viernes, 11 de diciembre de 2015

Viernes: EL PODER DENTRO DE NOSOTROS (Hechos 1.8)

EL PODER DENTRO DE NOSOTROS

Hechos 1.8
8 pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

El Espíritu de Dios trabaja en cada creyente. No se limita a pastores y misioneros. Si ha recibido a Jesucristo como su Salvador personal, entonces en usted mora el mismo poder que resucitó a Cristo de los muertos ("11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.", Ro 8.11). El Espíritu Santo derrama su poder para crear un carácter santo en todos los que obedecen al Señor.

El fruto del Espíritu recibe ese nombre porque es la personalidad y la conducta que el Espíritu Santo produce en los creyentes (Gá 5.22,23). Son cualidades que no podemos generar nosotros mismos. El mensaje más poderoso que podemos comunicar no es un testimonio ni un sermón; es la forma en que vivimos cuando estamos bajo presión, sepultados bajo una avalancha de problemas o somos tentados.
Gá 5.22,23
22 Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
23 mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.

El mundo necesita ver familias consagradas a Dios cuyos miembros se amen unos a otros; personas que hagan sus negocios con integridad y decoro; y hombres y mujeres que elijan la pureza moral. Es decir, el mundo necesita ver creyentes que sean obedientes al Señor.

Al mostrar paz en vez de ansiedad, o demostrar paciencia en vez de decir una palabra hiriente, el cristiano da testimonio de la hermosura del evangelio. Atrae a los que no conocen a Cristo por medio de palabras y hechos. Y aunque pueda llegar a rechazar una doctrina, no ignorará una vida recta.

El mensaje más fuerte del evangelio no proviene de un púlpito. El testimonio más poderoso en favor de Jesucristo donde usted trabaja, vive o descansa es usted mismo. Sométase a la obra del Espíritu Santo, y Él producirá una gran cosecha de fruto espiritual en su vida.




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