contigo.
8 Tú, pues, mandarás a los sacerdotes que llevan el arca del pacto, diciendo: Cuando hayáis entrado hasta el borde del agua del Jordán, pararéis en el Jordán.
9 Y Josué dijo a los hijos de Israel: Acercaos, y escuchad las palabras de Jehová vuestro Dios.
10 Y añadió Josué: En esto conoceréis que el Dios viviente está en medio de vosotros, y que él echará de delante de vosotros al cananeo, al heteo, al heveo, al ferezeo, al gergeseo, al amorreo y al jebuseo.
11 He aquí, el arca del pacto del Señor de toda la tierra pasará delante de vosotros en medio del Jordán.
12 Tomad, pues, ahora doce hombres de las tribus de Israel, uno de cada tribu.
13 Y cuando las plantas de los pies de los sacerdotes que llevan el arca de Jehová, Señor de toda la tierra, se asienten en las aguas del Jordán, las aguas del Jordán se dividirán; porque las aguas que vienen de arriba se detendrán en un montón.
14 Y aconteció cuando partió el pueblo de sus tiendas para pasar el Jordán, con los sacerdotes delante del pueblo llevando el arca del pacto,
15 cuando los que llevaban el arca entraron en el Jordán, y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca fueron mojados a la orilla del agua (porque el Jordán suele desbordarse por todas sus orillas todo el tiempo de la siega),
16 las aguas que venían de arriba se detuvieron como en un montón bien lejos de la ciudad de Adam, que está al lado de Saretán, y las que descendían al mar del Arabá, al Mar Salado, se acabaron, y fueron divididas; y el pueblo pasó en dirección de Jericó.
17 Mas los sacerdotes que llevaban el arca del pacto de Jehová, estuvieron en seco, firmes en medio del Jordán, hasta que todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordán; y todo Israel pasó en seco.

¿Qué diría usted si Dios le pidiera que liderara a muchas personas, como le pidió a Josué? ¿Comunicar sus palabras a líderes prominentes, como le dijo a Daniel? ¿Convertirse en un misionero como Pablo? Dios quiere que respondamos con valentía cuando nos llama a hacer frente a algo.

Nuestro primer paso para tener valentía es meditar en la Palabra de Dios; debemos escudriñar el significado de las Sagradas Escrituras como si estuviéramos buscando un tesoro. Con la ayuda del Espíritu Santo, entenderemos la Biblia y aprenderemos cómo aplicar su sabiduría.

Lo siguiente es la obediencia a la Palabra. Meditar en las verdades de Dios influye en nuestras acciones. La Biblia tiene el propósito de moldear nuestros pensamientos y hacer que sigamos los principios bíblicos. Cuanto más pensemos a la manera de Dios, más lo seguiremos.

Confiar en las promesas de Dios es lo tercero para desarrollar valentía. Josué cruzó el río Jordán hacia Jericó porque creyó lo que Dios le dijo.

El cuarto paso para superar el temor es recordar las victorias del pasado. El joven pastor David, hizo esto de manera efectiva. Recordar la protección de Dios en el pasado le dio valor para luchar contra el gigante filisteo Goliat (1 S 17). Poner en práctica estos pasos nos dará poder para perder el miedo, centrarnos en la victoria en vez de la derrota y obedecer a Dios.

Dios desea que demos testimonio de Él en un mundo incrédulo y hostil. ¿Proclamará usted la verdad de la resurrección de Jesucristo, de su poder salvador del pecado, y de su prometido regreso? El Señor está llamando su nombre. ¿Cuál será su respuesta?


miércoles, 10 de febrero de 2016

Miércoles: EL PODER POSITIVO DE LA VALENTÍA (Josue 1:1-9)

EL PODER POSITIVO DE LA VALENTÍA 

Josue 1:1-9
1 Aconteció después de la muerte de Moisés siervo de Jehová, que Jehová habló a Josué hijo de Nun, servidor de Moisés, diciendo:
2 Mi siervo Moisés ha muerto; ahora, pues, levántate y pasa este Jordán, tú y todo este pueblo, a la tierra que yo les doy a los hijos de Israel.
3 Yo os he entregado, como lo había dicho a Moisés, todo lugar que pisare la planta de vuestro pie.
4 Desde el desierto y el Líbano hasta el gran río Eufrates, toda la tierra de los heteos hasta el gran mar donde se pone el sol, será vuestro territorio.
5 Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé.
6 Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.
7 Solamente esfuérzate y sé muy valiente, para cuidar de hacer conforme a toda la ley que mi siervo Moisés te mandó; no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas.
8 Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.
9 Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.

¿Qué tienen en común Josué, el líder de Israel; Daniel, el visionario; los doce discípulos de Jesús; y el apóstol Pablo? Tenían en común que, además de amar y obedecer a Dios, tuvieron que ser valientes. Obedecer al Señor requiere valentía, firmeza de espíritu que pueda hacer frente a las crisis sin retroceder.

Josué, designado por Dios, fue llamado a conducir a la nación de Israel a la tierra prometida. Tal vez pensó: ¿Quién soy yo para tomar el lugar de Moisés? o ¿Y si el pueblo no me acepta como su líder? Dios habló tres veces para tranquilizarlo, diciéndole que fuera esforzado y valiente.

Josué reaccionó con fe, y confió en las dos promesas que recibió de su Padre celestial.

Promesa # 1 - Dios viaja con nosotros. El Señor prometió que estaría con los israelitas en la nueva tierra, y que nunca les desampararía o dejaría. En Hebreos 13.5, Él nos hace la misma promesa. De hecho, el Señor nos acompaña de una manera mucho más cercana —por medio de su Espíritu que habita en nosotros.

Promesa # 2 - Dios va delante de nosotros. Dios prometió encargarse del enemigo antes de que los israelitas llegaran. Todavía tendrían que enfrentar batallas, pero les aseguró la victoria si tenían fe y le obedecían. El Señor Jesús ha ido delante de nosotros al cielo con la batalla espiritual ya ganada. Nuestra redención ha sido asegurada por toda la eternidad, nuestro lugar en la familia de Dios establecida de manera permanente y nuestra herencia celestial garantizada. A pesar de que nuestras luchas terrenales continuarán, debemos recordar que ellas son solo temporales.