EL LEGADO DE UNA FE PRECIOSA
2 Timoteo 1.3-5
3 Doy gracias a Dios, al cual sirvo desde mis mayores con limpia conciencia, de que sin cesar me acuerdo de ti en mis oraciones noche y día;
4 deseando verte, al acordarme de tus lágrimas, para llenarme de gozo;
5 trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.
El mejor legado que podemos dejar a los hijos es nuestra fe —la convicción de que Dios es quien dice ser y de que hará todo lo que ha prometido. La gran relación de Timoteo con Cristo no se materializó de la nada, se desarrolló como resultado del ejemplo de su madre y su abuela.
He aquí algunas maneras de cómo podemos dejar un rico legado:
Enseñar principios bíblicos prácticos. Los niños necesitan saber qué piensa Dios sobre la riqueza ("De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan.", Sal 24.1), cómo suple nuestras necesidades ("Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.", Fil 4.19) y cómo nos dirige en la vida (Pr 3.5, 6).
Pr 3.5, 6
5 Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no te apoyes en tu propia prudencia.
6 Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.
Modelar el carácter por medio del estilo de vida. La manera como vivimos, ya sea con transparencia y tranquilidad; o con temor, ansiedad y autosuficiencia, comunican lo que creemos acerca de Dios.
Servir a Dios sirviendo a los demás. Las acciones muestran que nuestra fe es real ("Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.", Stg 2.26). Si queremos que nuestros hijos no desarrollen un modo de pensar egocéntrico, el servicio a los demás es vital.
Interceder por ellos. Nunca olvidarán cuando orábamos por ellos regularmente.
Comunicarles amor. Ellos necesitan saber que los amamos, así como Dios nos ama. Las palabras dichas con amor comunican vida a sus corazones.
Como padres, debemos guiar e inspirar a nuestros hijos a seguir a Cristo. Incluso, quienes no tienen hijos, pueden dejar un legado. El ejemplo a seguir es Pablo: aunque no se casó ni tuvo hijos biológicos, fue padre espiritual para muchos (1 Co 4.14-16).
1 Co 4.14-16
14 No escribo esto para avergonzaros, sino para amonestaros como a hijos míos amados.
15 Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tendréis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio.
16 Por tanto, os ruego que me imitéis.
No hay comentarios:
Publicar un comentario