martes, 25 de octubre de 2016

Martes: DEMOS A CONOCER A DIOS (Hechos 17:16-33)

DEMOS A CONOCER A DIOS

Hechos 17:16-33
16 Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría.
17 Así que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos, y en la plaza cada día con los que concurrían.
18 Y algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él; y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección.
19 Y tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas?
20 Pues traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos, pues, saber qué quiere decir esto.
21 (Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.)
22 Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos;
23 porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio.
24 El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas,
25 ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas.
26 Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación;
27 para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros.
28 Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos.
29 Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres.
30 Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan;
31 por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.
32 Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez.
33 Y así Pablo salió de en medio de ellos.

Hay tres preguntas que todos necesitamos saber responder correctamente: ¿Quién es el único Dios verdadero? ¿Cómo es Él? ¿Es posible tener una relación personal con Él? A lo largo de toda la historia de la humanidad, un sinfín de personas de todas las naciones han sido inquietadas por estas preguntas.

Cuando el apóstol Pablo estuvo en Atenas, dio las respuestas a la gente al predicarles acerca de Jesús. Hoy día, los cristianos siguen dando a conocer a Jesús, porque la voluntad de Dios es que toda persona tenga la respuesta correcta a estas tres preguntas (1 Ti 2.3, 4). La necesidad es grande. Piense en cuántas personas están involucradas en el sinnúmero de religiones que hay en el mundo. La mayoría de ellas viven en temor, incertidumbre y tinieblas.

1 Ti 2.3, 4
3 Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador,
4 el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.

Imaginemos que entramos en una iglesia un domingo por la mañana, y que nos sentamos delante de una gigantesca estatua de bronce o de oro. Podemos cantar unas cuantas alabanzas, tomar luego una ofrenda y colocarla a los pies de la estatua. Después de cantar varias melodías, regresamos a nuestros hogares. ¿Qué nos llevaríamos de vuelta? ¿Qué seguridad podemos pretender? No habría gozo, ni paz, ni seguridad en cuanto a esta vida o a la futura, porque nos inclinamos ante algo sin vida e incapaz de escucharnos.

Nosotros, los creyentes, conocemos al Dios verdadero. Hay un mundo lleno de personas que anhelan conocer a Jesús, pero nunca han oído de Él. No se contente solamente con vivir su vida cristiana. Encuentre la manera de compartir su paz y su gozo con alguna otra persona.

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Ps. C. Stanley


lunes, 24 de octubre de 2016

Lunes: DIOS HABLA POR MEDIO DE LA ENFERMEDAD (Hechos 9.1-9)

DIOS HABLA POR MEDIO DE LA ENFERMEDAD
 
Hechos 9.1-9
1 Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al sumo sacerdote,
2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén.
3 Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo;
4 y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
5 El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón.
6 El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer.
7 Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, mas sin ver a nadie.
8 Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco,
9 donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.

La enfermedad o las aflicciones nunca nos gustan. Después de todo, ¿qué cosa buena puede resultar de nuestros males? Dios nunca nos enfermaría por ningún motivo, ¿verdad?

Pues la respuesta, asombrosamente, es que sí. La aflicción es uno de los recursos más eficaces que Dios usa para captar nuestra atención. Si un período de enfermedad es lo que se necesita para que nos reenfoquemos en Él, entonces eso es exactamente lo que el Señor hará.

Pensemos en el apóstol Pablo. Cuando escuchamos su nombre, recordamos al misionero consagrado a Cristo que difundió el evangelio en el primer siglo. Pero este no fue siempre el caso. Lo primero que sabemos de él es que se llamaba Saulo, el enemigo más cruel de los cristianos en aquella época (Hch 9.1, 2) ¿Qué hizo Dios para captar la atención de Saulo?

El relato de Hechos dice que el Señor se le apareció en un brillante destello de luz, y que solamente Pablo pudo verlo. Tras mostrársele, Jesús dejó totalmente ciego a Saulo. Este enemigo de la iglesia fue humillado, y tuvo que depender de otros para llegar a la ciudad.

