lunes, 12 de octubre de 2015

Lunes: La santidad de Dios (Apocalipsis 4.1-11)

La santidad de Dios

 Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas. 
Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado. 
Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda.
Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas. 
Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios.
Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. 
El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando.
Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. 
Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, 
10 los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: 
11 Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas.

Lunes 12 de octubre de 2015
Dios está libre de pecado. No hay ninguna maldad en sus pensamientos, motivos o acciones. Debido a su carácter santo, ama al pecador, pero detesta el pecado.
La santidad del Padre celestial se revela no solo en su pureza moral, sino también en su separación del mal. Por su carácter justo, no puede tolerar o ignorar el pecado. Su justicia requiere que toda transgresión sea pagada, y el único pago aceptable es la muerte (Ro 6.23).
Romanos 6:23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.
Solo la fe en Jesucristo cierra la brecha que hay entre el Dios santo y el hombre pecador. El Hijo de Dios, después de haber vivido sin pecar, murió para pagar nuestra deuda de pecado y ofrecernos una manera de relacionarnos con el Dios justo. El Padre celestial, después de haber aceptado el pago del Señor Jesús por el pecado, invita a todas las personas a convertirse en sus hijos.
En primer lugar, debemos reconocer que no podemos perdonar nuestros pecados. Por tanto, debemos confesarlos y pedirle al Señor que nos perdone, basados en el hecho de que Cristo pagó totalmente la pena por nuestros pecados, después de sufrir la ira, condena y juicio de Dios en nuestro lugar. Dios nos justifica en el momento que recibimos al Señor Jesús como nuestro Salvador personal —el Juez de toda la humanidad declara que ya no somos culpables. Él acepta la transferencia de nuestra culpa a su Hijo, quien se presentó como nuestro sustituto.
Perdonados de todos nuestros pecados. Vestido con la justicia de Jesús. Hechos hijos del Dios santo. Estos son los regalos que el Padre nos da una vez que hemos aceptado al Señor Jesús como nuestro Salvador por la fe en Él. Cuando le damos nuestra vida, Él nos da la suya.




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