jueves, 3 de marzo de 2016

Jueves: CÓMO DESHACERNOS DEL ORGULLO (Pedro 5.1-7)

CÓMO DESHACERNOS DEL ORGULLO

1 Pedro 5.1-7
1 Ruego a los ancianos que están entre vosotros, yo anciano también con ellos, y testigo de los padecimientos de Cristo, que soy también participante de la gloria que será revelada:
2 Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto;
3 no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey.
4 Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.
5 Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, Y da gracia a los humildes.
6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo;
7 echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.

Para volvernos humildes, debemos primero estar dispuestos a detectar el orgullo en nuestro corazón. Pero reconocerlo no es lo mismo que deshacerse de él. A continuación aparecen varios aspectos del orgullo y la solución para enfrentarlos.

Posesiones. Podemos comenzar dando honra a Dios con nuestro diezmo. Él promete que nueve décimas rendirán más que diez. El paso siguiente es dar a alguien necesitado que no pueda devolverle algo a cambio. Pero no exhiba su generosidad; manténgala lo más secreta que pueda (Mt 6.1-4).
Mt 6.1-4
1 Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.
2 Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa.
3 Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha,
4 para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

Posición. Reconozca que todo lo que ha logrado se lo ha dado Dios ("Jehová, tú nos darás paz, porque también hiciste en nosotros todas nuestras obras.", Is 26.12). Pídale después que le muestre un área de servicio que no tenga ninguna figuración o reconocimiento. Por saber que el Señor valora todo tipo de servicio, no debemos vacilar en solicitar uno que sea menos destacado de lo que estamos acostumbrados. Nuestra posición en este mundo importa solo si la utilizamos para dar gloria a Dios (Stg 1.9-11).
Stg 1.9-11
9 El hermano que es de humilde condición, gloríese en su exaltación;
10 pero el que es rico, en su humillación; porque él pasará como la flor de la hierba.
11 Porque cuando sale el sol con calor abrasador, la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el rico en todas sus empresas.

Privilegio. Entienda que muchas cosas de las que pudiera enorgullecerse le han llegado como privilegios. Realmente, ninguno de nosotros es artífice de su éxito; no importa lo mucho que usted haya trabajado, otros también se han sacrificado para darle oportunidades y libertades. Recuerde que es, en realidad, la gracia de Dios la que lo ha bendecido con todos los conocimientos que tiene.

No importa la clase de orgullo con el que batallemos, tenemos que dejar de centrarnos en nosotros para enfocarnos en Dios y luego en los demás. Si estamos dispuestos a enfrentar nuestro orgullo, Dios lo sustituirá por un espíritu de humildad que corresponde con quienes somos en Cristo.

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