¿Qué pasó por la mente de Saulo en esos tres días de ceguera? No cabe duda de que sus pensamientos estaban llenos de una sola cosa: su encuentro con Cristo. Al ponerlo ciego, Dios eliminó todo lo que pudiera distraer la atención de este hombre en este tiempo crucial de su vida.

El propósito de Dios es nuestro bienestar, no nuestra felicidad a corto plazo; Él quiere lo mejor para nosotros a la luz de la eternidad. A veces, esto significa que Él permitirá que enfermemos. Si usted está pasando por esto, ore pidiendo sanidad, pero también por lo que Dios quiera decirle con su enfermedad.

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Ps. C. Stanley


domingo, 23 de octubre de 2016

Domingo: DIOS HABLA POR MEDIO DE LAS TRAGEDIAS (Números 21.4-9)

DIOS HABLA POR MEDIO DE LAS TRAGEDIAS

Números 21.4-9
4 Después partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el pueblo por el camino.
5 Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano.
6 Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel.
7 Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti; ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo.
8 Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá.
9 Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía.

Aunque no nos guste admitirlo, a veces es necesario que Dios use una tragedia para quitarnos nuestro egocentrismo o cualquier otro pecado. Las dificultades inesperadas, a menudo, traen consigo un tiempo de intensa claridad en el que el Señor nos quita algo de valor para nosotros, con el fin de que reenfoquemos nuestra mente en Él.

Vemos esto claramente en el pasaje de hoy. Aquí, una vez más, los israelitas se están quejando. Dios los había llevado a tomar un camino largo desde el monte de Hor, para que evadieran a los edomitas. Sin embargo, el pueblo se impacientó por el largo viaje, y comenzó a murmurar y a quejarse de Moisés y de Dios. Sus mentes se habían alejado del Señor; por tanto, era necesario que Él recuperara su atención.

Es interesante que Dios no decidiera hacerlo por medio de una bendición o de otra gran señal milagrosa. Al fin y al cabo, los israelitas lo habían visto hacerlo muchas veces. En vez de ello, Dios envió serpientes venenosas al campamento, causando la muerte de muchas personas. ¿Cuál fue la respuesta del pueblo? Inmediatamente confesaron su pecado, y pidieron a Moisés que intercediera por ellos ante el Señor. Aunque fue una lección costosa para su comunidad, este hecho hizo que le prestaran atención a Dios.

El hablar por medio de una tragedia es una manera sumamente personal que Dios utiliza para comunicarse con su pueblo. Aunque no podemos presumir de saber lo que Dios está tratando de decir a otras personas por medio de sus sufrimientos, debemos hacer frente a nuestras propias aflicciones buscando saber cuál es el propósito y la enseñanza que Dios tiene para nosotros.

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Ps. C. Stanley


sábado, 22 de octubre de 2016

Sábado: UNA VIDA QUE CONSISTE EN LLEGAR A SER (2 Corintios 4.7-18)

UNA VIDA QUE CONSISTE EN LLEGAR A SER

2 Corintios 4.7-18
7 Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros,
8 que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados;
9 perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos;
10 llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos.
11 Porque nosotros que vivimos, siempre estamos entregados a muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.
12 De manera que la muerte actúa en nosotros, y en vosotros la vida.
13 Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos,
14 sabiendo que el que resucitó al Señor Jesús, a nosotros también nos resucitará con Jesús, y nos presentará juntamente con vosotros.
15 Porque todas estas cosas padecemos por amor a vosotros, para que abundando la gracia por medio de muchos, la acción de gracias sobreabunde para gloria de Dios.
16 Por tanto, no desmayamos; antes aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día.
17 Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria;
18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.

 
El mayor obstáculo para entender el propósito de Dios cuando Él nos quebranta es que un gran número de cristianos piensa que tener fe en Cristo es algo que hacemos. Oramos, leemos la Biblia, vamos a la iglesia, ofrendamos. Hacemos y hacemos, creyendo que ésa es la vida cristiana.

Pero el verdadero cristianismo consiste en llegar a ser, en vez de hacer. La vida de fe que Dios ha dispuesto involucra recibir a Jesús en nuestros corazones, y permitirle que Él cambie los hábitos, la manera de pensar y las preocupaciones que tenemos, para llegar a ser más y más como Él.

