jueves, 4 de agosto de 2016

Jueves: DIFERENCIA ENTRE HUMILDAD Y HUMILLACIÓN (Lucas 15:13-19)

DIFERENCIA ENTRE HUMILDAD Y HUMILLACIÓN
Lucas 15:13-19
13 No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente.
14 Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle.
15 Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos.
16 Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba.
17 Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!
18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.
19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros.


No podemos ir a nuestro Dios Padre con prepotencia. Dice la Palabra que Dios ve de lejos al altivo.Nuestras acciones definen si viviremos humillados o con humildad. Veamos la diferencia.

El pecado hace estragos en las vidas de los que deciden tomar un rumbo contumaz. El hacer lo que no conviene hace que nuestras mentes sean entenebrecidas y la degradación moral no se hace esperar cuando nos sentimos cómodos con la perversidad. 

Lejos del Padre renunciamos a todo lo bueno conocido y caemos en un espiral descendente cediendo sin control a todo lo que sabemos ofende a Dios. Nos alejamos, decimos mentiras a nuestros seres amados, nos escondemos en nuestros pecados y el orgullo aflora como verdugo para nunca ni siquiera considerar el pedir ayuda. La ruina y la deshonra se adueñan de nuestra vida al punto de comer tierra. Esto es humillación.

Dice que cuando el hijo pródigo "volvió en sí" decidió dar media vuelta y dejar su derrotero. Parecería que al  volver a su Padre seguiría humillado, porque estaba dispuesto a ser aún "un jornalero", un sirviente sin los privilegios de hijo. Esto es humildad: la actitud correcta para venir a su Padre después de haber faltado. La humildad es necesaria para reconocer y acatar la autoridad y poder ser obediente. Sin ella el pecado humillará vergonzosamente a los altivos, petulantes, prepotentes y arrogantes.

Tú decides como venir al Señor: humilde o humillado. Vamos a ver mañana el fin de de esta hermosa historia.

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E.Serrallés Sagalowitz

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