lunes, 14 de diciembre de 2015

Lunes: LA DUDA EN CUANTO A LA BONDAD DE DIOS (Génesis 3.1-7)

LA DUDA EN CUANTO A LA BONDAD DE DIOS

Génesis 3.1-7
1 Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?
2 Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles del huerto podemos comer;
3 pero del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis.
4 Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis;
5 sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.
6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
7 Entonces fueron abiertos los ojos de ambos, y conocieron que estaban desnudos; entonces cosieron hojas de higuera, y se hicieron delantales.

Vivir en este mundo caído puede poner a prueba nuestra fe en la bondad de Dios. El dolor y el sufrimiento (fruto del pecado de Adán y Eva) pueden nublar nuestra comprensión del Señor, y tentarnos a culparlo de todas las dificultades. Entonces nos preguntamos por qué no siempre alivia el sufrimiento, arregla nuestros problemas y nos da lo que necesitamos.

Cuando Eva prestó atención a las mentiras de la serpiente, empezó a dudar de que el Señor hubiera tomado la decisión correcta al prohibirle comer del árbol del conocimiento del bien y el mal. ¿Por qué quiso privarla de sabiduría y del disfrute de una comida que se veía tan deseable?

Nuestros pensamientos son parecidos a los de Eva cuando no estamos de acuerdo con nuestro Padre sobre lo que es mejor para nosotros. Desde una perspectiva humana, “bueno” se refiere a lo que es agradable, placentero, grato o provechoso. Pero Dios tiene un estándar mucho más alto y siempre está activo para lograr su propósito: desarrollar en sus hijos un carácter parecido al de Cristo.

Detrás de cada restricción o mandamiento del Señor está su tierno amor para con quienes le obedecen. Él conoce las atormentadoras consecuencias del pecado, y quiere apartarnos de decisiones que arruinarán nuestra vida. Al rechazar su voluntad, elegimos el dolor y los problemas.

Eva aprendió por su desobediencia que Dios sabe qué es lo mejor. Tenemos la oportunidad cada día de descubrir su bondad al escuchar su voz, obedecer sus mandamientos y confiar en su sabiduría. Venga lo que venga, podemos saber que Él está actuando para nuestro bien temporal y eterno.


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