Comprender esto cambiará nuestra perspectiva en cuanto a los dolores que debemos soportar. Cuando reconocemos que la vida cristiana es la obra permanente de Jesús de rehacer nuestra vida, el papel del quebrantamiento tiene más sentido. Es el proceso que Dios usa para apartarnos de las cosas que se han vuelto, o pueden llegar a volverse en un obstáculo para nuestro crecimiento. El Señor utiliza también este recurso para tratar asuntos que posiblemente hemos declarado “prohibidos” para Él, como conductas o relaciones poco saludables que justificamos.

Dios no quiere ser el Señor de la mayor parte de su vida, ¡Él quiere ser el Señor de toda su vida! Por tanto, se concentra en las áreas de rebeldía y de autosuficiencia para despojarnos de todo lo que nos impide confiar plenamente en Él. El Señor utiliza el quebrantamiento para eliminar esas inclinaciones, para que podamos vivir dependiendo de Él, día tras día.

Abra su corazón, y pídale al Señor que le muestre cualquier rastro de autosuficiencia en su vida.

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Ps. C. Stanley


viernes, 21 de octubre de 2016

Viernes: EL PRINCIPIO DEL QUEBRANTAMIENTO (Juan 12.24, 25)


EL PRINCIPIO DEL QUEBRANTAMIENTO

Juan 12.24, 25
24 De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.
25 El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.

El quebrantamiento duele, y la mayoría de nosotros preferiría vivir sin dolor. Pero en esos momentos, el Señor hace su obra más grande en nuestra vida, transformándonos y reorientándonos conforme a sus propósitos divinos.

Jesús explicó muy bien en el pasaje de hoy el principio del quebrantamiento, al comparar nuestra vida con un grano de trigo. Si mantenemos la semilla en la mano no pasará nada, y si la depositamos solícitamente en una jarra sobre una repisa se quedará allí por tiempo indefinido. Protegido de esa manera, el grano no servirá en realidad para nada.

Pero si ese grano se pone en la tierra en la que perderá su capa protectora, sucederá algo sorprendente. Poco tiempo después saldrá un pequeño brote de la tierra, que comenzará a desarrollarse en algo diferente, útil y hermoso. Además, ese nuevo tallo producirá más granos que podrán ser plantados, y los nuevos tallos harán lo mismo. Es un maravilloso ciclo de vida en el que un solo grano puede producir innumerables tallos de trigo. Pero todo tiene que comenzar con el quebrantamiento de un grano.

Jesús no solamente habló de este ejemplo, sino que lo vivió. Al dar su vida en sacrificio, fue quebrantado y puesto en la tierra. A partir de ese quebrantamiento surgió nueva vida para nosotros. De ese “grano” han surgido innumerables nuevos creyentes, cada uno de ellos con una nueva vida.

¿Se siente usted quebrantado hoy? Si es así, recuerde el principio del grano que muere. Dios no le ha abandonado, sino que puede estar conduciéndole a una coyuntura en la que experimentará un nuevo nacimiento. 
 
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Ps. C. Stanley


jueves, 20 de octubre de 2016

Jueves: EN BUSCA DEL FRUTO (Gálatas 5.16-26)

EN BUSCA DEL FRUTO

Gálatas 5.16-26
16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne.
17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis.
18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.
19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,
20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,
21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
24 Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
25 Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.
26 No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.

Como creyentes, todos queremos tener el fruto del Espíritu, pero, ¿cómo podemos saber si en verdad lo tenemos? Incluso los no creyentes pueden exhibir ciertas cualidades propias del fruto del Espíritu en ciertos momentos. Este fruto, que tiene nueve manifestaciones, no es lo que hacemos, sino lo que somos, y básicamente salen a la luz cuando las circunstancias no son favorables. Dos características nos ayudan a reconocer estas cualidades en nuestra vida.

