CÓMO DESCUBRIR LA VOLUNTAD DE DIOS
Juan 14.23-27
23 Respondió Jesús y le dijo: El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él.
24 El que no me ama, no guarda mis palabras; y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió.
25 Os he dicho estas cosas estando con vosotros.
26 Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.
27 La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.
Descubrir la voluntad de Dios es una aventura con recompensas maravillosas. La Palabra de Dios es nuestro mapa para el viaje y el Espíritu Santo es nuestro guía. Por tanto, nos da “señales” para el camino.
Circunstancias. Dios puede utilizar situaciones —incluso negativas— para comunicarse con nosotros ("Quiero que sepáis, hermanos, que las cosas que me han sucedido, han redundado más bien para el progreso del evangelio,", Fil 1.12). Para discernir el significado de una situación, debemos vincular los principios bíblicos a nuestras circunstancias. Dios nunca contradice su Palabra, y su voluntad la confirma siempre.
Consejo. El Señor puede dirigirnos por medio del consejo de otros creyentes. Para evaluar lo que le estén diciendo, pregúntese: ¿Ofrecen principios bíblicos para ayudarme a encontrar la voluntad de Dios, o solo su propia opinión?
Conciencia. Una vez que nuestro “sistema de alarma interno” haya sido programado de acuerdo con los principios bíblicos, podemos utilizarlo como un recurso para determinar el plan de Dios para nuestra vida.
Sentido común. Cuando hay que tomar decisiones rápidas, el Espíritu nos ayuda a pensar en las opciones que honrarán a Dios (Stg 1.5, 6).
Stg 1.5, 6
5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.
6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.
Compulsión. A veces, Dios nos da el deseo irresistible de que sucedan algunas cosas. Si no contradicen la Palabra y nuestros sentimientos se mantienen firmes con el tiempo, debemos seguir adelante ("Porque recta es la palabra de Jehová, Y toda su obra es hecha con fidelidad.", Sal 33.4; "Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!", 1 Co 9.16).
Contentamiento. Dios nos da su paz cuando aceptamos obedientemente su voluntad ("Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado.", Is 26.3).
Con su manual de instrucciones en mano, ¿está usted mirando las “señales” que Dios pone en su camino? El Padre celestial no quiere que deje de ver su voluntad perfecta para su vida.
----
Ps. C. Stanley
No hay comentarios:
Publicar un comentario