miércoles, 13 de enero de 2016

Miércoles: LA MUERTE DESPUÉS DEL PARTO (Salmos 14:1)

LA MUERTE DESPUÉS DEL PARTO

Salmos 14:1
Dice el necio en su corazón: No hay Dios.

Amados, si hay una actitud cargada de necedad en el corazón del hombre ignorante e incrédulo es cuando él insiste inútilmente en negar la existencia de Dios. Hay un escritor húngaro que ilustró este hecho maravillosamente, presentando un contraste entre la actitud del hombre ateo e incrédulo y la expectativa de la vida del creyente, a través de la figura de dos niños que conversaban animadamente en el vientre materno sobre la vida después del parto.  Permítanme utilizar este escrito, pues lo encontré sumamente interesante e ilustrativo y no pude resistir la tentación de compartirlo con ustedes:

En el vientre de una mujer embarazada se encontraban dos bebés. Uno pregunta al otro:
 - ¿Tú crees en la vida después del parto?
 - Claro que sí. Algo debe existir después del parto. Tal vez estemos aquí porque necesitamos prepararnos para lo que seremos más tarde.
 - ¡Tonterías! No hay vida después del parto. ¿Cómo sería esa vida?
 - No lo sé, pero seguramente... habrá más luz que aquí. Tal vez caminemos con nuestros propios pies y nos alimentemos por la boca.
 - ¡Eso es absurdo! Caminar es imposible. ¿Y comer por la boca? ¡Eso es ridículo! El cordón umbilical es por donde nos alimentamos. Yo te digo una cosa: la vida después del parto está excluida. El cordón umbilical es demasiado corto.
 - Pues yo creo que debe haber algo. Y tal vez sea distinto a lo que estamos acostumbrados a tener aquí.
 - Pero nadie ha vuelto nunca del más allá, después del parto. El parto es el final de la vida. Y a fin de cuentas, la vida no es más que una angustiosa existencia en la oscuridad que no lleva a nada.
 - Bueno, yo no sé exactamente cómo será después del parto, pero seguro que veremos a mamá y ella nos cuidará.
 - ¿Mamá? ¿Tú crees en mamá? ¿Y dónde crees tú que está ella ahora?
 - ¿Dónde? ¡En todo nuestro alrededor! En ella y a través de ella es como vivimos. Sin ella todo este mundo no existiría.
 - ¡Pues yo no me lo creo! Nunca he visto a mamá, por lo tanto, es lógico que no exista.
 - Bueno, pero a veces, cuando estamos en silencio, tú puedes oírla cantando o sentir cómo acaricia nuestro mundo. ¿Sabes?... 

Yo pienso que hay una vida real que nos espera y que ahora solamente estamos preparándonos para ella...

Como ese bebé, hay muchas personas que tienen la misma perspectiva estrecha y negativa sobre realidades trascendentes y espirituales que ellos no conocen, ni entienden y ni les interesa saber. La verdad es que, como el segundo bebé, albergamos la esperanza de una gloriosa realidad después del parto de la muerte, y que no todo se circunscribe a este término de espacio y tiempo que llamamos “la vida terrenal”. Y como esa madre que cuida a sus hijos mientras están la matriz hasta el feliz alumbramiento, así Dios cuida a cada uno de sus hijos hasta el momento en que saltemos a aquella novedad de vida, la vida eterna, a través del túnel de la muerte o en la segunda venida de Cristo. 

Sí, nuestro Dios es real; y sí, hay vida después de esta vida. Amén.



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