viernes, 13 de noviembre de 2015

Viernes: EL AJETREO DEL DOMINGO (Salmo 100.1-5)

EL AJETREO DEL DOMINGO

Salmo 100.1-5


1 Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.
2 Servid a Jehová con alegría;
Venid ante su presencia con regocijo.
3 Reconoced que Jehová es Dios;
El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos;
Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
4 Entrad por sus puertas con acción de gracias,
Por sus atrios con alabanza;
Alabadle, bendecid su nombre.
5 Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia,
Y su verdad por todas las generaciones.

Para muchos creyentes, la mañana del domingo comienza apagando la alarma del reloj, para luego seguir durmiendo, porque la diversión de la noche del sábado parecía más emocionante que las responsabilidades de las primeras horas del domingo. Luego saltan apurados de la cama. Despiertan a sus hijos a gritos. Corren por toda la casa, sacan a las mascotas, comen un plato de cereal y hacen planes para el almuerzo con los suegros. Escoltan a los hijos al automóvil mientras intentan responder a la pregunta: “¿Por qué siempre estamos retrasados?” Tratan de encontrar puesto de estacionamiento en la iglesia. Entran corriendo al santuario. Se desploman en un banco. Abren un himnario. Cantan algunos himnos. Escuchan la predicación. Salen de la iglesia para encontrarse con los suegros en el restaurante. Vuelven a casa y toman una siesta.

¿Le suena familiar? Obviamente, algo no está bien en este escenario: ¿Dónde está la adoración? Sí, claro; esta familia fue a la iglesia, pero el tiempo apartado para la alabanza y el estudio de la Palabra fue simplemente algo más en su lista de actividades. Fue algo que hicieron porque sintieron que tenían que hacerlo. No hubo espacio para un encuentro con Dios, ya que el tiempo de adoración parecía ser una interrupción de su domingo, no el eje del mismo.

El Salmo 100.1-5 nos dice: “Entrad . . . por sus atrios con alabanza”. ¿Caracteriza esta admonición su entrada a la adoración cada semana? No deje que el “ajetreo del domingo” se convierta en un problema para su familia. Recuerde que la adoración no es algo que usted tiene que hacer; es algo que usted quiere hacer. Por tanto, planifique con anticipación y prepare su corazón, mente, y familia para encontrase con el Rey.

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