Los creyentes que dan fruto no son controlados por su entorno. Todos pasamos por pruebas y sufrimientos, pero quien tiene la llenura del Espíritu no pierde su fruto por sus circunstancias. Mantiene su gozo aun cuando las dificultades le abrumen. Si alguien le habla con dureza, responda con amabilidad. Puesto que el Espíritu Santo tiene el control, es libre para producir su fruto sin importar cuáles sean las circunstancias. A pesar de que estos creyentes pueden sentir dolor, enojo o deseo de venganza, optan por confiar en que el Señor les protegerá y dirigirá el resultado.

Los creyentes que dan fruto se recuperan rápidamente después de una caída. Estos creyentes no son perfectos, pero sí sensibles al fallo condenatorio del Espíritu, y se apresuran a volver al Señor en arrepentimiento. En realidad, están agradecidos por la corrección y alaban a Dios, no solo por haberles revelado su debilidad, sino también por haberlos traído de vuelta a la obediencia. Nadie produce estas asombrosas cualidades por sí solo. El empeñarse en ser buenos nunca funcionará. La transformación del carácter se produce cuando nos sometemos a Dios, dándole el control total de nuestra vida.

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Ps. C. Stanley 

miércoles, 19 de octubre de 2016

Miércoles: ¿QUÉ ES LA VIDA LLENA DEL ESPÍRITU? (Efesios 5.18-21)

¿QUÉ ES LA VIDA LLENA DEL ESPÍRITU?

Efesios 5.18-21
18 No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu,
19 hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones;
20 dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo.
21 Someteos unos a otros en el temor de Dios.

Aunque Dios quiere que todo creyente sea lleno del Espíritu, muchos no están seguros de lo que esto significa. Para ayudarnos a entender que todo lo que nos llena nos controla, Pablo cita la embriaguez como un ejemplo negativo de “llenura”, y nos dice que la evitemos. En todo creyente mora el Espíritu de Dios, pero el alcance de su señorío es determinado por la libertad del cristiano para obedecer.

Piense en esto como la decisión voluntaria de rendir su vida al control del Espíritu Santo; en otras palabras, de ser sensibles a su dirección y guía, de obedecer su impulso y depender de su poder. La evidencia del control del Espíritu se revela en el carácter de la persona. Quienes han rendido su vida a la dirección de Cristo están siendo transformados continuamente a su semejanza. El grado de sometimiento determinará el nivel de transformación.

Aunque las buenas obras y el servicio fiel son resultados de ser llenos del Espíritu, no son necesariamente señales de esto. Recordemos que estamos hablando de integridad, no de lo que hacemos. Es más fácil servir al Señor en alguna cosa, que amar a las personas poco amables, o ser pacientes con las difíciles. Pero cuando el Espíritu está en control de nuestra vida, Él hace a través de nosotros lo que no podemos hacer con nuestras propias fuerzas. 

Todo creyente decide quién gobernará su vida, ya sea por su activa entrega a Cristo, o por seguir a plena conciencia su propio camino. Incluso quienes tratan de evitar el asunto sin tomar ninguna decisión, optan de manera inconsciente por la independencia. La plenitud del Espíritu y el carácter piadoso son de quienes eligen a Dios antes que a sí mismos.

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Ps. C. Stanley 



martes, 18 de octubre de 2016

Martes: JESUCRISTO: EL SALVADOR QUE NOS BUSCA (Juan 3:16, 17)

JESUCRISTO: EL SALVADOR QUE NOS BUSCA

Juan 3.16, 17
16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
17 Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.

En este ocupado mundo tecnológico, parece más fácil que nunca ignorar a Jesucristo. Creemos que podemos satisfacer todas nuestras necesidades haciendo un clic en la computadora. Después de todo, si queremos mantener nuestros ojos en el futuro, ¿por qué buscar a un Salvador que quedó hace casi 2.000 años en el pasado?

Por acostumbrarnos más y más a buscar en nosotros mismos las respuestas, podemos con facilidad caer en una trampa peligrosa: tener la idea de que sólo porque Dios no nos importa, no le importamos a Él. Nada podría estar más lejos de la realidad.

