CÓMO MANEJAR LA SOLEDAD
Salmo 102.1-7
1 Jehová, escucha mi oración, Y llegue a ti mi clamor.
2 No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; Inclina a mí tu oído; Apresúrate a responderme el día que te invocare.
3 Porque mis días se han consumido como humo, Y mis huesos cual tizón están quemados.
4 Mi corazón está herido, y seco como la hierba, Por lo cual me olvido de comer mi pan.
5 Por la voz de mi gemido Mis huesos se han pegado a mi carne.
6 Soy semejante al pelícano del desierto; Soy como el buho de las soledades;
7 Velo, y soy Como el pájaro solitario sobre el tejado.
La soledad puede ser un problema para toda la vida, o algo que dure poco tiempo. La duración la determina, muchas veces, la manera como la manejemos. Volvernos al Señor puede ayudarnos a encontrar la manera de superarla.
Admita sus sentimientos de soledad. Ser creyentes no nos impide experimentar la sensación de soledad. De hecho, muchos salmos de David hablan de su anhelo de tener compañerismo. Si le expresamos nuestros sentimientos al Padre celestial y clamamos por su toque, Él nos responderá ("No temerás el terror nocturno, Ni saeta que vuele de día,", Sal 91.15). Yo le digo a Dios con frecuencia que necesito su abrazo. Y su respuesta es tan real, como si un ser humano me estrechara entre sus brazos.
Cultive amistad con personas que aman a Dios. Debemos pedir a Dios que nos dé personas que nos dirijan a Él en los buenos y en los malos momentos. Son esos amigos que ven nuestras faltas y nos siguen queriendo. Por ejemplo, cuando uno de nuestros amigos más queridos dice a menudo en son de broma, refiriéndose a mí: “Fulano nunca espera que lo entiendan, simplemente que lo amen”.
Ancle su vida a las Sagradas Escrituras. Si nos aferramos a la Palabra de Dios en nuestros momentos de soledad, terminaremos teniendo un mejor conocimiento del Señor. Antes de predicar el primer sermón de mi vida, mi madre me compartió Josué 1.9 ("Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.") para que recordara que debía esforzarme y ser valiente, porque Dios estaría conmigo siempre. Este sigue siendo el versículo que busco cuando necesito ayuda.
Si usted está luchando con sentimientos de soledad, clame a Dios por ayuda. Él estará con usted para acompañarle.
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Ps. C. Stanley
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