OBEDIENCIA EN LAS PRUEBAS
Génesis 22.4-18
4 Al tercer día alzó Abraham sus ojos, y vio el lugar de lejos.
5 Entonces dijo Abraham a sus siervos: Esperad aquí con el asno, y yo y el muchacho iremos hasta allí y adoraremos, y volveremos a vosotros.
6 Y tomó Abraham la leña del holocausto, y la puso sobre Isaac su hijo, y él tomó en su mano el fuego y el cuchillo; y fueron ambos juntos.
7 Entonces habló Isaac a Abraham su padre, y dijo: Padre mío. Y él respondió: Heme aquí, mi hijo. Y él dijo: He aquí el fuego y la leña; mas ¿dónde está el cordero para el holocausto?
8 Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío. E iban juntos.
9 Y cuando llegaron al lugar que Dios le había dicho, edificó allí Abraham un altar, y compuso la leña, y ató a Isaac su hijo, y lo puso en el altarsobre la leña.
10 Y extendió Abraham su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.
11 Entonces el ángel de Jehová le dio voces desde el cielo, y dijo: Abraham, Abraham. Y él respondió: Heme aquí.
12 Y dijo: No extiendas tu mano sobre el muchacho, ni le hagas nada; porque ya conozco que temes a Dios, por cuanto no me rehusaste tu hijo, tu único.
13 Entonces alzó Abraham sus ojos y miró, y he aquí a sus espaldas un carnero trabado en un zarzal por sus cuernos; y fue Abraham y tomó el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.
14 Y llamó Abraham el nombre de aquel lugar, Jehová proveerá.[a] Por tanto se dice hoy: En el monte de Jehová será provisto.
15 Y llamó el ángel de Jehová a Abraham por segunda vez desde el cielo,
16 y dijo: Por mí mismo he jurado, dice Jehová, que por cuanto has hecho esto, y no me has rehusado tu hijo, tu único hijo;
17 de cierto te bendeciré, y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar; y tu descendencia poseerá las puertas de sus enemigos.
18 En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra, por cuanto obedeciste a mi voz.
Pies de Notas:
Génesis 22:14 Heb. Jehová-jireh.
Abraham comenzó a caminar con el Señor muchos años antes de que se le pidiera que ofreciera a Isaac sobre el altar. Su primer paso había sido dejar su tierra y sus parientes para ir a un lugar que Dios había prometido mostrarle. Pero ahora le estaba pidiendo que renunciara a la persona que él más amaba. Isaac era el hijo de la promesa, aquella por la cual Dios crearía una gran nación y bendeciría al mundo entero. Ofrecer a Isaac era el mayor reto que Abraham había enfrentado en su vida; sin embargo, obedeció.
El Señor nunca nos permite descansar en una altiplanicie espiritual. Es por eso que, a veces, prueba nuestra obediencia. Estas ocasiones para ensanchar nuestra fe son una expresión de su amor, porque Él sabe que estar detenidos no es lo mejor para nosotros. Las pruebas están hechas para ayudarnos a crecer en fe, obediencia y madurez espiritual, al mismo tiempo que hace mayor nuestra consagración a Dios. Así es como nos convertimos en servidores valiosos para su reino.
La obediencia de Abraham ante esta prueba crucial fue determinada por el entendimiento que tenía de Dios. Creía que el Señor cumpliría su promesa de darle descendientes por medio de Isaac, incluso si eso requería resucitar al joven de los muertos (He 11.17-19). Es por eso que Abraham dijo con confianza a sus criados: “Volveremos a vosotros” (Gn 22.5). Él sabía que el Señor era fiel.
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Ps. C. Stanley
He 11.17-19
17 Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía su unigénito,
18 habiéndosele dicho: En Isaac te será llamada descendencia;
19 pensando que Dios es poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde, en sentido figurado, también le volvió a recibir.
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