A lo largo de toda la Biblia, Dios toma la iniciativa de salvar al hombre. Ninguno de nosotros que hemos sido salvos, buscamos primero a Dios; solo respondimos a su iniciativa ("Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero.", Jn 6.44). Fue Él quien dio el primer paso; nos escogió para salvarnos, y luego nosotros respondimos.

¿Qué dice la Biblia? En Juan 3.16 vemos que el Padre dio voluntariamente a su Hijo para que pudiéramos ser salvos. En Juan 3.17, la Biblia aclara que el Hijo fue enviado, no para condenar al mundo, sino para salvarlo.

Piense en las últimas instrucciones que dio Jesús a sus discípulos en Marcos 16.15. ("Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.") ¿Acaso dijo que se cruzaran de brazos y que no mencionaran su nombre a nadie? ¡No! ¡Les dijo que fueran al mundo para contar a todos la buena nueva! El Señor quiere que el evangelio sea comunicado, porque Él sigue buscando a los perdidos. ¿Está usted sentado, esperando que Jesús aparezca? Levántese, hermano. Jesús está aquí, y le ha estado viendo todo el tiempo ("Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.", Lc. 19.10).

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Ps. C. Stanley 

lunes, 17 de octubre de 2016

Lunes: LA ACTIVIDAD DE DIOS (Salmos 66)

LA ACTIVIDAD DE DIOS

Salmo 66
1 Aclamad a Dios con alegría, toda la tierra.
2 Cantad la gloria de su nombre; Poned gloria en su alabanza.
3 Decid a Dios: ¡Cuán asombrosas son tus obras! Por la grandeza de tu poder se someterán a ti tus enemigos.
4 Toda la tierra te adorará, Y cantará a ti; Cantarán a tu nombre. Selah
5 Venid, y ved las obras de Dios, Temible en hechos sobre los hijos de los hombres.
6 Volvió el mar en seco; Por el río pasaron a pie; Allí en él nos alegramos.
7 El señorea con su poder para siempre; Sus ojos atalayan sobre las naciones; Los rebeldes no serán enaltecidos. Selah
8 Bendecid, pueblos, a nuestro Dios, Y haced oír la voz de su alabanza.
9 El es quien preservó la vida a nuestra alma, Y no permitió que nuestros pies resbalasen.
10 Porque tú nos probaste, oh Dios; Nos ensayaste como se afina la plata.
11 Nos metiste en la red; Pusiste sobre nuestros lomos pesada carga.
12 Hiciste cabalgar hombres sobre nuestra cabeza; Pasamos por el fuego y por el agua, Y nos sacaste a abundancia.
13 Entraré en tu casa con holocaustos; Te pagaré mis votos,
14 Que pronunciaron mis labios Y habló mi boca, cuando estaba angustiado.
15 Holocaustos de animales engordados te ofreceré, Con sahumerio de carneros; Te ofreceré en sacrificio bueyes y machos cabríos. Selah
16 Venid, oíd todos los que teméis a Dios, Y contaré lo que ha hecho a mi alma.
17 A él clamé con mi boca, Y fue exaltado con mi lengua.
18 Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado.
19 Mas ciertamente me escuchó Dios; Atendió a la voz de mi súplica.
20 Bendito sea Dios, Que no echó de sí mi oración, ni de mí su misericordia.

Las huellas del Señor pueden detectarse a lo largo de la historia. A veces, su actividad es dramáticamente evidente, como cuando separó las aguas del mar Rojo, pero en otras ocasiones ella nos resulta imperceptible. Sin embargo, hay bendiciones para quienes desarrollan el discernimiento espiritual para ver lo que Dios está haciendo.

Las ideas preconcebidas acerca de cómo trabaja el Señor pueden impedirnos percibir su obra. Cuando Él responde nuestras oraciones, nos regocijamos y reconocemos fácilmente su intervención a favor nuestro. Pero, ¿qué pasa cuando no nos da lo que pedimos? Con frecuencia llegamos a la conclusión de que Él no está haciendo nada. El salmista reconoció que el Señor obra de varias maneras, a veces dando una gran liberación (Salmo 66.5, 6) y, otras, por medio de situaciones dolorosas (Salmo 66.10-12).

