miércoles, 24 de agosto de 2016

Miércoles: LA PACIENCIA DE DIOS (2 Pedro 3.8, 9)

LA PACIENCIA DE DIOS

8 Mas, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día.
9 El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.

La aparente reacción lenta del Señor ante el pecado, muchas veces desconcierta a los creyentes. ¿Por qué no castiga de inmediato a quienes violan sus principios? La breve respuesta se encuentra en 2 Pedro 3.9.

Por nuestra condición humana, queremos que las personas sufran por sus malas acciones. Jonás huyó de su deber de predicar en Nínive porque temía que si sus habitantes se arrepintieran, su Dios misericordioso no destruiría la ciudad. Y eso fue precisamente lo que sucedió. En vez de alegrarse por el triunfo del Señor, el profeta se quejó por haber tratado a los ninivitas con paciencia y misericordia ("Y oró a Jehová y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me apresuré a huir a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo en enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal.", Jon 4.2).

Jonás estaba enojado con Dios, a pesar de que él mismo había experimentado su misericordia. (Con todo y lo desagradable que fue aquello, hay peores formas de disciplina que ser tragado y vomitado por un pez).

Los creyentes debemos estar agradecidos de que el Señor, a diferencia de los seres humanos, es lento para la ira. Cuando somos rebeldes y testarudos, Él espera pacientemente que reconozcamos nuestra falta. La disciplina es dolorosa tanto para quien la recibe como para quien la aplica. Dios prefiere que veamos el error de nuestra actitud, que dejemos de pensar que estamos quedando impunes por nuestro pecado y que volvamos al camino recto.

El Señor da un valor tan alto al arrepentimiento y a la preservación de la comunión con Él, que está dispuesto a retrasar el castigo por el pecado.  Pero solo por un tiempo. Al final, su justicia exige una sanción. No espere a   que Él lo discipline. En lugar de eso, haga lo correcto y vuelva su corazón a Dios.

----
Ps. C. Stanley

No hay comentarios:

Publicar un comentario