lunes, 18 de julio de 2016

Lunes: LA SEGURIDAD DE NUESTRA CONVERSIÓN (1 Juan 5.10-15)

LA SEGURIDAD DE NUESTRA CONVERSIÓN

1 Juan 5.10-15
10 El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.
11 Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.
12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
13 Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.
14 Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye.
15 Y si sabemos que él nos oye en cualquiera cosa que pidamos, sabemos que tenemos las peticiones que le hayamos hecho.

Dios nos dio la Biblia para que podamos conocerle y vivir agradándole. El Señor desea que entendamos sus enseñanzas, y sepamos aplicarlas a nuestra vida. Sencillamente, Dios quiere que tengamos confianza plena en Él.

Pero tenemos un enemigo que trata de debilitar esa confianza en todo momento. Todos hemos pasado por eso —nos sentíamos gozosos y seguros de nuestra salvación y, de repente ¡bum! Pecamos, y nuestros sentimientos nos controlan. El diablo utiliza nuestro remordimiento y nuestros sentimientos para hacer mella en nuestra confianza. Pensamos: no es posible que yo sea salvo. Si realmente lo fuera, nunca habría hecho tal cosa. Abrumados por sentimientos de remordimiento y vergüenza, nos damos cuenta de que nuestra fe está bajo ataque.

Es increíble cuán efectivos pueden ser nuestros fugaces sentimientos para debilitar nuestra seguridad en cuanto a las promesas de Dios. Pero eso no debe sorprendernos. Después de todo, hemos sido condicionados con la idea incorrecta de que “debemos hacer lo que nos haga sentir bien”.

Pero el Señor no habla mediante los sentimientos; Él habla mediante la verdad. Cada vez que nuestras emociones contradigan la Palabra de Dios, debemos buscar en la Biblia la verdad. Para un creyente, “sentirse salvo” es tan irrelevante como lo es para un esposo o una esposa “sentirse casado(a)”. O lo está, o no lo está; los sentimientos no determinan esa realidad.

¿Le han robado sus sentimientos de remordimiento la confianza en la salvación eterna de Dios? Póngalos delante del Señor hoy, y acepte la seguridad que únicamente se encuentra mediante su verdad.

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Ps. C. Stanley 

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