Otro problema que puede impedir que veamos la mano de Dios en nuestra vida es la falta de atención. Las exigencias de un estilo de vida agitado claman por nuestro tiempo y concentración, dejando poco espacio para momentos de quietud en su presencia. Sin períodos de meditación y oración, nuestro sentido espiritual se embota. Pero quien lee la Biblia con regularidad aprenderá a reconocer la actividad de Dios en su vida, porque Él actúa siempre de acuerdo con su Palabra. Los ojos enfocados en el Señor se abren a una nueva perspectiva. Su fe crecerá al comenzar a discernir la actividad de Dios en su vida. El gozo y la emoción de ver su participación en las cosas grandes y pequeñas, le motivará a alabarle y darle gracias, incluso en los momentos difíciles.

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Ps. C. Stanley

domingo, 16 de octubre de 2016

Domingo: ¿QUIÉN DECÍS VOSOTROS QUE SOY YO? (Mateo 16.13-18)

¿QUIÉN DECÍS VOSOTROS QUE SOY YO?

Mateo 16.13-18
13 Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?
14 Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas.
15 El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
16 Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.
17 Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
18 Y yo también te digo, que tú eres Pedro,[a] y sobre esta roca[b]edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella.

La pregunta se mantenía en el aire como una espesa niebla. Había un silencio absoluto. El pequeño grupo que estaba alrededor de Jesús miraba con estupefacción, demasiado asustados o inseguros para poder hablar. No sabían qué decir en respuesta a la pregunta del Señor: “¿Quién decís vosotros que soy yo?” (Mt 16.15).

Entonces, como si una mano invisible hubiera accionado un interruptor, dándole un discernimiento perfecto, Simón Pedro levantó su cabeza. Sostuvo la mirada de Jesús, y dijo: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente” (Mt 16.16). Pedro no se equivocó.

Llamar a Jesús “Cristo” e “Hijo de Dios” no era algo sin importancia en los tiempos bíblicos. Tal afirmación llevó a la muerte a muchos creyentes, ya que las autoridades judías y romanas perseguían a los cristianos que estaban dispuestos a dar la cara por su fe. Aun algunos que caminaban lado a lado con Jesús y que con emoción tomaban parte en su ministerio, a veces dudaban en llamarlo “Cristo”. Era un riesgo enorme. Por eso, a veces permanecían callados mientras seguían adelante con su trabajo en favor del reino.

¿No es interesante que la iglesia hoy tenga a menudo el mismo problema? Muchas personas se apresuran a exclamar: “¡Jesús es el Señor!”, pero luego no se ocupan de su obra.

¿Hay alguna disparidad entre lo que usted profesa con su boca, y lo que está haciendo para el reino de Dios? Jesús nos llama a ser íntegros en testimonio y en hechos. Si su confesión es “Jesús es el Señor”, entonces su vida debe reflejar su valiente posición. ¿Qué pudiera usted hacer hoy para mostrar su fe a otros?

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Ps. C. Stanley

sábado, 15 de octubre de 2016

Sábado: EL VALOR DE LA OBEDIENCIA (Juan 14.23)

EL VALOR DE LA OBEDIENCIA

Juan 14.23
23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.

A pesar de la vasta experiencia de Pedro como pescador, regresó de una noche de trabajo sin nada que mostrar por sus esfuerzos. Es muy posible que la petición del Señor de que echara las redes una vez más le pareciera poco razonable; después de todo, Pedro y sus compañeros eran los profesionales. No obstante, el pescador obedeció, y su obediencia bendijo a muchos.

La Biblia demuestra que los planes divinos a menudo desafían la lógica humana. Por ejemplo, ¿quién haría un plan de batalla que implicara solo marchar y gritar? Dios le dijo a Josué que conquistara Jericó de esa manera, y al hacerlo tuvo éxito (Jos 6.1-5).

