viernes, 1 de enero de 2016

Viernes: DEJE QUE EL ESPÍRITU CONTROLE SU MENTE (Romanos 8.5-8)

DEJE QUE EL ESPÍRITU CONTROLE SU MENTE

Romanos 8.5-8
5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu.
6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz.
7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden;
8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.

Una batalla espiritual se está librando por el control de nuestra mente, porque la manera como pensemos determinará nuestra conducta. Si queremos vencer nuestras tendencias pecaminosas, debemos aprender a vernos como nuevas creaciones que ya no estamos bajo el dominio del pecado. Por la presencia del Espíritu de Cristo en nosotros, tenemos la capacidad de ser “más que vencedores”, independientemente de nuestros pecados del pasado ("Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.", Ro 8.37).

También tenemos que reconocer las mentiras del enemigo que nos dicen que somos débiles y que fracasaremos otra vez. Después, tenemos que atacar con la verdad de Dios, que declara que el Espíritu de Cristo es mayor que Satanás ("Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo.", 1 Jn 4. 4). Debemos enfocar nuestra mente en cosas espirituales ("Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.", Fil 4.8), para que aprendamos a distinguir entre lo que nos corresponde como creyentes, y lo que no. Por último, debemos optar por el bien (Mt 5.3-11) (1) y rechazar el mal (Gá 5.19-21) (2). Cuanto más seamos dirigidos por el Espíritu, más sensible nos volveremos a sus advertencias sobre la tentación, y mayor será nuestra fortaleza para ganar la batalla por nuestra mente.
(1) Mt 5.3-11
3 Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
4 Bienaventurados los que lloran, porque ellos recibirán consolación.
5 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
7 Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
8 Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.
9 Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
10 Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
11 Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo.

(2) Gá 5.19-21
19 Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia,
20 idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías,
21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

La vida llena del Espíritu comienza con el regalo del Espíritu Santo a todos los que hemos recibido a Jesucristo como Señor y Salvador. Esta llenura se convierte en una realidad cuando nos ponemos bajo el control del Espíritu, y se disfruta cuando hacemos uso del poder que Él libera en nosotros. Por tanto, requiere que resistamos la tentación, y mantengamos nuestro estado de sometimiento al Espíritu.

Al comenzar el nuevo año, transforme su “mente independiente”, y experimente las victorias que Dios da a quienes son llenos del Espíritu.



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