Jos 6.1-5
1 Ahora, Jericó estaba cerrada, bien cerrada, a causa de los hijos de Israel; nadie entraba ni salía.
2 Mas Jehová dijo a Josué: Mira, yo he entregado en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra.
3 Rodearéis, pues, la ciudad todos los hombres de guerra, yendo alrededor de la ciudad una vez; y esto haréis durante seis días.
4 Y siete sacerdotes llevarán siete bocinas de cuernos de carnero delante del arca; y al séptimo día daréis siete vueltas a la ciudad, y los sacerdotes tocarán las bocinas.
5 Y cuando toquen prolongadamente el cuerno de carnero, así que oigáis el sonido de la bocina, todo el pueblo gritará a gran voz, y el muro de la ciudad caerá; entonces subirá el pueblo, cada uno derecho hacia adelante.


Moisés es otro ejemplo. Cuando se sintió inseguro de su potencial como líder, el Señor lo tranquilizó de una manera insólita, diciéndole que arrojara su vara al suelo. Cuando Moisés obedeció, Dios confirmó de una manera admirable que lo había escogido como líder (Éx 4.1-3).

Éx 4.1-3
1 Entonces Moisés respondió diciendo: He aquí que ellos no me creerán, ni oirán mi voz; porque dirán: No te ha aparecido Jehová.
2 Y Jehová dijo: ¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara.
3 El le dijo: Echala en tierra. Y él la echó en tierra, y se hizo una culebra; y Moisés huía de ella.

Nuestro Padre celestial puede pedirnos que hagamos algo que parece ilógico, como tal vez aceptar una mayor responsabilidad cuando teníamos la esperanza de reducir nuestra cantidad de trabajo; o dejar una posición que Él nos había dado recientemente; o asumir una tarea para la que nos sentimos poco capacitados. Pero debemos seguir adelante con obediencia, sin importar cuán ilógica pueda parecer su petición.

Para comprender la importancia de obedecer, piense en los niños que reciben instrucciones de sus padres o maestros. Es necesario que los escuchen con atención para hacer correctamente la tarea. Algunos pasos pueden parecer sin sentido, pero su justificación se hace clara después.

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Ps. C. Stanley

viernes, 14 de octubre de 2016

Viernes: SIMPLES ACTOS DE OBEDIENCIA (Lucas 5.1-7)

SIMPLES ACTOS DE OBEDIENCIA

Lucas 5.1-7
1 Aconteció que estando Jesús junto al lago de Genesaret, el gentío se agolpaba sobre él para oír la palabra de Dios.
2 Y vio dos barcas que estaban cerca de la orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban sus redes.
3 Y entrando en una de aquellas barcas, la cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud.
4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.
5 Respondiendo Simón, le dijo: Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, y nada hemos pescado; mas en tu palabra echaré la red.
6 Y habiéndolo hecho, encerraron gran cantidad de peces, y su red se rompía.
7 Entonces hicieron señas a los compañeros que estaban en la otra barca, para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían.

Obedecer a Dios en las cosas pequeñas puede traer bendición a muchos. El pasaje de hoy ilustra este principio.

Simón Pedro, un pescador experimentado, había trabajado toda la noche sin pescar nada. Estaba en la playa terminando su trabajo cuando Jesús se le acercó. El Señor quería hablar desde su barca a la multitud que estaba en la orilla de la playa. A pesar de una larga e infructuosa noche de trabajo, Pedro aceptó que Jesús utilizara la embarcación. La multitud fue bendecida al ver y escuchar predicar a Cristo.

Las peticiones que Dios nos hace pueden llegarnos en momentos no oportunos o inesperados. Podemos sentirnos tentados a dejar que otra persona responda nuestro llamado, pensando que no importa quién sea el que obedezca. Pero recuerde que los planes de Dios son para nuestro bien (“Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.”, Jer 29.11).

Más tarde, Jesús hizo una segunda petición a Pedro: que dirigiera la barca a aguas más profundas, y que echara las redes. El pescador expresó las pocas probabilidades de pescar algo, pero hizo lo que Cristo le pidió. La obediencia de Pedro dio como resultado abundancia para la multitud, los demás pescadores, sus familias y él mismo.

Pedro no obedeció para ser recompensado, pero eso es precisamente lo que sucedió. Sus simples actos de obediencia llevaron a mayores oportunidades de servicio y de bendiciones abundantes.

Algunos actuamos como si la obediencia en las cosas pequeñas carecieran de importancia, pero la historia de Pedro nos enseña lo contrario. Comprometámonos a obedecer las instrucciones del Señor en todo, confiando en que toda obediencia será para nuestro bien.

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Ps. C. Stanley

jueves, 13 de octubre de 2016

Jueves: IR POR EL CAMINO EQUIVOCADO (Génesis 3.1-8)

IR POR EL CAMINO EQUIVOCADO
Génesis 3.1-8
1 Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?
2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer;
3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.
4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;
5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.
8 Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto.

El Señor promete suplir nuestras necesidades, pero eso significa que lo hará a su tiempo y a su manera. Puede que existan tentaciones que nos hagan desear ir por el camino equivocado, por lo que hay que tener cuidado de no adelantarnos a Dios o seguir una ruta que nos aleje de Él.

Algunas personas creen que su seguridad descansa en cuentas bancarias, prestigio, otras personas o posesiones. Esto puede hacer que nos volvamos adictos al trabajo sacrificando nuestra relación familiar, o a participar en actividades poco éticas por el beneficio económico. Sin embargo, al confiar en la seguridad que tenemos en Cristo, podemos tener paz mental y emocional.

Otra manera poco saludable de satisfacer nuestras necesidades es buscando compañía fuera de los límites establecidos por Dios. Podemos encontrar alegría temporal en una relación inapropiada, pero al final, ese camino conducirá al dolor y la decepción.

El enemigo quiere que busquemos nuestra provisión sin considerar a Dios. Satanás engañó a Adán y Eva insinuando que el Señor estaba ocultándoles cierta información importante; sugirió que su forma de proceder, no la del Creador, podría hacerlos personas sabias. El primer hombre y la primera mujer cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y les costó muy caro. Cuando permitimos que la mentalidad incorrecta dirija nuestras acciones, nos metemos en serios problemas.

Es importante entender lo que hemos recibido mediante la relación con Jesús. Aprender a depender de Él nos ayudará a evitar ir por el camino equivocado para conseguir lo que necesitamos.

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Ps. C. Stanley

miércoles, 12 de octubre de 2016

Miércoles: DIOS SATISFACE NUESTRAS NECESIDADES (Filipenses 4.19)

DIOS SATISFACE NUESTRAS NECESIDADES

Filipenses 4.19
19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.

Nuestro Padre celestial ha prometido suplir todo lo que necesitamos. Consideremos algunas de las bendiciones que son nuestras en Cristo Jesús.

Una necesidad humana universal es el amor. A través de la fe en Jesús, hemos sido adoptados como hijos del Padre celestial. Pero antes de que esto pudiese llevarse a cabo, la justicia de Dios tenía que ser satisfecha. Todos hemos nacido con una naturaleza pecaminosa que nos separa del Señor. El Padre celestial, debido a su gran amor por nosotros, envió a Jesús a tomar nuestro lugar y a experimentar el juicio por nuestro pecado. Gracias a su profunda compasión por nosotros, Jesús sufrió y murió para que podamos llegar a formar parte de la familia de Dios y experimentemos su amor por nosotros (“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”, Jn 3.16). A través de nuestra relación con Él, esta necesidad de amor se satisface plenamente.

De hecho, por medio de la salvación, nuestro Padre también satisfizo otras dos necesidades básicas: compañía y seguridad. Cuando aceptamos el perdón de Dios, el Espíritu Santo viene a vivir dentro de nosotros, el cumplimiento de la promesa de Jesús nunca nos deja (“Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré;”, He 13.5). Esta nueva relación es permanente. Lo que Jesús realizó en la cruz fue plenamente aceptado por Dios como pago por nuestra deuda de pecado. Por otra parte, el mismo Cristo prometió que nadie nos puede arrebatar de su mano (“y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.”, Jn 10.28). Por lo tanto, podemos descansar en el conocimiento de que somos hijos de Dios para siempre. Esa es la verdadera seguridad.

Nuestra profunda necesidad de amor, seguridad y compañía está satisfecha en una relación con el Señor. 

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Ps. C. Stanley